Amarillo - Juan Pablo Villamil

.46.

Camine hacia la cafetería del hospital. Necesitaba algo de café para despertarme un poco del susto que me había dado Mey. Se había descompensado, pero ya todo estaba normal.

- ¿Melody? – fruncí el ceño cuando la vi

- Villa

Abrió sus ojos con sorpresa cuando me vio. Se acercó a mí y me abrazo con fuerza.

- ¿Qué haces aquí? – pregunte luego de separarnos

- Vine a hacerme una ecografía, ¿Jessica no te lo ha dicho?

- ¿Decirme que?, ¿te encuentras bien? – pregunte con gran preocupación

Melody era una gran amiga de la familia y de Jessica. Era un ser demasiado adorable como para creer que se podía juntar con lo que se había convertido Jessica ahora.

- Estoy embarazada – sonrió emocionada

- Oh, felicidades – sonreí y me acerqué a ella para brindarle un abrazo

- Pensé que Jessica te lo había contado – murmuro luego de separarnos

- Ni siquiera sabía que se veían – me rasque la cabeza con gran confusión

- Si, hace dos semanas me acompaño a una ecografía

Hace dos semanas Jessica me trajo una ecografía de nuestro hijo, pero no podía ser mentira ¿o sí?

- Te dejo, debo entrar – la morena beso mi mejilla – espero verte pronto

Sonrió y desapareció entrando a uno de los consultorios del hospital. Confundido, entre a la cafetería y me acerque a la mesa en donde se encontraban los chicos. Todavía no paraba de pensar en lo que sucedió anteriormente. ¿Y si Mey me decía la verdad y yo como un idiota no le creí?

- Ey, Villa

Isaza paso su mano frente a mí para llamar mi atención.

- Perdón, ¿que decían? – los observe

- ¿Estás bien? – pregunto Simón con preocupación

- ¿De verdad me pregunta eso? – murmure

- Solo quiero saber que sientes ahora mismo – movió sus hombros – me importas, hermano

- Sigo asustado por lo que sucedió – tomé mi cabeza entre mis manos – por un momento pensé que

Me quede en silencio, no podía decir la palabra. El solo hecho de pensarla comenzaba a sentir a mi alrededor el frio de su ausencia.

- Pero no sucedió – Nath estiro su mano por la mesa para tomar la mía – ella está bien

- ¿y si no despierta? ¿si vuelve a recaer otra vez? – balbucee

- Que insistente es con esas cosas, usted – Isaza hablo con molestia – Mey se encuentra fuera de peligro y eso es lo que importa

Asentí levemente y la conversación continuo, ellos hablaban de otros temas, mientras que en mi mente viajaba todo lo sucedido en estas semanas. Comenzaba a dudar, sobre todo, si ese bebe era real, me iba a hacer cargo, pero no sabía si iba a poder estar con Jessica y fingir ser la familia perfecta.

Vi a Martin acercarse a nosotros y pidiendo un café, tomo asiento en nuestra mesa.

- ¿Cómo se encuentra? – pregunto Isaza con rapidez

- Mejor – comento tomando su café – solo se descompenso porque su corazón bombea muy lento por su anemia, pero no hay nada de qué preocuparse

Me observo de reojo e hizo una mueca sonrisa.

- Está bien – asintió con seguridad – si así no lo fuera, te lo diría

Asentí y suspiré bajando mi mirada al café.

- Si quieres, puedes ir a verla

(...)

El sonido del medidor de la frecuencia cardiaca era lo único que escuchaba, suspire y me acerque a ella. Una vez a su lado cerré los ojos. Si merecía que Mey no me hable nunca más pero no merecía que ella ya no esté aquí. Si merecía que me odiara, pero no merecía su silencio eterno. Si merecía no tenerla cerca, pero no merecía extrañarla por siempre.

Se me vino a la mente el sueño de aquella noche, en cómo se despedía de mí y el vacío inmenso que dejaba en mi alma, en mi vida. Sus palabras, su sonrisa, su ultimo "te amo". Estaba tan linda, tan única.

Volví a observarla, se encontraba tan pacifica, tan llena de paz, aunque era un gran huracán.

- Hola – acaricie lentamente su mejilla - ¿Cómo te encuentras? No sabes el susto que me diste, mi amor – tome de su mano delicadamente - ¿sabes? Cuando te vi por primera vez sentí que te concia de toda la vida, sentí algo tan inexplicable como es el amor que siento por ti. Papa siempre decía que si encontraba a la persona indicada para mí que no la dejara ir – trague saliva – y eso fue lo que hice, eso es lo que hago y es lo que hare siempre, no te dejare ir – aunque no pudiera verme sabía que me escuchaba – Yo quiero estar contigo cuando todo sea gris, cuando todo sea amarillo – reí levemente recordando las veces que me dijo que era su amarillo – quiero estar contigo contra todo pronóstico, cerca o lejos, pero estar contigo. Así que, por favor, ¿puedes despertar? – acaricie su mejilla nuevamente

Bese su mano y apoye mi frente en esta, cerré mis ojos y la imagine nuevamente. Radiante como el sol, tranquila como el mar, con su sonrisa y sus ojos, así tal y como era ella. Así la amaba y así la amaría hasta el final.

(...)

Confundido levante mi cabeza, algo se movía en mi frente. Abrí los ojos con un bostezo hasta que cruce mirada con sus ojos que me observaban intrigados.

- Mey, mi amor – sonreí y me acerque a ella y bese su frente – mi amor, despertaste – reí de felicidad – hola mi amor – volví a besar su frente, me coloque frente a ella y la mire fijamente sin borrar la felicidad de mi rostro. Ella me observaba confundida – estas bien, despertaste – volví a besar su frente

- ¿Estoy en el cielo? – pregunto confundida

Yo solo reí negando y besé su mejilla.

- Estas en el hospital

- Pedro me disparo – dijo con su voz entrecortada queriendo llorar

- Sh, tranquila todo está bien – trate de calmarla – estoy aquí contigo, todo está bien

- Va a venir otra vez por mí – sus lágrimas comenzaron a caer y yo negué

- Ya está tras las rejas – comente – estas despierta, hola mi amor – sonreí nuevamente y bese su frente nuevamente

- Basta de besos Juan Pablo, ni que fuera que estuve así más de una semana – gruño

Solo reí y volví a besarla. Salí rápidamente de ahí para buscar a Martin o a algún médico que pudiera examinarla. Estaba feliz, no podía con tanta felicidad. Se me desbordaba el pecho de este sentimiento y todo gracias a esa mujer.