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Salimos de aquel lugar y caminamos hacia mi auto. Ambos íbamos en silencio, uno al lado del otro rozándonos los brazos.

- ¿A donde me llevas? – pregunto con gran curiosidad una vez que encendí el motor

- Iremos a mi departamento

- Pensé que iríamos a la terraza del museo – comento

- Hace un poco de frio, no quiero que te enfermes – dije volteando a verla

Ella solo asintió y nuevamente en silencio fui de camino a mi departamento. Comenzaba a pensar todo lo que tenía que decirle. La hora de la verdad estaba cerca y no sabía cómo iba a hacerlo.

Al llegar ambos subimos a mi departamento, ella camino hacia el sillón y tomo asiento en el. Ahora que podía observarla mejor, con una luz más clara que la de aquel lugar, estaba más hermosa de lo habitual, su vestido negro con flores hacia resaltar su figura, sus piernas largas y finas. Me quite mi campera, tirándola por el sillón.

Ella me observo con curiosidad y yo me acerque lentamente a ella para tomar asiento a su lado. Suspiré y comencé a buscar las palabras.

- Tengo algo que decirte

Ella me observo expectante, curiosa.

- Te escucho – acomodo su vestido

- Después de la boda, mi madre y Jessica quieren mudarse a los Estados Unidos – murmure bajando mi vista a suelo

- ¿Qué? – pregunto confundida

Me costaba elevar la mirada hacia ella, pero tenía que decirle la verdad, aunque doliera. Aunque me rompiera.

- Que me voy a vivir a Estados unidos – la observe

Hubo un silencio atroz, ella solo me observaba fijamente. No sabía que más hacer.

- Dime algo – susurre

Ella se hinco rápidamente del sillón, la imite. Ahora tenía miedo.

- Quiero irme - camino hacia la puerta

- Espera, necesitamos hablar

- ¿Hablar? – volteo rápidamente - ¿quieres hablar?

- No quiero esto pero

- ¿pero? – ella comenzaba a desesperarse – ¿me estás diciendo que te iras de aquí?

- Mey

- Quédate conmigo – dijo rápidamente

- Mey, no

- Quédate conmigo – volvió a suplicar, sus ojos se tornaron rojos – por favor, no me dejes

Acto seguido se acercó a mí y me aferro a ella. La abracé tan fuerte como pude, no quería dejarla, pero iba a tener un hijo y no iba a ser sano, ni bueno para ambas partes.

- No me lo hagas más difícil – susurre sobre su cabeza para luego besarla – sabes que te amo pero

Ella se separó rápidamente secándose las lágrimas, me observo a los ojos. Ya no veía sus ojos celestes, ahora simplemente veía lo que muchas veces ocasione.

- No me digas que me amas – murmuro enojada – no me digas que me amas si te vas ir

Baje mi vista al suelo. Tenía él te amo en la punta de la lengua.

- No me digas que me amas si ni siquiera me crees – la observe de reojo mientras escuchaba romperse todo – porque jamás te mentí, siempre te fui sincera y esta es otra de todas las verdades que te he dicho: Jessica no se encuentra embaraza

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora