.24. tercera temporada

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Vi a flor desaparecer por el pasillo del hospital. Se había quedado con Mey hasta que llegara. Me adentre a la habitación. Todo estaba en silencio, ella se encontraba descansando. Deje mis cosas a un lado y me acerque a la silla que se encontraba a su lado.

La observe unos minutos, extrañaba con todo mi ser verla dormir, pero más extrañaba que descansara en mi pecho todas las noches o simplemente abrazarla por la cintura y aferrarme a ella.

Fruncí el ceño cuando mis ojos se posicionaron en un sobre en la mesita que acompañaba a su cama. Lo tome curiosamente, me intrigaba a saber que había dentro de él.

Me aleje de ella un poco para poder sacar aquel papel que se encontraba dentro y no molestarla con el ruido.

Leía cada palabra que Sebastián le había escrito en aquel papel. ¿Villamil celoso así me había llamado mi amigo por la mañana y quizás, esta vez, no se había equivocado.

- ¿Villa?

La voz risueña de Mey hizo que volteara rápidamente asustado, ella me observo detalladamente con sus ojos celeste de forma intrigante, haciendo un vaivén luego entre aquel papel que aún se encontraba en mis manos y mi mirada.

- ¿Qué haces?

¿Qué le diría ahora?, era un entrometido por tocar cosas que no eran mías, pero ella seguía esperando una respuesta mientras que se acomodaba en aquella cama para observarme mejor. Bajé mi vista hacia el papel y avergonzado lo volví a guardar en el sobre. Apreté mis labios, estaba molesto de tan solo recordar lo que aquel hombre le había escrito.

Levante el sobre aun con la mirada baja y suspire fuertemente.

- ¿La leíste? – susurro, yo solo asentí levemente. Escuche un suspiro de su parte – yo no siento nada por el

- Lo sé – volví mi vista hacia ella – solo que el hecho el saber que te ama también, me molesta y que quiera ser algo de mis hijos

- Ven aquí - susurro

Levante mi vista y ella había estirado su mano hacia mí. Me acerque lentamente y tome de forma delicada su mano, con su mano libre me quito aquel sobre y lo dejo en donde lo había encontrado. Se hizo a un lado de aquella pequeña cama y me hizo señas de que me acostara ahí.

- Amor, no quiero incomodarte

Ella solo frunció el ceño y tiro de mi brazo, solo reí y me recosté a su lado. Ella se acomodó en mi pecho y tenerla así conmigo hacía que mi corazón latiera a mil por minuto, mi piel se erizara completamente y los sentimientos me desbordaran el alma.

- Te extrañe – susurro

Besé su coronilla de forma lenta y la apreté más contra mi pecho.

- Y yo a ti – confesé

- Sabes que nadie tomaría tu lugar – susurro

- A veces pienso que si

Ella levanto su vista hacia mi

- Nadie ocuparía tu lugar, ni siquiera con tus hijos – frunció el ceño – creo que no te diste cuenta todavía de lo importante que eres para ellos. Villa a tus hijos les brillan los ojitos cuando te ven, te admiran y ¿Todavía piensas que alguien puede ocupar tu lugar?, admito que quizás en los momentos en los que te olvidaste un poco de ellos

- No me olvide, solo estuve tapado de trabajo – me defendí

- No se lo dijiste – me regaño – ellos se refugiaron en Sebastián, pero no sabes la emoción que sentía cada vez que venias a buscarlos porque ellos eran y son felices contigo – su mano viajo a mi mejilla para acariciarla lentamente - mi amor nadie nunca ocupara tu lugar porque te amamos

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora