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Narrado por Juan Pablo Villamil

- ¿Qué fue eso? – pregunto simón con el ceño fruncido cerrando la puerta tras el

Suspire cerrando mis ojos y camine hacia mi asiento.

- Discutimos – murmure

- ¿otra vez?

- No quiero escucharte – aclare con seriedad

- ¿y qué tal si lo que dice Mey es cierto? – tomo asiento frente a mi – Mey no es capaz de inventar una cosa como esa

- ¿Cómo puede ser mentira cuando tengo una prueba de embarazo y una ecografía, Simón? – fruncí el ceño con molestia

- ¿de verdad piensas que Mey es capaz de inventar una cosa así?

Me quede en silencio por unos instantes, observe el sobre que me había entregado Jessica por la mañana temprano. ¿Cómo podía ser mentira? ¿Cómo podía dudar de Mey? Las pruebas decían lo contrario.

- Escucha – murmuro susurro – sé que no debo meterme en su vida, pero hace unos minutos me llamo Nath, por esa razón entre aquí

Lo observe con curiosidad.

- Ella escucho lo que le dijo Jessica a Mey y si para ti eso no es una prueba – suspiro – solo tú sabes que estás dispuesto a sacrificar en tu vida por esto

- Simón – negué cerrando mis ojos

- Eso era todo lo que debía decirte

Dicho esto, desapareció dejándome a mí con un cargo de duda. No sabía que pensar, por un lado, no podía desconfiar así de Mey porque sentía en mi interior que era verdad, pero por otro lado las pruebas dicen que todo lo que dice es mentira.

Suspiré y tomando mis cosas Salí de ahí. Necesitaba descansar, necesitaba pensar. No estaba dispuesto a sacrificar nada, pero también sabía que no podía tener esta vida: de vivir enamorado y estar atado.

(...)

- Villa – sentí que me movían – villa, despierta

Abrí lentamente mis ojos. Parpadee varias veces intentando entender que sucedía.

- ¿Mey? – fruncí el ceño confundido

Ella solo sonrió con tranquilidad.

- ¿Qué haces aquí? – limpie mis ojos

- Vine a despedirme – susurro

- ¿Despedirte?

- Tengo que irme – sonrió y acaricio mi mejilla con lentitud

- Mey, estas helada

Me queje, la observe a los ojos transmitían paz, algo que no podía explicar.

- ¿A dónde iras?

- Tu sabes a donde voy – respondió dulcemente – quiero pedirte un favor antes, no pelees con la vida, las cosas pasan por algo

- No entendiendo de que estas hablando y me estas asustando, de verdad – dije tomando su mano, la miré esperando una respuesta. Ella solo sonrió

- ¿Me das un beso? – suplico

Hipnotizado me acerqué a ella lentamente, tomando de sus mejillas la atraje hacia a mi haciendo que nuestros labios se unieran una vez más. Sentía como si fuera que este beso era de despedida, como si fuera el último. Imposible de explicar.

Cuando nos separamos, sus ojos celestes se abrieron destellando un brillo inusual en ellos y la paz que había también iban acompañados con amor y algo de dolor. Sonrió y acaricio nuevamente mi mejilla, seguía sin entender porque estaba tan fría. Se levantó del lugar y camino lentamente a la puerta, ahí se volteo sonriendo

- Te amo, nunca lo olvides – me observo enternecida – te estaré esperando

- Mey – la llame, esta solo salió de la habitación – Mey – volví a llamarla

Comencé a sentir un vacío, sentía como que me faltaba algo.

- Mey – volví a gritar

Abrí mis ojos rápidamente, me senté en la cama todo había sido un sueño. Mire para todos lados aun sentía esa maldita sensación. Toque mi pecho asustado, mi corazón no dejaba de latir. Cerré mis ojos e inhale y exhale para poder relajarme. Tener a Mey tanto tiempo en mi cabeza ya no era sano.

Mi teléfono comenzó a sonar, lo tome viendo el nombre de Nath.

- ¿Qué sucede Nath? – pregunte intentando relajarme

- Villa – su voz se notaba entrecortada

- ¿te encuentras bien? – fruncí el ceño con gran preocupación

- Villa, lo siento – ella solo balbuceaba una y otra vez aquello

- ¿de qué hablas, Nath? ¿te encuentras bien?

- Lo siento mucho – esta vez la escuchaba llorar con fuerza

El vacío dentro de mí se volvía a manifestar, lo que había sentido en aquel sueño que tuve con Mey, despidiéndose de mí. Mi corazón palpitaba más fuerte esperando que todo lo esto formara parte de una pesadilla.

- Nath, ¿Qué es lo que sucede? Dime – suplique

El vacío comenzó a crecer y el aire me empezó a faltar.

- Le disparo Villa, Pedro le disparo a Mey  

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora