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- Te ves lindo – Simón ingresaba a mi cuarto, me encontraba arreglándome

- Gracias – termine de arreglar mi corbata

- Villa

- Dime – voltee a verlo

- ¿Te encuentras seguro? Tienes tiempo de parar todo esto, aunque tengas un hijo puedes

- Tranquilo Simón – toqué su hombro – todo está muy bien – sonreí

Hoy iba a estar todo bien.

Camine hasta el living y tome las llaves de mi auto.

- ¿A dónde iras? – dijo antes de que saliera

Pare antes de salir y pensé si decirle o no.

- Papo – volvió a hablarme

Pero sin embargo lo deje ahí hablando solo.

Maneje rápidamente hasta su casa, rogaba que hoy si me atendiera la puerta. Tenía solo media hora para decirle todo lo que sabía y todo lo que haría, que volvería por ella ni bien terminara con todo esto.

Camine hacia la puerta de su casa y toque su timbre, mientras repasaba mi discurso que diría ante ella.

- Villa – sonrió

- Flor – me acerque y bese su mejilla

- Te encuentras muy guapo

- Gracias – miré mis pies sonriendo – Mey ¿se encuentra aquí o fue al bar? – fruncí el ceño confundido de verla, ahora que lo pensaba

- Mey no está aquí

- ¿sabes dónde se encuentra?

- Mey se fue

- ¿Qué? – abrí mis ojos con sorpresa - ¿Cómo que se fue? ¿A dónde?

- Sé que se encuentra con Nath, Marcus y su madre, se fueron de viaje

- ¿Qué? – dije sorprendido por todo, ella se fue y con su madre

- Si, vuelve en dos semanas – se apoyó sobre el marco de la puerta – se fue porque no quería ver cómo te ibas – dijo lo último en un susurro

Negué volteando y suspirando observe el cielo, no podía creer que se había ido.

- Va a estar bien – sentí la mano de flor en mi hombro – te prometo que la vamos a cuidar mucho

- Flor – voltee y tome sus manos – yo voy a volver por ella, te lo juro

Ella me observo a los ojos y suspiro asintiendo.

- No la lastimes más, porque ella te ama

- Yo también la amo

- Lo sé – afirmo – pero la que se quedara esperándote es ella, no tú y ella merece ser feliz

Beso mi mejilla y me deseo suerte, que sea feliz. Lo curioso a esto era que mi felicidad acababa de empezar ya sabiendo que esto se iba a terminar.

(...)

- ¿Dónde estabas? Tu madre me está por matar, solo faltan cinco minutos, Juan Pablo

Simón se encontraba desesperado cuando llegue a su lado. estábamos en la puerta de la iglesia.

- ¿Porque no me dijiste que se había ido? – dije mientras saludaba con la mano a los invitados, luego posicione mi mirada en él. Semblante serio.

- ¿Y que ibas a hacer si te lo decía? ¿Ir tras ella? ¿Impedírselo? – dijo algo enojado – no seas egoísta

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora