Me quedaré.

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Haseul estaba para ayudar a quien lo necesitaba realmente y la insistente llamada de Yeojin en su teléfono, no fue una excepción.

Hubiese deseado dejar a Kahei en la puerta de su casa, pero la voz de su pequeña amiga parecía totalmente débil y se notaba que no se encontraba bien, por lo que Yeojin se convirtió en su prioridad en ese instante.

-En serio perdóname por no poder irte a dejar al departamento, pero Yeojin está algo mal. -Kahei sonrió de lado y acarició la mejilla de Haseul.

-Pasaste una tarde entera conmigo, no es nada el hecho de que me vaya sola a casa. -la menor sonrió, dejando un beso en sus labios.

-Te amo. -esas palabras las cuales eran fuertes ante todo, generó que las mejillas de la pelirroja se sonrojaran una vez más.

-Yo también te amo. -contestó de vuelta y Haseul dejó el último beso en sus labios, para luego tomar rumbo hasta la casa de Yeojin a base del autobús.

Cuando las llamadas de la pequeña se hicieron presentes en su teléfono y la insistencia continuaba, ciertamente le preocupó y bastante.

Podía decirse que las prioridades de Haseul eran las personas que quería y mucho, así como también Heejin era parte de su preocupación.

Por más grosera, cortante y fría que Heejin hubiese sido con ella, tenía cierta preocupación por su persona.
No le contestaba las llamadas, pero aquello no le negaba el hecho de la inquietud que tenía sobre Heejin.

Fueron unos largos minutos en los cuales espero el transporte público y ya para cuando el autobús paró frente ella y otras dos personas más, se subió en el.

Algo que debía de reconocer Haseul, era que los días viernes el autobús estaba mucho más habitado que otros días de la semana.

Generalmente no tomaba aquellos métodos para poder viajar, muchas veces caminaba para poder llegar a su destino, pero en aquellos momentos era necesario por el cansancio que tenía a esas horas de la tarde, al igual que el frío que se generaba en el ambiente.

No deseaba resfriarse, por lo menos no en esos momentos. Así que con los pocos billetes que tenía, pagó lo que le correspondía y de pie afirmándose de los fierros que tenía el autobús, espero a que llegara a su destino.

Fueron, aproximadamente, veinte o más minutos en los cuales demoro para llegar a casa de Yeojin.

Bajarse del autobús fue un alivio y respiro para ella, pues el sitio realmente estaba lleno de gente.

Tenía suerte que la parada estaba cerca del hogar de la pequeña, por lo que tampoco tardó demasiado en llegar al lugar.

Tocó unas cuantas veces la puerta con la mente puesta en que vería a la madre de Yeojin abrirle, sin embargo, no la vio.

Se preguntó en su interior el por qué, pero no había respuesta. Por lo menos no hasta que preguntara abiertamente y le respondieran.

-¿Que pasó?. -al escuchar su voz, la pequeña se hizo a un lado para que Haseul pasara sin dar explicaciones.

Yeojin conocía muy bien a la de cabello corto, no era agresiva, pero si podía considerarse con un carácter bastante fuerte. Sin embargo, al decir las cosas como eran y como las sentía, Haseul no sería capaz de enojarse.

-Yeojin, me preocupas. -expresó con clara preocupación sentándose en el sofá de la casa.

La pequeña cerró la puerta detrás suyo y se encaminó al lado de la mayor con tal de comenzar a contarle todo.

-¿Me ayudarías?. -Haseul siempre la ayudaría.

-Claro ¿Que necesitas?. -ignorar el sentimiento de preocupación era imposible, necesitaba más detalles del comportamiento de Yeojin.

crónicas de una adolescente | loona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora