.17. segunda temporada

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Habían pasado ya siete meses desde que mi memoria había vuelto.

Todos los días luego de hacer mi trabajo diario me detenía un rato fuera de la revista, esperando que ella bajara radiante de la escalera de la entrada, me quedaba esperando a que ella volviera.

Algunos días iba al bar, me sentaba en la misma mesa de siempre con un café en mano. Algunas veces, Florencia, me acompañaba y la atormentaba con preguntas sobre Mey, pero ella no sabía a donde estaba.

Había dejado todo, hasta su teléfono. Era como si se la hubiera tragado la tierra, como yo me encontraba ahogándome en su ausencia.

La extrañaba demasiado, acostarme en la cama sin su calor era la peor tortura que podía existir. Me encontraba casi la mayoría del tiempo en silencio, solo intentaba estar en forma tanto física como mentalmente, aunque mi corazón este en duelo.

Me sentía el peor hombre del mundo por haberla lastimado de tal forma, me desesperaba el solo hecho de no volverla a ver nunca más. Ansiaba con toda mi alma que volviera o quizás saber dónde se encontraba para poder ir a buscarla.

Me había escapado de la oficina, temprano. No quería escuchar a mis amigos, no quería a un Simón llenarme de suplicas y a un Isaza con su mirada de enojo por lo sucedido. Todavía no me perdonaba lo que había hecho.

Estacione fuera como siempre, como todos los días esperando que el día de hoy sea diferente. Que hoy si la vería bajar por las escaleras, hoy tenía que ser ese día. Me acomode mejor sobre el asiento, suspire y lleve mi vista hacia el lugar.

Por unos instantes mi vista se relajó, no sabía si alucinaba o ella era de verdad.

Narrado por María Emilia Luna

Luego de varios meses fuera, volví a Bogotá por asuntos de la revista.

Camine por aquel pasillo y observé fijamente a Marcus que se encontraba hablando con una chica muy animadamente, fruncí el ceño. Maldito Gay, traidor y cambiador.

- ¿María Emilia? – abrió sus ojos sorprendido – no puedo creerlo, volviste – se acercó a mí y me abrazo efusivamente

- Pensé que te habías olvidado de mi – hablé algo celosa, él se separó sorprendido

- Nunca olvidaría a la luna de mis noches – ambos reímos – pero mírate, estas más hermosa que nunca

- Sigo estando igual – rodé los ojos, pero me gustaba que me lo dijera

- Estas hermosa pero

- Pero nada Marcus – sabía que iba a decir algo referido a mi pasado – solo vengo a resolver algunas cosas y me vuelvo nuevamente

- Bueno, pero, no lo cierres – toco mi pecho, más específicamente donde se encontraba mi corazón – sabes a quien le pertenece y algún día va a volver

- Nunca va a volver – dije seria

El día continuo, solucione los problemas que había en la revista. Y luego avise a Marcus que iría ver a mis hermanas, ya que ellas ni siquiera sabían que había vuelto. Preferí hacerlo en silencio, no quería cruzármelo, no quería más palabras, no quería más perdón, ya no había nada en mí.

Baje por aquella escalera mientras aquel momento comenzaba a repetirse en mi cabeza. Suspire con gran melancolía. ¿Por qué todo había terminado así? Había tanto amor en los dos, pero como siempre lo pensé de amor no se vive y eso el tiempo me lo demostró como también el destino, lo desafiamos tanto que nos pegó donde más nos dolía.

Sonreí cuando vi el auto parado frente a mí, antes de subir levanté mi mirada y sentí como todo caía a mis pies, mis defensas, mi coraza, y el amor volvía a mi como siempre que lo observaba. Él estaba ahí, en la cuadra del frente. Nuestros ojos se volvieron a encontrar y el escalofrío volvió, como también los recuerdos y eso hizo que de un suspiro subiera a aquel auto para irme de ahí.

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora