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Al final, nath había quedado en el casting de modelos de Charo y por eso merecíamos un festejo. Ambas fuimos hacia el bar, en donde se encontraban mis hermanas. Habíamos hablado bastante entre todas ya que Nath era de la familia.

La tarde estaba tranquila, mis hermanas se habían ido, con Nath nos habíamos quedado un rato más.

- ¿Pedro? – Nath abrió sus ojos con sorpresa cuando lo vio ingresar al bar – ay por dios

- Hola Nath – Pedro se acercó a saludarla con un abrazo – tanto tiempo sin verte

- Esperen ¿Se casaron? – frunció el ceño con gran confusión – ¿Y no me invitaron? Par de ingratos sin corazón

- No – ambos hablamos en sincronía

- Solo, estoy trabajando aquí – movió sus hombros pedro

- Y ni siquiera nos encontramos juntos – aclare con rapidez

- ¿Qué? – frunció el ceño confundida – Pero, ¿Ustedes no iban a casarse, tener hermosos hijos y yo iba a ser la madrina?

- No – ambos negamos nuevamente y en mi caso era un rotundo y gigantesco no

- ¿Cuantas cosas me perdí?

- Demasiadas cosas – murmuro Pedro

- Bien, creo que es hora de irnos - dije tomando mis cosas

- ¿Pero lo vas a dejar acá? ¿solito? – hablo con sorpresa Nath

- Si – asentí con seguridad

- Pero te lo pueden robar – dijo asustada abrazando a Pedro, el comenzó a reír y yo termine por rodar los ojos con rapidez – bien vamos, te veo luego picaron – beso su mejilla y camino a la salida

Comencé a caminar tras Nath para irme de ahí, pero pedro tomo de mi mano con rapidez.

- ¿Podemos hablar? – hablo con algo de miedo - Digo – dudo unos minutos – quisiera salir contigo un día de estos

Yo solo suspire, no quería jugar con el pero tampoco podía ser cruel. Él era una persona importante para mí.

- Como amigos – dejo en claro con rapidez

- Está bien, estaremos hablando – me acerque a él y bese su mejilla – adiós

- Adiós – sonrió tímido

(...)

- Pasa – dije abriendo la puerta de mi casa - Menos mal que pregunté dónde te estabas quedando – dije tirando mis cosas en el sillón del living

- Ay gracias amiga, te amo – se acercó para abrazarme fuertemente

- De nada, me va a hacer bien tenerte acá – confesé

- Lo sé – sonrió victoriosa – y ¿qué paso con Pedro? ¿Porque no están más juntos? – frunció el ceño con gran confusión

- Estas insoportable – murmuré y subí las escaleras de mi casa para ir directo a mi cuarto

- Pero quiero saber – entro tras mío y se tiro en mi cama

- Nath, por favor – suplique – Pedro se fue a ¿lo recuerdas? Pasaron muchos años

- ¿y eso que? – pregunto con obviedad

- Fueron muchos años – aclare aún mas

- Pero ¿Estas con alguien? – levanto una ceja con seriedad

Suspire, no sabía si estaba con él o no. Solo sabía que nos amábamos, pero no estábamos juntos y eso era tan difícil de explicar.

- No – susurre con rapidez

- Y ¿entonces?

- Y entonces, estoy enamorada de otra persona – confesé sentándome en la cama

- ¿Qué? – grito emocionada sentándose en la cama – cuéntame

- Pero no te ilusiones porque es imposible

- ¿Imposible?

- Imposible, se está por casar – tape mi cara con mis manos

- Ah no – se paró rápidamente – Mey me imagino que iras a rescatarlo de semejante tragedia

- Nath – fruncí el ceño – claro que no

- María Emilia – me regaño

- Nath – La imite

- Tengo hambre – dijo rápidamente a lo que yo solo reí

- Yo también – dije riendo

Ambas bajamos a la planta baja para cocinarnos algo mientras recordábamos momentos de nuestra infancia y de nuestra vida como adolescentes, además de contarnos sobre de nuestra vida actual. Tuve que contarle la actualidad de mi corazón, de Villa y casi muere de un infarto, no sé si de amor o solo fue por lo dramática que es frente a las historias de ese estilo.

Comimos helado, miramos un par de películas y hablamos, hablamos tanto que no nos dimos cuenta que eran casi las tres de la mañana. Cada una fue a su cuarto a descansar.

Tome mi teléfono, ya que no lo había tocado desde que corte la llamada de villa por la mañana. Tenía diez llamadas perdidas y todas de él, sin contar el sin fin de mensajes que me había mandado.

Suspire y observe su última conexión. Hacia unos segundos que había salido. Toque su nombre y lo llame.

- Mey – hablo con rapidez

- Hola – susurre – aquí estoy

- Estuve preocupado por ti

- Lo noté – reí recordando el sin fin de mensajes y llamadas

- ¿Te encuentras bien?

Suspire, ¿cómo le digo que lo necesito ahora mismo?, ¿cómo hago también para entender que nunca va a ser mío?, ¿cómo le digo que no estoy bien, que estoy cada vez más rota, mas incompleta, cada vez me cuesta más respirar sin él?

- Sí, estoy bien. No te preocupes

- Me preocupe cuando cortaste el teléfono hoy

- Estabas un poco ocupado para escuchar – aclare

- Nunca voy a estar ocupado para ti – confeso – sabes que me importas, que te amo

- Te importo, ¿de verdad?

- Eres lo que más amo en el mundo – susurro

- Entonces, ¿Por qué te vas a casar?

- Mey, es complicado y necesito explicarte – suplico

- ¿hay un por qué?

Sentí la angustia consumirme lentamente y en ese momento solo necesitaba que él estuviera aquí para amarme, para curarme, para cuidarme. Necesitaba ser feliz y no lo iba a ser sin el a mi lado. Necesitaba que fuéramos los dos, lo necesitaba y el no tenía ni la más mínima idea de lo que sentía por dentro.

- Sabes que te amo

Yo también te amo, pero de palabras no se vive. 

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora