Narrado por María Emilia Luna
Me arrastre por la puerta dejándome caer frente al dolor nuevamente, acababa de darle el pase libre para que haga lo que él quiera, estaba dándole el okey frente a sus infidelidades dejando el poder en él y quitándome el papel de reclamarle las cosas, quizás también, el poder de decirle que lo amaba tanto que dolía.
Inhale y exhale con mucha fuerza, debía reponerme, debía ser fuerte por mis hijos. No podían seguir viéndome así. Tomé una ducha relajante, quería sacarme todas las energías negativas que fui consumiendo en este último tiempo. Tenía que pensar en mí una vez y dejar todo a su curso.
Dejar que esta vez, lo que tenga que ser sea y no jugar tanto con el destino, ni pintarlo de amarillo.
Sebastián me había invitado a cenar, no me había negado. Necesitaba salir con alguien que me haga olvidar un poco de esta miseria, necesitaba que alguien me ayude a dejar de mirar a un costado y asustarme por no ver a Villa a mi lado.
- La tía no está para que la hagan enojar, y ya saben, a las once a la cama los tres
- Mey, tranquila – Flor solo intentaba que no regañe a mis hijos
- Hermana, créeme cuando te digo que son unos demonios – comente observándola
- Mama – gritaron
- ¿Qué? – reí - ¿acaso no es verdad?
El timbre sonó, Max fue corriendo hacia la puerta para abrirla y toparse con un hombre desconocido para ellos. Sonreí levemente y me acerqué a él, puse mis manos sobre los hombros de mi hijo mas grande.
- Hola
- Hola Mey – Sebastián sonrió levemente, bajo su vista y se centró en Max – tú debes ser
- Max - contesto con seriedad
- Es el más grande – sonreí orgullosa – y ellos son Alex e Isabella
Ellos solo respondieron un "Hola" desde las piernas de flor que saludaba amablemente a Sebastián. Me despedí de los niños y caminé hacia el auto de Sebastián. Él se adelantó y me abrió la puerta del acompañante, suspire. La melancolía me había ingresado al cuerpo recordando todas aquellas veces que lo hacía, sin importar estar casados. Era todo un caballero.
Me había llevado a un restaurante bastante elegante, me sentía un poco mal por no haber venido a la altura. Estaba acostumbrada a lo clásico y familiar. Una pizza, una coca y mucha risa de por medio. Aun recordaba la primera vez que Villa quiso llevarme a un lugar como este, pero por temas del destino habíamos terminado comiendo aquella masa y me había parecido lo más romántico que había vivido. Sin embargo, esto era distinto.
- ¿Le gusta el lugar?
Pregunto con gran intriga mientras se acomodaba aquella tela entre sus piernas. Asentí con lentitud, en silencio porque aún me sentía extraña. Continúe observando todo el lugar
- ¿Entonces porque observas tanto? – rio
- No lo sé – moví mis hombros – es solo la costumbre
- Y cuéntame ¿Cómo se llevan tus hijos con el padre?
Abrí mis ojos con sorpresa cuando pregunto sobre su relación. No tenía ni idea de porque debíamos hablar de él.
- Se llevan de maravilla, se aman – lo observé detalladamente – para ellos él es el mejor padre que les pudo haber tocado – sonreí levemente
- ¿Para ti también?
Relajé mi rostro, sentí un sentimiento punzante dentro de mí. Para mí el seguía siendo lo mejor que pude haber conocido en la vida.
- Perdón si te incomodo mi pregunta – murmuro apenado
- No te preocupes
Sonreí con nerviosismo, acomodé mi cabello detrás de la oreja antes de encontrar las palabras justas para hablar sobre el.
- él es un buen hombre y, a pesar de todo, no tengo nada para recriminarle con respecto a ellos
- Es bueno que este aun con sus hijos – relamió sus labios y luego llevo la copa de vino hacia su boca
- ¿Por qué lo dices? – fruncí el ceño
- Ya sabes – movió sus hombros luego – cuando las parejas se separan sucede que
- Él nunca los dejaría – lo interrumpí con seriedad entendiendo a donde iba
- Uno nunca sabe Mey, los hombres separados y con hijos suelen armar otra familia y olvidarse
- ¿Por qué hablas como si conocieras a Juan Pablo? – mi tono de voz se tornó dura – ni siquiera lo conoces, el no haría una cosa como esa
- Lo siento – se excusó rápidamente – no quería que te lo tomes a mal
Suspire profundo, eso hizo enojarme. No dejaría que mancharan su nombre con respecto a mis hijos. No lo haría ni yo misma, Villa siempre había sido un gran padre y ser humano para ellos. No se merecía que ningún extraño hablara de esa manera, ni que especulara en su contra.
- Solo, no hables de él, si no lo conoces
El solo asintió con arrepentimiento. Pero luego volvió al ruedo cambiando de tema con rapidez para hacerme reír.
La noche continuo de forma agradable. De verdad que me gustaba mucho hablar con él, me sentía bien, aunque sea por un par de horas.
Ya terminando la noche, Sebastián manejo hasta mi casa. Durante aquellos minutos de viaje ninguno hablo, quizás por el cansancio. Por mi parte solo ansiaba llegar y dormir hasta el día siguiente. Olvidarme de todo lo ocurrido hoy era lo mejor que podía hacer.
- Bien – suspiro y sonrió levemente – hasta aquí es el viaje de hoy, señorita
- Gracias por la noche Sebastián, la pase muy bien
- Era lo que esperaba
Ambos reímos bajando nuestra mirada al suelo.
- Bien, que descanses – sonreí
Me acerque para dejar un beso en su mejilla, pero este solo volteo completamente tomando mis mejillas y haciendo presión en mis labios, besándome. Fue una sensación extraña, una incomodidad. Sentí que estaba traicionando a Vila de esta manera.
Me separé rápidamente de él y fruncí el ceño.
- Lo siento – hablo rápidamente cuando noto mi reacción – me gustas Mey – confeso
- Sebastián – suspire y rasque mi frente con molestia – yo
- Solo dame una oportunidad – suplico
- No puedo hacerlo – lo observe unos minutos, el simplemente volteo su mirada al frente – yo sigo enamorada del padre de mis hijos y todavía no puedo
- Solo déjame conquistarte, no me alejes de ti – tomo mis manos – me importas y te esperare lo necesario, te hare feliz Mey
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Amarillo - Juan Pablo Villamil
FanfictionEstoy perdida, vivo anclada casi como un pájaro a su cielo azul (T'estimo) Amarillo: me tienes en los bolsillos Primera temporada Segunda temporada Tercera temporada Todos los derechos reservados. QUEDA PROHIBIDA su copia u adaptación de cual...