.33. segunda temporada . EXTRA

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Narrado por Juan Pablo Villamil

Abrí la puerta de mi casa luego de un arduo día de trabajo, contaba los minutos para salir de ahí y volver con mi familia. Los extrañaba tanto durante el día. Max ya iba a cumplir los cuatro años, era un niño súper travieso y hablador. No sabíamos cómo callarlo con Mey, pero ambos estábamos orgullosos de su crecimiento.

Fruncí el ceño cuando vi a Charo y a Flor en el sillón de mi sala demasiado entretenidas.

- Hola – sonrió flor al verme

- Hola flor, Charo – me acerque a ellas y bese a cada una en la mejilla

Dejé mi saco sobre el sillón y me senté en el suelo junto a Max, se encontraba entretenido con sus autitos. El levanto la vista y sonrió achinando sus ojos verdes.

- Papa – se levantó para abrazarme

- ¿Me extrañaste? – reí cuando terminé por recostarme en el suelo

- Mucho – respondió besando mi mejilla

- ¿mucho, mucho? O solo ¿mucho, muy poco? – escuché las risas de ambas mujeres luego de mi frase, yo solo sonreí observando a mi hijo

- Hasta el cielo – estiro su brazo hacia arriba

Ambos nos volvimos a acomodar mejor en el suelo y bese su coronilla con ternura, era increíble.

- Yo también te extrañe – desacomode su cabello

Volví mi vista a las mujeres que se encontraban atentas a mi conversación con mi hijo.

- ¿Y mey?

- Tuvo que salir – dijo flor rápidamente

- Tuvo que salir – susurre pensando - ¿A dónde?

- No lo sabemos – Charo movió sus hombros como si nada

Fruncí el ceño confundido. Ella siempre avisaba a donde iba ¿Por qué no lo haría ahora?

- No nos mires así – Flor hablo con rapidez – no nos dijo nada, solo pidió que cuidemos a Max por un rato hasta que tu vinieras – movió sus hombros

Volví mi vista a Max que me miraba confundido, pero luego le saqué una sonrisa con un par de cosquillas.

Unos minutos más y ambas se retiraron de mi casa no sin antes repetirme un millón de veces que no me preocupara, que Mey ya volvería. Cerré la puerta, suspire y tome mi teléfono para marcar su número telefónico.

"Hola soy Mey, no puedo atenderte en este momento. Solo déjame tu mensaje y luego te responderé".

- Amor ¿Dónde te encuentras?, estoy en casa con Max – suspire – te amo

Corte el teléfono y camine hacia mi hijo para ir a bañarlo.

(...)

Abrí los ojos cuando escuché la puerta de la entrada cerrarse. Me había quedado dormido en la cama junto a Max. Mi reloj marcaba las nueve treinta de la noche. Rápidamente baje las escaleras, ella dejaba su bolso sobre el sillón.

Levanto su vista hacia mí, me observo con sorpresa.

- Amor – dijo rápidamente – yo...

- Te estuve llamando – fruncí el ceño

- Si, lo siento – bajo su mirada – mi teléfono se quedó sin batería

Baje rápidamente las escaleras y la abrace, ella me correspondió rápidamente. Por un momento tuve miedo de que le hubiera sucedido algo.

- Pensé que te había sucedido algo – susurré

- En realidad – comento, a lo que yo me separe rápidamente asustado

- En realidad ¿qué?

- En realidad, si me sucedió algo – admitió rápidamente

Ella solo se soltó de mí y camino hacia su bolso. De ahí saco un papel. Volvió con un caminar lento y sonrió mordiendo su labio inferior observando aquel papel.

- Mejor dicho – me paso aquel papel – nos sucedió

Fruncí el ceño confundido y tomé el papel. Comencé a leerlo detalladamente. Era un examen de laboratorio del hospital. Abrí mis ojos sorprendido y levanté mi vista hacia ella aun con mi boca abierta de la sorpresa que emanaba aquel papel.

- Creo que tendremos que mudarnos – dijo pensativa

- ¿Seremos padres otra vez? – dije con un manojo de emociones a flor de piel

- Eso es lo que dice el papel – hablo con obviedad

Reí emocionado y me acerqué a ella para abrazarla fuertemente. Estaba feliz, iba a ser padre por segunda vez con la mujer de mi vida. Mis deseos se cumplían poco a poco, agrandar la familia se estaba haciendo posible como mi amor que se acrecentaba más a su lado. Estaba perdidamente enamorado y jodidamente feliz.

Me separé lentamente de ella y tomando de su nuca la atraje hacia mi besando tiernamente sus labios.

- Te amo – susurre cuando nos separamos

- te amo también mi amor – rio tiernamente

- ojalá sea una niña – argumente emocionado

- Que sea lo que quiera venir, de todas maneras, será nuestro hijo – me abrazo por la cintura - hablando de nuestro hijo

- Se encuentra durmiendo plácidamente – hable con orgullo

- ¿Pudiste al fin?

- Si – afirme con una sonrisa

- Pues me ausentare más seguido ya que has logrado el último paso que faltaba

- Ey – me defendí – que no logre hacerlo dormir

- No se duerme porque tú te empeñas en seguir jugando con el – aclaro riendo - y ya que mi hijo descansa, tomare un baño relajante – dijo subiendo las escaleras – que, por cierto – volteo – estas totalmente invitado a participar – sonrió picara guiñándome un ojo

Reí levemente.

- Te abusas amor, te abusas – bromee

- ¿Qué? Que no podamos hacer mucho ruido no implica que no puedas disfrutar conmigo de la ducha – volteo para continuar subiendo las escaleras

Y todavía me preguntan porque amo tanto a esta mujer. 









Y aquí damos por terminada la segunda temporada de esta novela que siempre ame desde que empecé a escribirla hasta de vez en cuando releerla en mis tiempos libres. Por cierto, quiero decirles que tiene una tercera temporada y solo si están dispuestas a seguir leyendo la continuo... en el caso de que no quieran: este es su final. Dejo en sus manos la decisión y desde ya muchas gracias por estar del otro lado aunque me quiera matar un millón de veces. Las quiero mucho. 

Macarena. 

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora