.10. I . segunda temporada

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Las semanas pasaban y con ellas todas mis esperanzas se iban. Cada vez nos separaba más un abismo, pero nos unía algo que el desconocía totalmente: Un hijo.

Camine por el pasillo del hospital, la tristeza me invadía un poco el cuerpo porque estaba haciendo esto sola. Me acerque a la recepción y me anuncie para el turno que tenía para realizar mi primera ecografía. Estaba tan nerviosa.

Tome asiento mientras observaba a las demás mujeres, algunas también solitarias como yo como también con sus parejas. Qué extraño y frio se sentía mi costado sin él.

- Mey

Eleve mi vista hacia Martin, el sonrió con ternura.

- Hola - susurre

- Feliz cumpleaños – se sentó a mi lado

- Gracias – baje mi mirada al suelo

- ¿Cómo te encuentras? – pregunto con curiosidad

Moví mis hombros, no estaba bien, pero al menos tenía algo por cual mantenerme fuerte.

- Ya recordara – me aseguro

- Parece que eso se ve demasiado lejano – confesé – pero también ansío eso

- Lo sé – asintió en un susurro

- Luna, María Emilia

Eleve mi vista hacia la puerta en donde se encontraba la ginecóloga. Observé a Martin nuevamente y sonreí para él. Ingrese con algo de miedo a aquel consultorio, ella muy amable me indico que tomara asiento. Me hizo un par de preguntas y luego de eso me hizo acostar en la camilla, levanto mi remera y puso un gel demasiado frio sobre mi abdomen.

- ¿Lista? – sonrió antes de colocar el ultrasonido sobre mi

- Si – susurre

Observe el techo blanco, no sabía si quería hacerlo sola. No sabía si quería verlo aún, contaba los minutos para que al menos esto terminara.

- Aquí esta – comento la doctora

Eleve mi cabeza y aunque en aquella pantalla se viera casi todo negro, ella mantenía una sonrisa enorme frente a eso.

- ¿Dónde? – pregunte con curiosidad – ahí no se ve nada

- Claro que si, Mey – sonrió aún más – aquí

Señalo la pantalla mostrando un pequeño punto. Parpadee varias veces intentando afinar mi visión, pero era demasiado pequeñito aún.

- ¿quieres escuchar su corazón?

Abrí mis ojos con sorpresa, asentí con demasiado miedo. Ella solo toco un botón y de pronto comencé a escuchar un pequeño latido, mis ojos comenzaron a humedecerse. Era mi bebe, su corazón latía tan fuerte que hasta por un momento sentí que el latía por los dos.

- Es un bebe muy fuerte – comento la doctora con una sonrisa

(...)

Me encontraba sentada en mi oficina con una fotografía de una ecografía de mi bebe y en la otra mano tenía una carta documento de pedido de alejamiento. La puerta sonó de golpe y vi a Charo ingresar a mi oficina con una sonrisa encantadora, yo solo me limite a sonreír levemente, no tenía ni fuerzas

- Hola, mi bebe, feliz cumpleaños – abrió sus brazos y yo solo me levante a devolverle aquello que tanta paz me traía en este último tiempo

- Gracias – susurre

- ¿Cómo te sientes?

Suspire, ¿qué le diría?

- Necesito que vuelva y me sentiré bien – mis ojos se comenzaron a volver rojos

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora