.19. tercera temporada

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Luego de dejar a los niños en el colegio me dirigí al hospital. Necesitaba saber cómo se encontraba, si había respondido al tratamiento o si simplemente seguía igual. Nadie me daba respuestas. Toda la maldita noche con el teléfono en la mano, nervioso, con insomnio, con todo dentro de mí. Había sido una pésima noche para mí.

Caminé por el pasillo y pude ver a sus hermanas caminando con nerviosismo.

- Hola – dije llamando su atención

- Ey – me saludo Judith, tenía los ojos rojos

- ¿Sucede algo?,¿Cómo se encuentra? – fruncí el ceño mientras que sentía que mi corazón se aceleraba

- Ven un minuto – flor tomo de mi brazo y me alejo del grupo, intrigado la observe una vez que se detuvo – no te desesperes pero

Abrí mis ojos a la brevedad cuando ella se detuvo en esa frase, ¿Qué era lo que estaba sucediendo?

- Flor, dime que está bien – susurre cerrando mis ojos

- No responde al tratamiento y quieren intervenirla, pero Sebastián se niega a que eso suceda

- ¿Qué? – levante la voz

No podía creer que ese tipo fuera tan imbécil, si antes solo lo pensaba ahora ya lo creía. Lo iba a matar con mis propias manos.

- ¿Dónde está Martin? – pregunte rápidamente

- Está en su consultorio con Charo y con Sebastián

Negué rápidamente, pero me apresuré en el paso para ponerle un alto a ese idiota. No me entraba en la cabeza que se negara a salvarla, si esa era la única posibilidad que quedaba que la operen, que lo hagan.

Toque la puerta del consultorio de mi amigo, no espere ni siquiera a que dijera si podía pasar. Solo ingrese para toparme con la imagen llorosa de Charo y el ceño fruncido de Sebastián. Me hervía la sangre del odio hacia ese tipo.

- Disculpen la tardanza – dije entre dientes, en realidad

- Villa – Martin suspiro con gran alivio al verme

- ¿Qué fue lo que sucedió? – pregunte acercándome a ellos

- Disculpa ¿Qué haces aquí? – frunció el ceño molesto Sebastián

- Juan Pablo puede estar aquí – Charo rápidamente se levantó – porque yo se lo permito

- Disculpe Charo me parece que está confundiéndose porque el novio de su hija soy yo

- Tu estas equivocado – hable entre dientes

Quería sonreír con victoria frente a él, pero no era el momento, este simplemente no lo era. Charo volteo hacia mí y se acercó rápidamente con los ojos rojos.

- Se está muriendo – susurro

Mi respiración se volvió densa, mis latidos eran acelerados y sentí mis ojos volverse rojos frente a ella. Me volvía débil cada vez que a Mey le sucedía algo y la apartaba de mí, no podía tolerarlo. Charo me abrazo y yo solo correspondí.

- Martin – dije aun en su abrazo, el me prestó atención – haz la operación

- ¿Qué? – Sebastián se levantó de su asiento impactado – tú no puedes decidir por la salud de mi novia – hablo con enojo

Apreté mis labios y me solté de Charo rápidamente para acercarme a él, estaba a un paso de golpearlo, pero me contuve una vez más, no podía salirme de mis casillas aún.

- Escúchame bien imbécil, quiero que te quede claro que aquí no eres nadie para decidir sobre su salud – lo observe detalladamente con toda la furia que sentía dentro de mí – esa mujer a la que tanto dices que amas es madre de tres niños, de los cuales son mis hijos y no voy a permitir que crezcan sin ella. Tu podrás hacer tu vida con quien se te pegue la reganada gana, pero nosotros no vamos a resignarnos a perderla, ¿Te quedo claro?

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora