.23. tercera temporada

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- Hola hermosa

Sebastián ingresaba a mi habitación con una sonrisa enorme.

- Ey – hice una mueca simulando felicidad

- ¿Cómo te encuentras? – pregunto acercándose a mi

- Muy bien – sonreí

- Te traje esto

De su espalda saco un ramo de rosas blancas y un sobre. Sonreí forzadamente frente a su regalo, ¿no se había dado cuenta que odiaba las rosas de esos colores y solo me gustaban las que Villa me regalaba?

- Que – dije tomando ambas cosas – tierno, gracias

- De nada amor – se sentó en la cama – tu sabes que por ti haría cualquier cosa

Primera bala que perforaba mi corazón.

- Si – susurre observando las rosas

- ¿Vas a leerla?

Levante la vista hacia él, se encontraba animado. Más de lo que podría imaginar. Volví mis ojos al sobre que me había dado.

- Ah, ¿es una carta? – fruncí el ceño confundida

- Claro – rio levemente - ¿Qué pensabas que era?

- No sé – moví mis hombros – un sobre con dólares, quizás – bromee

El solo rio mostrando sus dientes blancos.

- Me encantas amor – confeso, segunda bala que atravesó mi corazón

Sonreí levemente.

- ¿De verdad quieres que la lea ahora? – dude en hacerlo

- Claro – sonrió emocionado

- Está bien - susurre

Deje las rosas a un lado y tome el sobre nerviosamente, algo me decía que esto iba a jugar con mis sentimientos de una manera muy cruel.

Lentamente saque el papel, mis manos temblaban. Desdoble aquella hoja que se encontraba en perfecto estado.

Querida Mey,

No soy de escribir por este medio, pero quiero intentarlo, por ti.

Por ti haría cualquier cosa, porque eres de esas mujeres que no se encuentran en cualquier parte del mundo. Ni siquiera sé cómo fuiste a aparecer en mi vida, pero sí sé que llegaste para iluminarla, para darle un sentido tan único.

Te agradezco por haber aparecido en mi vida, por darme la oportunidad de pertenecer a tu vida y a la de tus hijos. Los quiero como si fueran míos, pero más que nada quiero para el resto de mi vida contigo.

Simplemente tu presencia me hace feliz, me hacer ser el hombre que siempre soñé ser y tú, tan solo tú me das todo.

Gracias

Te ama, Sebastián

- Vaya – dije sorprendida – que tierno Sebas, gracias – sonreí

Levante mi vista y él se encontraba con una sonrisa que hasta me había dado miedo. Se quedó así unos minutos como si estuviera esperando algo más que un simple "gracias". No sabía qué hacer.

- Creo que debería de poner en agua las rosas – cambie de tema

- Si – susurro cambiando su semblante a serio, pero luego frunció el ceño - ¿y esas flores horribles?

- ¿Qué flores? – pregunte intrigada, el señalo las flores amarillas que me había regalado Villa – no son horribles – fruncí el ceño molesta

- ¿A quién le puede gustar comprar ese tipo de flores?

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora