Amarillo - Juan Pablo Villamil

.13. segunda temporada

Una semana paso luego de ese suceso con él y no sabía si debía ir a buscarlo o simplemente que él me recordara por si solo. Todos los días me decía a mí misma que faltaba poco para que el volviera, quería todavía conservar aquella esperanza de volver a tenerlo conmigo.

Con Diego nos habíamos vuelto grandes amigos, me sentía bien a su lado y eso era extraño porque solo el único que lo lograba era Villa.

Entre a la revista y antes de subir por el asesor, Jessica se puso frente a mí. Suspire con gran cansancio. Ya no sabía que más esperar de ella a esta altura.

- ¿Ahora qué es lo que quieres? – pregunte agotada

- Nada, solo quería verte – sonrió con malicia

- ¿Tu? ¿Verme? – dije sorprendida

- Me encanta verte así, arrastrándote por el – se acercó a mi lentamente – me encanta verte derrotada, Luna

- ¿Derrotada? – reí sínicamente – ¿Tú crees que yo me arrastro por él? ¿de verdad piensas que debo hacerlo o no sabías que el viene solo? – cruce mis brazos mientras la observaba desafiante

- Por eso hace el amor conmigo todas las noches, no sabes lo delicado que es – sonrió victoriosa – cuando me dice que me ama, que soy el amor de su vida

Apreté mis labios con fuerza, estaba conteniéndome demasiado para evitar destrozarle la cara.

- Qué bueno que lo disfrutes tanto – murmure - pero disfrútalo mucho antes de que recuerde quien es y a quien le pertenece – me acerque a ella desafiante – porque ahí sí que la arrastrada serás tú como siempre lo fuiste, con un hijo de mentira, con tu manipulación a Clemencia, hasta con el mismo accidente – dije con mucha bronca lo último – te juro que cuando recuerde todo, me las voy a cobrar una por una, Jessica

Ella quedo en silencio luego de haberle dicho todas sus verdades en la cara.

Estaba harta de que tomara mi lugar, estaba harta de su sola presencia corrompiendo mi vida y encima en mi lugar de trabajo. Voltee rápidamente con la intención de irme, pero choque con alguien. Levante mi vista y Villa me observaba de forma seria, su semblante estaba firme, sus ojos mostraban furia y simplemente hizo que temblara de miedo.

- Te dije que no la molestaras – susurro entre dientes

- Villa, yo

- Te dije que no te metieras con ella, que te alejaras de nosotros y lo primero que haces es ¿esto? ¿Venir hasta aquí para amenazarla? – tomo mi brazo fuertemente – te lo advertí, María Emilia

Abrí mis ojos con sorpresa, el me saco a rastras de mi trabajo llegando hacia la calle donde un patrullero pasaba. Levanto la mano para que este parara. Mientras yo solo suplicaba que me soltara, pero estaba tan segado que no me oía.

- Está rompiendo con el perímetro establecido – dijo serio al policía – llévensela por favor, en un rato iré

- ¿Que? Juan Pablo – grite mientras que los policías me tomaban de los brazos y me metían dentro de aquel auto

(...)

Me encontraba sentada en aquella celda oscura, vacía y con horrible olor. No dejaba de llorar, estaba tan enojada. Jessica había ido a mi trabajo a buscarme pelea y yo solo me defendí. Nunca fue con esa intención de amenaza, si tan solo dejara de callarme quizás no estaría aquí en estos momentos.

Me dolía tanto que él se comportara tan frio conmigo, cuando había ido a buscarme. Me había besado, me había dicho que se sentía completo con mi presencia y hasta sentí que por fin podría decir que se acordaría en mi ausencia, pero nada de eso estaba sucediendo. Cada día todo empeoraba más y simplemente no tenía fuerzas, me encontraba destrozada.

Acaricie mi vientre nuevamente, era lo único por lo cual me mantenía en pie. Ya no podía más contra todo esto.

- Puede irse –el policía me había sacado de mis pensamientos mientras me abría las rejas de aquella celda

Camine lentamente hasta la entrada de aquella comisaria, Isaza se encontraba recostado sobre su auto. Cuando lo vi mis ojos se llenaron de lágrimas y rápidamente me acerqué a él para abrazarlo con fuerza.

- Ya, tranquila – susurro – ya estas libre

- Me metió presa, Isaza – dije alterada – me metió presa por algo que no hice

- Tranquila – me separo de él y seco mis lágrimas – se arrepentirá de esto amiga, te lo juro

Isaza volvió a abrazarme, no podía creer que habíamos llegado a tal punto de desconocerlo totalmente.