.35. tercera temporada

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- Villa

Escuche que me llamaban, parpadee varias veces hasta enfocar mi visión en el comisario y mis amigos que a simple vista se encontraban ansiosos. Bostece y me estire, ellos esperaron hasta que me pare y me acerque a ellos lentamente.

- ¿Qué sucedió? 

Habían pasado cuatro días desde que había venido Mey y le habían prohibido la entrada, esto solo significaba que mañana era el juicio.

El comisario suspiro fuertemente y negó, yo solo fruncí el ceño confundido y algo nervioso porque ya estaba tan embarrado que algo mas solo complicaría mi libertad, ya no serían veinte sino, perpetua.

- Hijo, tienes que aprender a saber de quién rodearte en el trabajo – comento aquel viejo señor

- No entiendo, ¿Qué sucede? – observe a mis amigos con miedo

- Esta chica de verdad quiso perjudicarte

Abrí mis ojos como sorprendido, pero en realidad por dentro ya lo sabía desde el día uno.

- Hace un rato vino Lindsay a testificar – solo rodé los ojos, ya que más me podía pasar con esa mujer testificando – y confeso que no fuiste tu

Bufe enojado, pero luego levante mi mirada sorprendido cuando procese lo que había dicho. ¿Esto era real o era un sueño? Porque si así era no quería despertarme.

- Tu no fuiste villa – comento Isaza – pero tampoco quiso decir quien lo hizo, dejo en claro que esa persona también quiso incriminarte en esto

- Entonces quiere decir ¿que soy inocente? – dije aun impactado dejando de lado quien más me quería lejos de mi libertad

- Y es lo que siempre nos repetiste – sonrió Simón - siempre creí en ti hermano – aclaro orgulloso

- Eres inocente y en unas horas más serás libre – comento el comisario con alegría

En mi cabeza solo rondaba esa frase "eres inocente y en unas horas más serás libre". Comencé a reírme como un loco dentro de aquella celda en las cuales pasé varios días y noches en la oscuridad, solo y deprimido por la situación. Me había dejado vencer y simplemente un milagro sucedió, algo se movió dentro de Lindsay para llegar a hacer esto a un día del juicio.

En unas horas saldría, en unas horas volvería a mi vida normal y eso no tenía precio. La libertad no tenía precio.

- Nos veremos ahora fuera de aquí, hermano – comento Moncho emocionado

- Y festejaremos como se debe – guiño el ojo Isaza

Solo reí, estaba más que agradecido con ellos.

Dicho esto, los vi desaparecer. Observe el cielo, no podía dejar de creer que alguien se haya apiadado de mí y me vaya a sacar de aquí.

Pero no todo tenía que ser de color de rosa. La imagen de Mey y de mis hijos se me aparecieron en la mente cuando pensé que tenía que hacer ni bien salía de aquí. Tome asiento mientras que mi cabeza como un flash comenzó a pasarme como una película cuando le dije a Mey que se casara con Sebastián y no dudara, que yo no saldría de aquí.

(...)

Inhale el aire fuera de aquella comisaria. El aire a libertad, estaba emocionado por volver a ver la luz del sol, ver todo a mi alrededor. Parecía un niño pequeño descubriendo las cosas.

Caminé unos pasos y abrí mis brazos volteando a ver a mis amigos con una sonrisa. Ellos sonrieron también y se acercaron a mí a abrazarme, parecíamos adolescentes y es que así me sentía en este preciso momento.

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora