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Narrado por María Emilia Luna

Desperté con el sol en mi cara, hoy iba a hacer todo lo posible por borrar el día de ayer. Caminé al baño y me metí al agua. Necesitaba que borrara cada parte manoseada por Pedro. Me sentía asqueada de tan solo recordarlo.

Me cambié y tomando mis cosas fui al bar, quería estar con mis hermanas. Al llegar prendí mi teléfono y sonreí al ver un mensaje con su nombre. A veces no sabía si estaba totalmente consiente de aceptar lo que le prometí a su madre ya que él era mi salvador, era mi protector. Sin él no era yo.

"Sé que va a leer esto mañana, cuando se despierte. Quiero decirte que te amo y que no me puedo perdonar lo de hoy. Si no hubiese llegado a tiempo, si te hubiese hecho algo más, no toleraría todo esto que siento.

Te amo, eres mi vida entera y que quiero estar contigo siempre. Quiero cuidarte, quiero amarte más de lo que ya lo hago. Quiero ayudarte a cumplir todas tus metas, quiero ser parte de todas las cosas que planeaste en tu vida. Quiero estar siempre ahí. Es por eso que llegue al punto de darme cuenta que mi madre se va a morir en algún momento, es la ley, pero tú eres eterna y no quiero vivir siendo infeliz, no quiero una vida lejos de ti. Así que terminare con Jessica y estaremos juntos como en un principio."

Sentía dentro de mi electricidad recorrerme todo el cuerpo. Mordí mi labio inferior con ternura, este hombre era todo lo que estaba bien en mi vida y a pesar de las cosas que nos sucedieron, yo también lo amaba y no quería vivir siendo infeliz, no quería una vida lejos de él.

Me acerque a flor una vez que llegue al bar. Se encontraba nerviosa y al verme con rapidez la abrace. Ella me correspondió con mucho gusto.

- Te encuentras muy amorosa – hablo con una sonrisa

- Solo quería darte un abrazo – sonreí levemente

Ella entrecerró sus ojos y sonrió picara.

- tiene algo que ver con Villa, ¿verdad?

Asentí sonriendo aún más, aun recordaba aquel mensaje y todo en mí se removía de felicidad. Pero luego recordé como se encontraba de preocupada y fruncí el ceño.

- ¿te encuentras bien?

- Pedro que no vino, ¿sabes algo?

Escuchar su nombre, hizo que se me erizara la piel. Trague saliva y suspire bajando mi mirada a mis manos.

- No y espero no saber nunca más de el

- ¿Sucedió algo?

- Terminé con el – confesé observándola

- Al fin, no era justo que estés con alguien que no amas Mey

- No fue solo por eso – susurre

Baje mi mirada, buscaba las palabras para contarle la verdad. Inhale y exhale, acomode mi cabello tras las orejas y volví a enfrentarla.

- Intento abusar de mi – mi hermana abrió sus ojos con sorpresa – si no fuera porque villa llego a tiempo, yo – sentí la angustia subir por mi cuerpo y mis ojos se comenzaron a aguar

Flor no me dejo terminar, me abrazo con fuerza mientras me repetía que estuviera tranquila, que todo había terminado. Pero aún tenía miedo, aun sentía como ese recuerdo me golpeaba en la cabeza. Cuando nos separamos, me limpie el rostro.

- Ya hice la denuncia, villa me acompaño a hacerla así que seguramente no vino porque debe estar en la comisaria o lo deben de estar buscando

- Bendito sea villa por estar siempre en los momentos donde más lo necesitas

- Si – asentí y sonreí recordando todo lo que había hecho por mí - lo amo tanto – confesé

- Es tu amor, eres su amor – acaricio mi mejilla con amor

(...)

- Nath – sonreí cuando la vi ingresar al bar

- Mey – se acercó a mí, tomando asiento

- Bueno, ya sabía que no me quería, pero al menos disimule ¿no? – bromee

- Lo siento, ¿cómo estás? – tomo de mis manos con cariño

- Mejor que anoche – confesé – pero también estoy feliz

- ¿Feliz? – me observo confundida

- Si – asentí – villa va a terminar con Jessica y eso significa que vamos a poder estar juntos

La expresión de Nath cambio a nerviosismo, se acomodó mejor en la silla y trago saliva.

- Mey – susurro y se acomodó su cabello detrás de las orejas

- ¿Sucedió algo? – fruncí el ceño

- Eso no – movió sus manos nerviosas

- Eso no ¿qué?

- Eso no va a suceder – cerro sus ojos y apretó sus labios fuertemente

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Jessica está embarazada y – se relamió los labios – villa va a ser papa, Mey

Rápidamente me levante del asiento y camine hasta mi auto, quería escuchar lo que dijo Nath de su boca. Quería creer que todavía tenía una esperanza de ser feliz junto a él, que no acaba de destruir otra vez todo. Quería por primera vez no enterarme siempre por otra persona, que me mirara a los ojos y que diga que es solo una broma.

Ingrese al edificio, subí a su piso y cuando baje del elevador, comencé a escuchar gritos de emoción. Fruncí el ceño y me acerqué un poco más hacia el pasillo, ahí se encontraban la madre de Villa, Jessica, su padre y su mismísimo hermano, gritando emocionados, mientras que del otro lado se encontraban Simón e Isaza, con seriedad. En el medio Villa, cabis bajo.

- Me vas a hacer abuela – hablo su madre y beso la mejilla de villa

- Ahora la familia está completa – dijo el padre de Jessica – un nieto de la pareja más hermosa

Me quede estática mientras escuchaba los halagos, mis lágrimas caían una atrás de la otra. Otra vez me ilusiono y me rompió el corazón. Limpie mi rostro y levantando la vista me topé con los ojos de Simón, este me vio preocupado yo solo levante mi mano en forma de saludo y Salí de ahí rápidamente.

No podía seguir ahí.

- Mey, espera – Simón tomo de mi brazo para que volteara a verlo – Lo siento tanto

- ¿Lo sientes? – susurre, las lágrimas caían sin piedad – tú no tienes idea de cómo me siento en este momento

El solo lanzo un suspiro y se acercó a mí para abrazarme con fuerza.

- No puedo competir con esto, no puedo luchar contra esto – susurré – pensé que íbamos a ser felices ahora que se había decidido por mi

- Lo sé, pero te juro que ustedes van a estar juntos – beso mi coronilla

- No tengo más fuerzas – dije separándome de el – no puedo más, tengo que renunciar a el

- No Mey, no hagas esto – me suplico

- Estoy cansada, Simón. Estoy cansada de esperar a que ocurra un milagro, a que sus palabras sean actos, estoy cansada de este amor que me duele cada día que pasa – dije con la voz entrecortada – no puedo más, Simón – suspire – hasta acá llegue

Dicho esto, último voltee lentamente y camine hacia mi auto dejando un camino de pedazos de mi corazón mezclado con mis ilusiones, con mis esperanzas, con todo lo que tenía para entregarle. Mi vida era una subida y bajada constante, Juan Pablo tenía ese poder de elevarme y tirarme al suelo como cual paloma lastimada por una bala.  

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora