.12. tercera temporada

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Narrado por Juan Pablo Villamil

Volví a tocar el timbre de mi casa, suspiré agotado. Esperaba que hoy me escucharan y me perdonaran. Quería que entendieran que jamás me podría olvidar de ellos, solo había sido un desliz.

Escuche la voz de Alex preguntando quien se encontraba afuera, tan solo reí y conteste que era yo. El abrió la puerta, me observaba con el ceño fruncido más bien enojado.

- Yo – murmure buscando las palabras adecuadas - lo siento, Alex

El permaneció en silencio. Su rostro ni siquiera había cambiando.

- ¿Quién es? – la voz de Mey se hizo presente

Levante mi vista para toparme con sus ojos celestes que tanto amaba. Se encontraba hermosa con un vestido floreado y su cabello suelto. Como la amaba, la tenía ahí, pero a la vez para mi estaba tan lejos de mí.

- Hola – hice una mueca

- Hola – comento rápidamente – am – hizo un vaivén de miradas entre ambos - ¿Quieres pasar?

- Claro

Ingrese temerosamente bajo la mirada de Alex que aún no había cambiado aquel semblante sobre mí. Mey solo me hizo señas para que hablara con él, que hablara con sus hermanos.

El solo camino hasta el living dejándome solo con mey. Ella me observo y suspiro.

- Solo arréglalo ¿sí? – me pidió comprensiva, se acercó a mí y beso mi mejilla dándome ánimos

La vi caminar hacia el living y subir las escaleras, dejando una estela con su perfume floral. Después de casi dos meses de estar separados ella seguía confiando en mi cuando se trataba de nuestros hijos y eso me impulso a caminar hacia el living para arreglar la situación.

Alex y Max se encontraban sentados en el sillón observando la televisión.

- Hola – susurre acercándome a ellos y tome asiento en el sillón del frente, ni siquiera elevaron la mirada para observarme – niños, yo – balbucee, no sabía que decirles – yo lo lamento, ayer tuve demasiadas cosas en la cabeza – comente, pero sin embargo no voltearon – por favor muchachos, lo siento

- Ya está papa – susurro Max

- No, no está – dije rápidamente con un tono de desesperación, todo se me estaba saliendo de control – saben que los amo con mi vida entera y ayer solo

Sentí un hormigueo subir por mi garganta, ya no sabía más que hacer para volver a mi vida. Los extrañaba tanto. Bajé mi vista y escondí mi rostro en mis manos, no quería que me vieran débil. Ellos siempre decían que yo era el hombre más fuerte que habían conocido, pero sin embargo, ahora estaba tan indefenso, tan solo.

Unas pequeñas manos me acariciaron el cabello, levante mi vista Alex estaba frente a mí con una mueca simulando una sonrisa. Seque mis lágrimas e inhale para luego intentar hablar, pero el simplemente me abrazo con fuerza.

Necesitaba esto, un abrazo.

Luego Max se acercó a nosotros para abrazarme también. Mis hijos me estaban comprendiendo quizás o solo veían lo desgraciado que me había vuelto y me tenían pena.

- Te queremos papa – comento Alex – te extrañamos mucho

- Y yo a ustedes – susurre

- Pensamos que te olvidaste de nosotros – dijo Alex cuando se separo

- Nunca me olvidaría de ustedes, ustedes son mi vida – alborote su cabello – ustedes tres y mama son lo mejor de mi vida, estoy haciendo lo posible por recuperarlos

Amarillo - Juan Pablo VillamilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora