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Luego de estar horas en la comisaria haciendo la denuncia, con Simón volvimos a mi departamento. Me había costado horrores dejar a Mey en manos de nath. Me había costado más que otras veces.

Escuchar su relato una y otra vez frente a la policía me había dejado en una posición horrible en cuanto a que rol cumplía en esta sociedad como hombre. Me tire sobre el gran sofá y lance un suspiro de cansancio.

- ¿Te encuentras bien? – simón susurro con preocupación

- No – me senté en el sillón y lo observé con seriedad

- Tranquilo, va a estar bien

- No quiero más estar así – tome mi cabeza con mis manos- estoy harto, Moncho

El me observo en silencio, aún mantenía aquella mirada de seriedad frente a mí.

- Estoy cansado de esta vida, de tener que responder a los deseos de los demás y no poder cumplir los míos – me tire nuevamente hacia atrás – estoy cansado de llegar aquí y sentirme vacío, de sentir esa ansiedad de querer ir solamente a lo de Mey y escaparme de todo

El suspiro, apretó sus labios y asintió levemente.

- Lo de hoy fue demasiado. Fue lo que me hizo dar cuenta que no quiero esto para mi vida, yo la quiero a ella – confesé

- Si no quieres esta realidad ya sabes que tienes que hacer. Si quieres a Mey contigo, entonces para toda esta locura y vete con ella a donde quieras, pero hazlo de una buena vez – se hinco del sillón – iré a dormir, lo que queda de la noche. Intenta descansar tu también

Lo observé de reojo para cuando lo vi desaparecer. Me quede sentado por unos cuantos minutos en silencio. Analizaba una y otra vez como iba a hacer para enfrentarme a mi madre, a Jessica y a quien estuviera en contra de mis deseos.

No quería que le siguieran sucediendo cosas a Mey y yo aquí sin poder hacer nada. Aun temblaba al igual de Simón, solo al recordar aquella monstruosa escena. Suspire y tomando mi teléfono busque su contacto. Escribí un par de cosas que quería que supiera, aunque me hubiese gustado decírselo en persona, pero no era el momento aún.

Tire el teléfono en el sillón y me acomode en el para cerrar los ojos. Mañana terminaría con todo y que diablo se apiade de mí.

(...)

- Iba a llamarte

Comenté cuando vi a Jessica del otro lado de la puerta de mi departamento. El universo estaba conspirando a mi favor.

- Qué casualidad, yo quería también hablar contigo

Me hice a un lado para que ella pudiera ingresar y cerrando la puerta camine hacia donde se encontraba. Hoy era el día. Hoy seria libre, por fin.

- Bien, dime ¿Para qué ibas a llamarme? – sonrió sentándose en el sillón

- Quiero terminar con esto – directo al grano

- ¿Terminar con qué? – frunció el ceño confundida

- Con nuestro compromiso, con nuestra relación – suspire y bajando mi mirada al suelo - sabes que no te amo

- Yo si – hablo con seguridad

- Lo sé – me incline hacia ella y tome sus manos - por esa razón no quiero lastimarte. Sabes que te aprecio mucho pero no te amo, quiero que seas feliz con alguien que te amé de verdad y te valore como te lo mereces

- Pero yo quiero estar contigo, antes éramos felices ¿lo recuerdas? – note que se formó una pequeña sonrisa

- Jess, por favor, éramos chicos – suspire con pesadez

- Pero nos amábamos

- El amor se acaba Jess y tú no tuviste la culpa, fui yo quien se enamoró de otra persona – confesé - por favor terminemos con esto, nosotros no vamos a ser felices jamás

- No puedes dejarme – hablo con seriedad y se levantó del sillón

- Jess, por favor – suplique – no nos hagamos esto

- No puedes dejarme – volvió a repetir – no puedes dejarme porque estoy embarazada

"Estoy embarazada". Un balde de agua fría cayó sobre mí. Lentamente voltee a verla y parpadee. Era una broma de mal gusto.

- ¿Qué?

- Vamos a ser padres

- No puede ser, debe de haber una equivocación – negué con la cabeza, intentaba entender en qué momento esto había sucedido

- ¿Equivocación? – frunció el ceño – esto no es ninguna equivocación

- Dime que es una broma – suplique y pase mis manos sobre mi cabello con nerviosismo

- Por dios Juan Pablo, ¿Cómo voy a jugar con algo así? – tomo su bolso, de ahí saco un test de embarazo y me lo lanzo en la cara

Tomé el maldito test y comencé a negar una y otra vez. ¿en qué momento se terminaba esta maldita tortura?

- Juan Pablo, acabo de darte la noticia más linda del mundo ¿y así reaccionas? – grito desesperada

Claro que era una noticia hermosa, el ser padre era el sueño de cualquier persona, pero no con Jessica. No quería creer que esto fuera verdad.

- ¿Cómo es posible? – me tome de la cabeza

- ¿No recuerdas que estuvimos juntos? – pregunto enojada – entérate Villa que no me puedes dejar porque sería una gran vergüenza para tu reconocida familia

Me pase las manos sobre el rostro, esto era una maldita maldición.

- Y si me dejas, iré a abortar y claro que dejare en claro que es porque tu no quieres a este bebe

- Tu no harías eso Jessica – fruncí el ceño enojado

- ¿Porque no? Tu no quieres estar conmigo y se entiende que tampoco quieres a tu hijo

Dicho esto, desapareció de mi departamento dejándome con mis esperanzas de ser feliz en el suelo.

Unos minutos después escuche la puerta abrirse, levante la vista con cansancio. Simón y Nath ingresaban de la mano, con una sonrisa en el rostro y ahora comenzaba a envidiarlos.

- Bueno – simón se detuvo en seco y me observo con curiosidad - ¿Qué sucedió?

- ¿Estás bien? – frunció el ceño Nath

- No

- ¿Qué sucede? – simón se acercó a mí con preocupación

- Jessica está embarazada – susurre sin poder creerlo

- ¿Qué? – ambos elevaron su voz con gran asombro

- Dime que es una maldita mentira – simón me observo con gran asombro y se sentó a mi lado

- Ojalá fuera solo eso – susurre  

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora