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Narrado por María Emilia Luna

- Me quiero ir ahora – murmure

Sábado por la noche y con mis hermanas habíamos decidido salir a cenar, las cuatro juntas. Al llegar al lugar mis ojos se encontraron con el verde oscuro de sus ojos y quise salir corriendo, pero si no fuera por Judith que me detuvo en estos momentos estaría escondida en mi habitación como cual adolescente.

- María Emilia no vas a dejar que un hombre te arruine la noche – dulce me regaño

- Me quiero ir ahora, por favor – suplique levantándome de mi silla, pero flor me tomo del brazo para sentarme nuevamente

- No, no te iras de aquí – Florencia frunció el ceño – no le darás el gusto a nadie de irte de aquí

- Salimos a divertirnos, a pasarla bien – dulce aclaraba – tú no te mereces escapar de estas cosas, debes de demostrarle que puedes con todo

Suspiré y bajando mi mirada asentí. La cena continuo, intentaba por todos los medios no observarlo, pero era inevitable cruzar miradas de vez en cuanto. Era un castigo en el que a veces, ansiaba que sea para siempre sin las personas alrededor.

Tiré mi tenedor asustada cuando comencé escuchar que alguien gritaba con emoción, fruncí el ceño y todos los presentes observaron a la colorada, estaba en su éxtasis de emoción y eso no era para nada bueno.

- Ay perdón por mi emoción – hablo para todos – pero quiero comunicarles que con mi novio Juan Pablo, nos vamos a casar

Lentamente me recosté sobre aquel asiento mientras escuchaba a todas las personas aplaudir. Lo observe fijamente, él se encontraba serio frente a esto. todos eran ajenos a los corazones rotos en ese lugar, aunque en ese momento sentí al mío dejar de latir. Se había endurecido como el hilo y exploto dentro de mí por ¿Cuántas veces por el mismo hombre? Mis hermanas solo me observaron detenidamente mientras que mi mente y mi corazón que ya no funcionaba se debatían que hacer conmigo. Solo había una cosa por hacer.

Salí de aquel lugar y terminé por caerme en el cordón de la calle. Mis piernas temblaban y mis lágrimas no podían no estar presentes en este momento. Me faltaba el aire, esta vez era de verdad y lo que más me dolía eran las palabras que se las había llevado el viento.

Me había jurado que me amaba, pero lo que había hecho conmigo, además de mentirme, fue clavarme una daga en el pecho.

Los brazos de mis hermanas se amarraron a mi cuerpo, eso solo hizo que llorara más fuerte.

- Todo va a estar bien – susurro dulce

Negué mientras lloraba a mares.

- Mey – la voz de Villa retumbo en mis oídos

- ¿Por qué no te vas? – Judith molesta lo confrontaba – aléjate de ella, lo único que has hecho es lastimarla

- Por favor – susurro – necesito hablar con ella

- No – flor se levantó rápidamente

- No vamos a permitir que la sigas destruyendo – dulce esta vez se ponía ruda

En el suelo, sentada y sola me arme de valor. Seque mis lágrimas, era hora que deje de esquivar la bala y que me pegara de frente de una buena vez.

Me pare decidida a dar por terminado esto, acomode mi vestido y respire hondo.

- Déjenlo – voltee y lo observe fijamente – dejen que hable

- No nos iremos de aquí, no vamos a permitir que te sigan pisoteando como se le dé la gana

Villa apretaba sus labios con fuerza, se merecía cada una de las palabras crueles de mis hermanas.

- Chicas, voy a estar bien – las observe con un intento de sonrisa

- ¿segura? – Judith me observo con algo de negación

Asentí levemente y volví mi vista a Villa.

- ¿Qué otra mentira me dirás ahora? – me cruce de brazos con seriedad

- Que te amo no es mentira – aclaro

- ¿No es mentira? Como tampoco es mentira lo que acabamos de presenciar, ¿no?

Abrí mis ojos con sorpresa, me molestaba que sea tan hipócrita y que jugara conmigo

- Mey necesito que me escuches - suplico

- ¿No te parece que escuche demasiado esta noche?

- Por favor, merezco darte explicaciones, necesito que me escuches – su tono de voz era de desesperación

- ¿Mereces ese privilegio? Me parece que no tienes ni siquiera noción de todo lo que hiciste

- María Emilia por favor

- ¿por favor? – abrí nuevamente mis ojos con sorpresa - ¿Me pides por favor cuando te vas a casar? ¿Qué sigue villa? Dime ¿Qué es lo que sigue?

- Mey, te amo

- Tu no me amas, tu solo quieres seguir jugando – fruncí el ceño con molestia - ¿Cómo puedes ser tan sínico? ¿Qué es lo que te hice para que me hicieras todo esto?

Mis lágrimas comenzaron a caer nuevamente, estaba totalmente angustiada, enojada y todo llevaba su nombre.

- ¿sabes qué? – me acerque a él sin dejar de observar sus ojos detenidamente – fuiste 

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora