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Me encontraba en la puerta de la casa de uno de mis mejores amigos. Me preguntaba si había sido una buena idea aceptar venir un miércoles por la noche a su cumpleaños, aunque recordé porque lo había hecho. El me había prometido que me llevaría de regreso a mi hogar ya que mi auto se había averiado.

En lo personal detestaba depender de los demás, pero no podía seguir aislándome de la sociedad solo porque el maldito no funcionaba.

Toque el timbre y baje mi vista hacia mi vestimenta para acomodarla y así parecer presentable sin que se notara que me encontraba vestida de esta manera desde horas tempranas.

- Al fin llegas – hablo Isaza con una tierna sonrisa

- Feliz cumpleaños – sonreí y levanté mi mano sosteniendo su regalo

- No se hubiese molestado – sonrió tomando la bolsa y cerró la puerta una vez que ingrese

- No es nada – sonreí y lo abracé – es solo un pequeño presente para ti

Ambos caminamos hacia el jardín trasero de su casa donde nuestros amigos se encontraban. Pedro se encontraba junto a Manuela, el par de tortolos formaban parte de nuestro grupo de la universidad. También se encontraba mi mejor amiga, Lucila, novia del encantador cumpleañero.

Sonreí con algo de cansancio intentando esconder muchas cosas dentro de mí, ahora comenzaba a cuestionarme el porque me encontraba aquí. A pesar de saber que era el cumpleaños de uno de mis mejores amigos, también sabía que debía festejarlo, pero yo no quería eso, yo solo quería morirme.

- Mey – sonrió Pedro con emoción y se acercó a mí para brindarme un tierno abrazo

- Hola Pedro – me aferre a su cuerpo con cariño

- Amiga – Manuela imito a su novio para abrazarme también

- ¿Cómo están todos? – murmure cuando me separe de ellos

- Bien, ahora que te veo – sonrió Lucy – que bueno que has podido venir

- Si – me rasque la nuca con nerviosismo – estuve con mucho trabajo y hoy tuve algunos minutos de libertad – bromee

- Te hemos extrañado – Isaza me abrazo por los hombros y yo solo sonreí

Tome asiento en la gran ronda alrededor de la mesa. Escuchaba las risas y anécdotas que entre Pedro e Isaza contaban, ni siquiera sabía que era lo que los mantenía de esa manera. Tan activos y yo solo sumergida en mi mundo, otra vez. No tenía cosas interesantes que decir, mi vida era un completo vacío desde hacía bastante tiempo, que ni siquiera recordaba lo que era reír como lo hacían mis amigos.

El timbre sonó, note que mi amigo se levantó para atender a su nuevo invitado. Era curioso, no esperábamos a nadie más ya que siempre éramos nosotros los que festejábamos juntos estos momentos.

- Atención – Isaza se hacía presente nuevamente en el lugar, yo solo tome mi copa para beber mientras esperaba que mi amigo hablara – les presento a mi jefe, Juan Pablo Villamil, pero pueden decirle Villa

Internamente comencé a reírme de la ridiculez que había hecho mi querido Isaza, ¿un viejo? ¿esto era enserio? Éramos jóvenes y a él se le ocurría traer al primo de tutankamon. Sin prestar atención a aquel hombre continúe bebiendo con tranquilidad sumergida en mi miseria, hasta que tomo asiento frente a mí a lo que termine por ahogarme con aquel líquido y toser como una foca con retraso.

- ¿Te encuentras bien? – aquel hombre me hablo con preocupación

- ¿Mey? – Lucy se levantaba con preocupación y se acercaba a mi

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora