Amarillo - Juan Pablo Villamil

.10.

Enrollada entre las sabanas de mi propia cama, parpadee un par de veces para poder abrir mis ojos con normalidad. Sentía su mano en mi cintura y se aferraba a mí con fuerza dándome la sensación de que tuviera miedo de que me escapara.

Salí de la cama lentamente y tomando algo de ropa caminé hacia el baño para tomar una ducha exprés, hoy era mi día libre y pensaba que quizás podíamos hacer algo productivo en conjunto con Villa. Al salir me acerque a él, bese lentamente su mejilla, no quería que se despertara por nada del mundo.

Baje a preparar el desayuno con total tranquilidad. Sentí unas manos en mi cintura y un beso en mi cuello. Sonreí como una adolescente y volteé para llevar mis manos a su cuello y besar sus labios con emoción.

- Buenos días – sonreí sobre sus labios

- Buenos días hermosa – respondió con entusiasmo y me beso nuevamente

- ¿Dormiste bien? – pregunte con un toque de picardía

- He dormido mejor – bromeo

- Villa – golpee de su brazo

Él se hecho a reír con algo de euforia a lo cual a los segundos termine por acompañarlo, se acercó a mi tomando de mis mejillas para besar mis labios tiernamente.

El desayuno se tornó demasiado agradable a su lado y en mi mente solo se dibujaba mi futuro así, todos los días a su lado despertándome con un café de por medio. Note que su teléfono repetidas veces sonó, pero el solo lo apagaba y continuaba con su charla.

Nuevamente escuche el sonido del teléfono, el lanzo un suspiro y note que al observar su pantalla se tensó. Su mandíbula era una clara expresión de desagrado.

- ¿Sucede algo? – murmure preocupada

El corto la llamada y me observo.

- No, solo

- Contesta – sonreí – yo iré a cambiarme, debo ir a ver a mis hermanas – rodeé mis ojos cuando lo recordé

- ¿quieres que te acompañe? – pregunto con curiosidad

Su teléfono volvió a sonar y esta vez bufo con gran molestia.

- Vale, creo que tienes trabajo y aunque cortes ese teléfono jamás te libraras – reí – no te preocupes, puedes acompañarme otro día

Me acerque a él y bese su mejilla para correr escaleras arriba y cambiarme de ropa.

(...)

- Bien vendré a verte por la noche

- Te veré por la noche – acaricié sus mejillas y lo volví a besar

Un beso lento lleno de amor, lleno de nosotros. Me perdí en sus labios, esos que la noche anterior hicieron que volviera a creer en el amor y que me demostraron de que todo lo que necesitaba para ser feliz se reducía a su persona. Villa borro todo lo malo con sus caricias.

- Te amo – susurro sonriendo sobre mis labios

Sonreí de emoción al escucharlo decir nuevamente esas palabras. Estaba convencida de todo lo que sentía por dentro que nada ni nada podía hacer que esto se parara.

- Y yo a

Fruncí el ceño y observé sobre su hombro.

- ¿Tío? – me separe de villa

Este solo volteo observando a aquel hombre canoso que observaba para todos lados, tenía un sombrero y un par de anteojos oscuros. Cuando se percató de mi presencia, sonrió estirando su mano con emoción.