.4. tercera temporada

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Narrado por María Emilia Luna

Lo vi desaparecer por la puerta con tan solo "adiós". Suspire abrazando mi cuerpo, hacia una semana que ni siquiera me miraba a los ojos, ni siquiera escuchaba sus "te amo" y lo veía cada vez mas poco. Me dolía.

Ni siquiera sabía que había sucedido con él. Quizás fue mi viaje, quizás hice algo malo para que le se alejara, no tenía respuestas. No tenía nada para poder entender lo que sucedía con nosotros.

Hoy iba a ser otro día de esos en los que solo quería que se acabaran.

- Buenos días – Marcus sonreía desde su escritorio

- Buenos días – susurre con una mueca, no me sentía bien

- ¿te encuentras bien? – frunció el ceño preocupado – Ay no me digas que a los niños le paso algo – llevo su mano al pecho

Reí levemente, este hombre sí que sabía cómo hacerme reír, aunque sea unos segundos. Negué.

- Ellos se encuentran bien

- ¿entonces?

- Solo no me hagas preguntas, no tengo muchos ánimos de hablar

Camine hacia mi oficina, esperaba estar tapada de trabajo y mantener lo más lejos posible mi teléfono.

- Mey – detuve mi andar - ¿sucedió algo con villa?

Por sobre mi hombro lo observe. Marcus tenía en su mirada terror, pero sin embargo yo no sabía que contestar a eso. sonreí como pude y negué bajando mi mirada al suelo.

Mi horario laboral paso tan lento que me ahogaba cada segundo que pasaba e intentaba evitar que mi estado sentimental y familiar se vea reflejado en mi desempeño. Pero hubo un momento de aquellas horas que Villa no dejaba de rondar en mi cabeza, la curiosidad me carcomía las entrañas.

Tomé mis cosas y solo Salí. Iría a buscarlo, quería saber que sucedía con nosotros, que era lo malo que había pasado para que se creara el abismo que existía entre ambos.

Inhale y exhale un par de veces antes de tocar el piso para que el ascensor suba. Me sudaban las manos y las piernas me temblaban tanto que no había manera de calmarlas. Cuando puse un pie en ese piso sabía que no había vuelta atrás. Camine temerosa por aquel pasillo, no sabía que iba a encontrarme o quizás que iba saber de su boca.

- Hola Lauren – sonreí para aquella señora

- Señorita Mey, que agradable es verla – sonrió con tanta amabilidad

- ¿mi esposo? – pregunte con curiosidad

- Se encuentra en una reunión – observo su agenda – pero debe de estar por terminar, si quiere puede esperarlo en su oficina

- Gracias

Sonreí e ingresé a aquella habitación. Me quedé en la puerta cuando vi en una de las repisas una de nuestras primeras fotos. Me acerque a ella y suspire tomándola. Debíamos actualizarlas, aunque se veían tan lindas y tan llenas de vida que hasta por un momento pensé que no eran reales.

Deje mi bolso sobre la silla y Salí de ahí para buscar un café, mientras esperaba a que el terminara sus asuntos.

- Si claro

Fruncí el ceño al escuchar una voz poco conocida en una de aquellas oficinas. Me quede parada unos minutos y lentamente me acerque hacia la puerta que se encontraba entre abierta.

- Obvio que lo bese, estaría muy loca si dejaba pasar la oportunidad – escuche la risa de aquella mujer, con victoria – yo no le doy más que uno o dos meses con su esposa. Te aseguro que Villamil la va a dejar, lo noto

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora