.7. tercera temporada

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Isaza me había pedido si podía ir a la firma. Estaba nerviosa, tenía un leve presentimiento de que era la peor decisión que había tomado, desde aceptar ir hasta ahí como separarme de él, definitivamente.

El ruido de la puerta del ascensor abriéndose hizo que me encontrara con sus ojos verdes y que comenzara a balbucear sin ser escuchada. Me estaba muriendo por besarlo, quería dejar todo atrás. 

Me acerque a paso lento, el solo se despidió del señor con quien hablaba y camino hacia mí.

- Hola – sonreí levemente

- Ey – me devolvió el mismo gesto - ¿Los niños están bien? – frunció el ceño con gran preocupación 

- Si – respondí rápidamente

- ¿Tú te encuentras bien? – su voz ya sonaba preocupada

Reí levemente, el corazón solo palpitaba a mil y su preocupación solo hacía que me ablandara el orgullo y quizás hasta podía ser que desapareciera en los próximos minutos.

- Sí, estoy bien – asentí amablemente – solo vine por Isaza unos minutos – moví mis hombros

- Oh – articulo casi en silencio – debe de estar en su oficina

- Creo que lo buscare

- Claro – afirmo nervioso poniendo sus manos en los bolsillos

Camine unos pasos por aquel lugar. Quería retroceder para besarlo.

- Mey

Me detuve rápidamente, volteé para observarlo con gran curiosidad.

- ¿Crees que podamos tomar algo después? – sus ojos mostraban suplica. Quizás no me haría mal estar un rato, bien largo, con el

- Si – sonreí

- Bien, te veo luego – su sonrisa era gigante, iluminaba todo a su alrededor

Continúe mi camino hacia la oficina de Isaza. Estaba algo ansiosa por terminar rápidamente y poder estar un rato a solas con él.

Narrado por Juan Pablo Villamil

Vi desaparecer a Mey por el pasillo. Cada vez que la veía me perdía un poco más en sus ojos, me enamoraba aún más. Sentía que no estaba hecho para otra mujer más que ella y que tenía que intentar remediar mis errores para tenerla de vuelta conmigo si quería vivir feliz.

Volví a mi oficina con una sonrisa, que más quería yo que esto. Aunque sea la acción más pequeña como su sonrisa y que me diga que sí, para mí era todo. La iba a llevar a tomar un café como en los viejos tiempos, intentaría por ahí. Quizás no era bueno remover el pasado, pero si, remover los buenos recuerdos de como la conquiste.

- Villa – Lindsay ingresaba a mi oficina al igual que Isaza, sin tocar la puerta

- Lindsay, deja de juntarte tanto con Isaza – murmure con molestia

- Lo lamento – apretó sus labios con fuerza – solo quería preguntarte si tiene los papales del señor Hernández para armar su carpeta

- Debe de estar en alguna de esas carpetas – mostré uno de los armarios de mi oficina

Ella solo camino hacia él, moviendo las caderas. Negué rápidamente, no podía creer el nivel de locura que tenían las mujeres para intentar seducirme. Si tan solo supieran que me gusta la cintura de una sola mujer, que solo amo los ojos celestes que adornan su mirada, la sonrisa de niña que ilumina mis mañanas. 

Quizás tendría que gritarlo más así evitaría tantos estragos en mi vida con su ausencia.

- No lo encuentro – comento

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora