.2. segunda temporada

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- ¿Qué fue lo que sucedió?

Sentía ansiedad, sentía una opresión en el pecho.

- No sabemos bien, pero según lo que nos dijeron creen que cortaron los frenos del auto – simón comento acelerando el auto

- ¿Qué? – dije en un susurro – ay no – lloré más fuerte

En mis adentros pensaba que yo era la culpable de que él se encontrara así, era mi auto. Yo debería de haber sufrido ese choque, no él.

- Tranquila Mey, estará bien – murmuro Isaza

Llegamos al hospital, baje corriendo preguntando en la recepción del lugar donde se encontraba mi novio. No me importaba ningún paciente, ninguna persona frente a mí. Solo corrí, subí como pude. Al llegar pude ver a Clemencia y Nath. Ambas hablaban con Martin.

- ¿Cómo se encuentra? – dije rápidamente

- Está bien – Martin sonrió – solo sufrió un golpe nada más, está fuera de peligro

Suspire tranquila, ahora me sentía mejor. Saber que él se encontraba intacto, a salvo, hacía que todo en mi volviera estar como antes. Clemencia me abrazo por los hombros y yo sonreí levemente agradeciendo dentro de mí a quien lo cuido.

De pronto comencé a sentirme un poco mareada, cansada.

- Mey – Martin frunció el ceño – ¿te encuentras bien?

- Nada solo – trague saliva – me encuentro mareada

Nath me tomo del brazo, junto con Simón.

- Tranquila, siéntate

Martin me acerco una silla en medio de aquel pasillo. Con su linterna observo mis ojos, tomo mi pulso y frunció el ceño.

- ¿Que sientes, además del mareo?

- Cansancio – respondí – pero creo que es por todo esto, no es nada

- ¿Puedes venir conmigo unos minutos? – tomo de mi mano

- ¿A dónde?

- A mi consultorio, quiero examinarte

- Me encuentro bien, Martin – me defendí

- Mey – Isaza llamaba mi atención – mejor ve, porque no creo que a Villa le guste enterarse de esto

Observe a Isaza, el tenía tanta razón. Suspiré y asentí. Martin tomo de mi mano y ambos caminamos hacia la próxima sala en donde se encontraba su consultorio. Al ingresar tome asiento en su camilla y él se cruzó de brazos. Martin asustaba con ese ambo y esa bata blanca.

- ¿Qué? – pregunte con curiosidad

- ¿Tuviste otros síntomas además de esto?

- Por la mañana en el desayuno tuve malestar en el estomago

- ¿malestar?

- Como si fueran nauseas, no se – moví mis hombros

El solo asintió y luego de unos minutos tomo mi presión y al parecer ella se comenzaba a normalizar lentamente, pero eso no respondía las dudas que el Vargas menor tenía en su cabeza.

- Mey, no te alarmes – pregunto serio – pero ¿cuándo fue tu último periodo?

Abrí mis ojos sorprendida. Ni siquiera recordaba cuando fue mi último periodo.

- ¿Porque preguntas esto? – tartamudee nerviosa

- Porque sospecho que te encuentras embarazada – dijo rápidamente

- ¿Embarazada?

Abrí mis ojos con sorpresa y comencé a reírme, ¿embarazada? Era una locura.

- Mey, ¿cuándo fue tu último periodo?

Busque en mi bolso mi teléfono, tenía una aplicación en donde hacia mi seguimiento diario. Tenía tres semanas de retraso. Comencé a temblar, ¿existía la posibilidad de que sea madre?

- Se retrasó tres semanas – susurre – pero – trague saliva con nerviosismo – eso puede pasar, solo es un retraso común ¿o no?

- Quiero hacerte unos análisis para averiguarlo, pero si estoy en lo cierto – sonrió – te encuentras embarazada, Luna

Beso mi coronilla y salió de su consultorio para hacer el pedido de un examen de sangre.

Estaba temblando, tenía un sinfín de emociones dentro de mí. Toque mi vientre, dentro de mi florecieron un millón de cosas que no sabía cómo transmitirlas con palabras.

(...)

Me encontraba sentada en la sala de espera junto con Isaza, simón, Nath, Clemencia y mi madre. Esperábamos en silencio, queríamos saber cuándo íbamos a poder verlo.

Por un momento vi a Martin acercándose a mí con una gran sonrisa. Me hizo señas de que fuera con él. Me guio a su consultorio nuevamente, comencé a temblar, con demasiado miedo y ansiedad de saber y a la vez no.

Al cerrar la puerta voltee a verlo, trague saliva.

- Tengo los resultados – mi corazón comenzó a palpitar más fuerte – estaba en lo cierto Mey, estas embrazada – se acercó a mí y me abrazo – estoy feliz por ustedes

Todo mi cuerpo comenzó a temblar, tenía un pequeño dentro mío. No podía creerlo, quería llorar, gritar, reír, correr, quería tantas cosas, pero también quería que Villa lo supiera y festejara conmigo en este momento porque era algo que hicimos los dos con tanto amor.

- Por cierto, ya pueden pasar a verlo – dijo cuándo se separó de mi – esta sedado porque el golpe fue muy fuerte, puede que despierte y le duela mucho la cabeza así que no te preocupes, estará bien

El solo salió del consultorio dejándome unos minutos en solitario. Observé el laboratorio que decía que estaba embarazada y sonreí.

- Seré mama – susurre tocando mi vientre

Camine hasta los chicos y les avise que ya podíamos entrar a verlo. Todos coincidieron que ingresara primero. Camine lentamente hasta toparme con su habitación.

Ingrese lo más cuidadosa posible, él se encontraba tranquilo como siempre que duerme. Me causo ternura el solo hecho de pensar que nuestro hijo o hija podría ser igual a él, con sus ojos, su boca, su carácter protector y bueno. Quería que sea un mini Juan Pablo.

Me senté a su lado y tomé su mano, con mi mano libre viaje a mi vientre y así estuve un rato largo acariciando a mis dos amores. Se sentía bien.

Note que Villa comenzaba a reaccionar ya que su mano comenzó a moverse, sus ojos verdes se abrieron y confundido parpadeo varias veces, intentaba amigarse con la luz de aquella habitación. Se tomó la cabeza con dolor, pero luego termino por relajarse.

- Hola – susurre sonriendo – ¿cómo te sientes?

El solo volteo a observarme confundido, era una mirada extraña que hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo.

- ¿Quién eres? 

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora