Una llegada para mejorar.

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Al estar preparando su mochila y su maleta, Kahei la miraba ladeando su cabeza y sintiendo su corazón acelerarse.

Pensaron que su viaje podía darse para más días, pero lastimosamente habían pequeñas cosas un poco más importantes y al final pudieron ir por tres días. Además, la madre de Haseul quería que su hija no se distrajera tanto de los estudios y lo mismo iba para Kahei.

Al no tener a sus padres en Corea, la mayor de su novia parecía ser un gran apoyo como madre en aquellos términos. Quizás el ánimo que le daba para ciertas cosas se ayudaban y claro que también veía a sus padres, pero... no era lo mismo verlos en persona que por una pantalla.

-Listo, espero no perdamos el viaje. -su mirada se centró en su teléfono y encendió este con tal de ver la hora. -Debemos de llegar temprano, dudo que quieras perder el viaje.

La mano de Kahei acarició levemente la mejilla de Haseul, generando un escalofrío y una linda sensación en la última nombrada.

Estaban seguras que a pesar de que fueran muy poco días donde estarían allá, serían lindos días. Tal vez poco, pero el tiempo no era obstáculo para poder pasar un buen momento.

Haseul se sentó en el borde de su cama y palmeó su pierna genéranos que Kahei se sentara sobre ella y sonriera apoyando su mejilla sobre la cabeza de su novia.

-¿Puedo preguntarte algo?. -cuestionó la pelirroja.

-Claro. -quizás era un comentario fuera de su lugar, pero también le preocupaba. Era algo que... podía tomarle cierta preocupación.

-¿Sabes... sabes algo que Heejin?. -a pesar de que ella y Kahei nunca tuvieron una relación tan cercana como la que tenía con Haseul, la preocupación estaba ahí porque sabía la importancia que tenía esa chica en la vida de su novia.

-No... se fue a Francia, no se si volverá. -respondió con un aire de tristeza, teniendo sentimientos que muy rara vez tenía.

Los dedos de Kahei pasaron levemente por el cabello de Haseul, dejando que esta se dejara acariciar por la mayor.

No sabía nada de Heejin, ni siquiera sabía si estaba viva o no, cosa que de todas formas le preocupaba. Llamarla era un intento en vano, la castaña oscura no le respondía.

-¿Vamos?. -su pregunta tenía intenciones de hacerla subir el ánimo.

-Antes de que lleguemos tarde, no volveré a vivir lo mismo que cuando no llegue a dejarle los anillos a mis padres. -al recodar dicha historia que en un momento Haseul le contó, no evitó sonreír tiernamente entrecerrando sus ojos.

Se separó de la menor y tomó sus cosas con tal de salir de su departamento.

Para que no tardaran demasiado en tomar el bus que las llevaba a Busan, Haseul se quedó junto a Kahei en su departamento. Se ahorraban bastante tiempo haciendo aquello y era algo que lo hacían por tercera o cuarta vez en toda su relación; dormir juntas en la casa de Kahei.

Eran sumamente adorables y nada parecía arruinarles tal felicidad. Pero... la vida daba muchas vueltas.

 la vida daba muchas vueltas

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crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora