.38. II

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Narrado por Juan Pablo Villamil

- Apúrate – grite desde mi living

- Dame solo un momento – Simón respondió desde su habitación me respondió

- Hombres – murmuro Nath

- Y a ti te encantan ¿no? – bromee

- Y a ti te encanta mi amiga – saco su lengua

- No lo voy a negar, es totalmente cierto

Ambos reímos. Me encantaba, me encontraba perdidamente enamorado de ella y no sabía más como hacérselo saber.

- ¿Puedes llevarme a su casa? – pregunto con algo de pudor – es que necesito cambiarme esta blusa – la señalo

- ¿Qué hay de malo con esa? – fruncí el ceño confundido

- Es de Mey y si llega a ver que la tengo sin permiso, me matara – hizo una mueca de miedo – tu chica es bastante ruda cuando se lo propone

- Sonó bien eso de que es mi chica, lástima que no lo sea – apreté mis labios con fuerza

- Tranquilo príncipe, será tu chica por siempre – movió sus cejas con diversión

- Bien, vamos – Simón aparecía de la nada

- Al fin

Con Nath hablamos sincronizados, nos levantamos del sillón y rápidamente caminamos hacia la puerta.

- ¿Qué? Déjenme ser

(...)

Al llegar, bajamos y pude notar que Mey aún no se había ido. Quizás podíamos ir los cuatro juntos, ya que íbamos todos para el mismo lado. Cuando entramos las luces estaban encendidas, había música y olor a comida.

- Mey

Nath camino hacia el living y se quedó estática observando el lugar.

- ¿Qué sucedió aquí? – murmuro

Camine junto con Simón hacia el living, había cosas rotas en el suelo.

- ¿Mey? – la llame y los tres nos quedamos en silencio por unos minutos

Algo cayo en la planta alta. Los tres nos observamos con gran confusión.

- Ayuda – la voz de Mey se escuchó esta vez

Rápidamente corrí escaleras arriba hacia su habitación. Cuando entre vi a Pedro encima de ella, besándola y tocándola mientras ella lloraba. Pedro había puesto su mano en su boca para que no hablara, ella estiraba su mano para seguir tirando cosas.

Me cegué por completo, lo tome del cuello de su camisa y lo tire hacia atrás liberando a Mey de él. Lo apoye en la pared y lo golpee con todas mis fuerzas, una y otra vez. Tenía tanta furia dentro de mí que ni siquiera me di cuenta que había comenzado a sangrar. Escuchaba la voz de simón que intentaba separarme de el pero no lo iba a hacer. No iba a dejarlo vivo.

Lo empujé fuera de la habitación de Mey y lo seguí empujando hasta llegar a planta baja. Simón me tomo del cuello para que dejara de golpearlo mientras que pedro se levantó del suelo limpiándose la sangre que caía de su boca.

- Suéltame, Simón – comencé a forcejear – lo voy a matar – grite

- Eres un entrometido, Villamil – balbuceo Pedro

- Vete Pedro – grito Simón con furia – Vete antes de que yo mismo te saque a patadas

- Déjame – forcejee nuevamente – lo hago yo

Simón me tomo con más fuerza, quería matarlo con mis propias manos. Pedro salió de ahí y yo solo quería seguirlo.

- Tranquilízate – hablo simón nuevamente

- ¿Cómo mierda quieres que me tranquilice? – respondí enojado soltándome rápidamente -tu no viste lo que yo vi, el solo hecho de pensar que estaba a punto de – comencé a mover mis manos con desespero, el recordar esa maldita escena me hacía retorcer por dentro

- Quiso, pero no pudo porque llegaste a tiempo, tranquilízate – respiro hondo

- Joder – balbucee molesto pateando la silla, la adrenalina aun no bajaba

Escuche pasos en la escalera, Nath bajaba con susto.

- Chicos voy a hacerle un té, se encuentra muy alterada – Nath hablo al ponerse frente nuestro

- Ve – simón señalo con su cabeza la planta alta

Subí rápidamente las escaleras y antes de entrar a su habitación inhale y exhale la cantidad de veces que me permitió hacerlo en un minuto. Escuché su llanto desde afuera y sentí como todo en mí se rompía una vez más. Me culpaba a mí, en el fondo todo esto era mi culpa. Tenía terror hasta de mirarla a los ojos, pero no podía sentirme cobarde con ella, no ahora.

Abrí la puerta lentamente e ingresé a su cuarto. Mire todo a mi alrededor, las cosas que tiro para poder llamar la atención, su cama estaba totalmente desarreglada. Inhale con miedo y camine hasta donde provenía su llanto.

Abrí lentamente la puerta del baño, se encontraba escondida entre sus piernas. Ni bien me asome levanto su vista y pude ver su labio lastimado, sus ojos llenos de tristeza, bronca y dolor. Sobre todo, eso. Termino por helarme la sangre.

Se levantó rápidamente y se acercó a mí para abrazarme con todas sus fuerzas. Sentí mi camisa humedecerse por su llanto. Intentaba ser el fuerte, el que podía estar sosteniéndola, pero simplemente no pude. Tenía tanta rabia dentro de mí que comencé a llorar también, abrazado a ella. En este momento me sentía indefenso, culpable por todo esto. Por no poder estar con ella, no poder protegerla, cuidarla, amarla, no podía y me odiaba por eso.

Se separó de mi lentamente y me observo, sus manos viajaron a mis mejillas húmedas y retiro las lágrimas que caían a raíz de mis sentimientos.

- Perdón – susurre, ella frunció el ceño levemente por no entender a lo que me refería – perdón por no protegerte lo suficiente, por no cuidarte. Si no fuera porque Simón me detuvo ya estaría muerto – acaricie su mejilla – no voy a dejarte sola, no te va a volver a tocar en su miserable vida, te lo juro – acerque mi frente a la de ella

- Gracias por venir por mí, tenía tanto miedo – susurro

- Ya no te volverá hacer daño – bese su frente y la abrace – te juro que se va a arrepentir de haberte tocado

- Chicos – la voz de Nath hizo que nos separamos – Mey, te traje un te

- Gracias – se limpió el rostro y se acercó a toma la taza

- ¿Cómo te sientes? – murmuro simón

Ella se sentó en la cama y suspiro. Note que aun temblaba.

- Asustada – confeso y tomo un poco de su te

- Tranquila – Nath se sentó a su lado y beso su coronilla

- Deberíamos de hacer la denuncia – Simón me observo con seriedad, asentí levemente

- ¿Te sientes segura de hacerlo? – dirigí mi vista a Mey

- ¿Me acompañarías?

Me acerque y bese nuevamente su frente.

- Hasta el fin del mundo – susurre para ella 

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora