.30. segunda temporada

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Se hicieron las siete de la mañana y yo me encontraba sentado al lado de Max que seguía durmiendo plácidamente, a cada tanto lo observaba. Era tan lindo, tan pequeño y tan frágil, era tan ajeno a lo que sucedía, aunque supiera que su madre no se encontraba cerca.

- ¿Cómo te encuentras?

Susurro Charo una vez que llegue a planta baja.

- No pude dormir en toda la noche – limpie mis ojos con las manos – necesito saber dónde está, quien la tiene – dije nuevamente con aquella necesidad de llorar - ¿Quién quiere hacerle daño?

- Tranquilo, yo sé que ella está bien – hablo con seguridad – ella se sabe defender

- ¿Y si no? ¿Y si le están haciendo algo, y yo no estoy ahí para defenderla? – sentí como las lágrimas amenazaban con salir

Charo me observo algo comprensiva y se acercó a mí para abrazarme. No podía contener la angustia dentro de mí.

- La encontraremos – susurro - ¿quieres un café? – pregunto luego de separarse de mi

- Si, por favor – murmure limpiándome nuevamente los ojos

Cuando la vi alejarse de mi sentí mi teléfono vibrar, tenía tres mensajes de un número desconocido. Fruncí el ceño confundido.

Mensaje Número desconocido:

"Hola, ¿me extrañaste?"

Tragué saliva con nerviosismo, Abrí el segundo mensaje.

"Tengo que admitirlo, admiro la fortaleza y las ganas de luchar que tiene tu mujer todavía. Son ya las 8 am y ella aún continúa resistiéndose"

Mi corazón se aceleró automáticamente al leer ese mensaje

Y el tercer y último mensaje era una imagen.

Una imagen de Mey atada, sentada en una silla con una cinta en la boca. Tenía un par de hematomas por su cara y sus ojos se encontraban rojos. Mi corazón se hizo trisas, mis piernas se rompieron haciendo que cayera al suelo rendido, haciéndome vulnerable frente a esta situación.

(...)

Caminaba de un lado al otro por aquella oficina bajo la mirada aterradora de Isaza y simón que tuvieron que tomarme a la fuerza para que no saliera corriendo a buscar casa por casa a mi mujer.

No podía tolerar esto, me estaba volviendo loco sin información, sin saber de su paradero. Tan solo ver esa sola fotografía hacia que corriera por mis venas la desesperación.

- Ya tranquilo – susurro Isaza – el comisario ya viene en camino

Me detuve unos minutos para voltear a verlo con seriedad.

- ¿tranquilo? – pregunte incrédulo, tome mi teléfono - ¿quieres que esté tranquilo luego de haber visto como se encuentra? – señale la foto que había recibido de Mey – mírala Isaza, la golpearon – de mis ojos no salían más que lagrimas como de mis palabras solo el enojo

Este solo me observo algo dolido por la situación, suspiro bajando su mirada.

- Papo – simón llamaba mi atención – Necesitas tranquilizarte, todos entendemos tu dolor y todos estamos preocupados por ella, pero piensa en Max

- Lo intento, pero sin ella no puedo – confesé – no puedo – negué tomando mi cabeza

Antes de que ellos pudieran comentar algo ante mi estado emocional que se estaba siendo imposible de controlar, el comisario ingreso a su oficina con un par de uniformados que eran del cuerpo de criminalística.

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora