.14. segunda temporada

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Narrado por Juan Pablo Villamil

- Lo siento tanto – susurre sobre su cabellera – perdóname, yo no quería

- Tu no lo sabias – se separó de mi lentamente y se limpió el rostro con sus manos – lamento no haberte dicho la verdad

- Me sentí celoso por un momento

Baje la mirada leventemente al suelo, como un niño. De verdad que me sentía pésimo por haberle hecho pasar un momento así y que por obligación tuviera que decirme estas cosas que le dolían más que el respirar.

- Lo siento

Eleve mi vista hacia ella, en su rostro se formó una pequeña sonrisa y eso a mí me reconfortaba mucho.

- Te ves tierno – sonrió más mordiéndose el labio inferior

- ¿Tierno? – reí levemente

Ella asintió y se acercó a mí un poco más para dejar un beso en mis labios.

Abrí mis ojos rápidamente, me había quedado dormido en la silla. Me agarre la cabeza nuevamente, tenía más recuerdos que antes y aun no podía descifrar quien era la mujer. Eso me desesperaba demasiado.

- ¿Se puede saber qué diablos tienes en la cabeza?

Isaza entraba sin permiso a mi oficina, se encontraba demasiado furioso.

- ¿El golpe te afecto demasiado el cerebro o qué?

- Oye ¿Que te sucede? – me queje levantándome rápidamente

- ¿Qué, que me sucede? – abrió sus ojos con sorpresa, su voz comenzó a elevarse producto a su furiosa - ¿De verdad quieres saberlo, Villamil?

- ¿Qué pasa aquí? ¿Porque tanto escándalo?

Simón ingresaba con gran preocupación a la oficina y cerraba la puerta tras él. Sentía la mirada asesina de mi amigo sobre mí.

- ¿Porque tanto escándalo? ¿Quieres saberlo? – pregunto sínico observándolo – este tipo metió presa a Mey

- ¿Qué hiciste qué? – grito Simón sorprendido, luego volteo a verme con el ceño fruncido – ¿Cómo pudiste, Villa?

- Amenazo a Jessica en mi propia cara, fue a buscarla para eso sabiendo que tiene una restricción que cumplir – dije defendiéndome, aunque de verdad me sentía culpable de haberlo hecho

- No puedo creer que seas tan imbécil – me recrimino Isaza – ella no fue a buscar a nadie, Juan Pablo. Entérate de una vez, ese era su lugar de trabajo – me señalo – la acusaste injustamente, porque te volviste manipulable

- No entiendo – frunció el ceño Simón

- Jessica fue a la revista y le dijo muchas cosas a Mey, ella solo se defendió – volvió a contar Isaza – pero este imbécil, entendió cualquier cosa

- No sabía que

- ¿No sabía qué? – volteo a verme furioso - ¿Sabes qué? estoy harto de ti – enarco su ceja, su ceño fruncido me decía que estaba a punto de golpearme - estoy harto de tu amnesia y de que seas un ciego

- Isaza tranquilo, sabes que

- No me importa Simón – esta vez se exalto contra Moncho - Es mi amiga y no voy a permitir que sigas haciéndole daño a la mujer que amas, Villa – volvió a observarme con crueldad – entérate de una buena vez, Juan Pablo – se acercó aún más al escritorio - que la mujer que ves en todos tus recuerdos es ella

Me reincorpore en mi lugar cuando dijo aquello. Esto comenzaba a asustarme, demasiado. Mi corazón comenzó a latir demasiado fuerte dentro de mí. Se tornó un silencio demasiado atroz dentro de aquel lugar.

- Isaza – susurro simón acercándose a el

- No Simón – volteo a verlo con seriedad – hace dos meses la vemos llorar por el – me señalo, no sabía que decir ante su confesión la cabeza me estallaba – la vemos sufrir con cada acto cruel y ¿sabes cómo respondemos a eso? con su amnesia

Murmuro con gran enojo aquello. Volteo a verme nuevamente, no me salían las palabras.

- Ojalá que el día que recuerdes todo lo que te digo, ella jamás te lo perdone porque no te lo mereces

Dicho esto, Isaza salió de ahí azotando la puerta. Caí con todo mi peso en la silla tomándome la cabeza bajo la mirada de Simón.

Isaza se había ido dejándome impactado, confundido y culpable por todo lo que sucedía. ¿Mey era el amor de mi vida y no la recordaba? Mi mente daba vueltas con un millón de incógnitas, pero la única persona que tenía la respuesta era ella.

Me levante de la silla y camine hasta la puerta.

- Villa, espera – simón tomaba de mi brazo - ¿A dónde va?

Volteé a verlo, comencé a temblar.

- Lo que dijo Isaza – murmure tartamudeando – ¿es cierto?

El suspiro y bajo su vista al suelo.

- Simón – suplique

- Si – susurro

(...)

La vi subir las escaleras de la entrada de aquella revista, bajé de mi auto rápidamente para poder alcanzarla. De verdad que, si mi amigo me decía la verdad, iba a tener que pedirle disculpas de rodillas toda mi vida, temblaba con el solo hecho de pensar que todo lo que venía sintiendo por ella no era nada más que mi verdadera vida.

- Mey – la llame antes de que siguiera subiendo

Ella se detuvo y volteo lentamente.

- ¿Qué quieres?

Su semblante era serio, ahora era yo quien temblaba.

- ¿Vienes a ponerme otra denuncia, orden de restricción que diga que me tengo que ir del país?

- No – negué rápidamente

- ¿No qué?

Me quede en silencio por unos instantes.

- Mejo vete – dijo de mala manera volteándose para seguir su camino

- Espera Mey, por favor – la seguí – detente un minuto – subí más escalones rápidamente para colocarme frente a ella – necesito que me escuches

Ella se detuvo y frunció el ceño.

- ¿Quieres que te escuche? Tu no hiciste lo mismo por mí – me recrimino

- Si, lo siento – dije rápidamente

- Tu no lo sientes, tú no eres la persona que conocí – sus ojos se volvieron rojos de forma automática – ¿dónde está el Juan Pablo del cual me enamoré? ¿Donde? – grito desesperada

- Mey, escúchame yo no

- ¿Tú no qué? El no recordar no es excusa para justificar que me hayas metido presa por algo que no hice – dijo furiosa, intento seguir su camino

- Espera Mey, hablemos, por favor – la tome de los brazos para evitar que siga subiendo

- Suéltame – empezó a forcejear para escapar

- Por favor Mey – suplique nuevamente

No sé en qué momento sucedió todo, pero sentí una opresión en el pecho cuando la vi rodar escaleras abajo y caer inconsciente sobre la vereda del lugar. 

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora