Capítulo 35: Discusión

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Brendan llegó a su condominio y le pasó su chaqueta y maletín al ama de llaves quien lo esperaba en la entrada.

"¿Donde están?" Preguntó.

"Se encuentran en la sala de estar comiendo algunos bocadillos."

Brendan se dirigió al lugar y abrió la puerta sin anunciarse. Jun se encontraba con el pecho al descubierto mientras Ambrose forcejeaba al tratar de ponerle una llamativa camisa que tenía en sus manos.

"Espere—"

Tsk. "Te verás bien, ya deja de retorcerte." Dijo Ambrose chasqueando su lengua, pero en un tono juguetón.

Ninguno se había dado cuenta que Brendan había entrado a la sala.

"¿Que están haciendo?"

Jun se exaltó al escuchar su voz y Brendan luchó para no reírse— le gustaba ver su reacción ante su presencia. Jun trató de taparse y Brendan pensó que era estupido ya que parecía olvidar que ya lo había visto todo.

"Iré un momento al baño." Logró decir al soltarse del agarre de Ambrose, sorprendido ante la gran fuerza que poseía.

Brendan lo observó mientras se escurría rápidamente fuera del lugar.

"Le vas hacer un agujero en la espalda," Dijo Ambrose sonriendo.

"¿Te divertiste?" Preguntó Brendan ignorando su comentario.

Una gran sonrisa iluminó su hermoso rostro. "Bastante, me agrada mucho tu nuevo secretario. Deberías regalármelo cuando te canses de él,"

"Lo tendré en mente,"

Ambrose se rió. "Déjame enseñarte lo que compré..."

Brendan caminó hacia un pequeño bar, estaba repleto de botellas de vino y whisky. Preparó un trago y se recostó de una mesa de villar, mientras Ambrose continuaba hablando de los artículos que había obtenido.

"Ya tienes que regresar." Dijo Brendan, interrumpiéndolo.

La sonrisa de Ambrose se desvaneció de su cara en un instante.

"¿Porqué?"

"Porque así lo decidió tu Alfa,"

"Mi Alfa dices..." su rostro se distorsionó. "¿Porqué no trataste de convencerlo? Casi nunca salgo de la mansión."

"¿Por qué lo haría?" Preguntó Brendan, sonando indiferente. "Tienes un deber que cumplir. Eres un Omega, y debes seguir las órdenes de tu Alfa."

"¿Y cuál es ese deber? ¡¿Tener hijos y quedarme en casa como un maldito adorno?!" Exclamó Ambrose incrédulo. "Yo no le pertenezco a nadie, no soy un objeto—Brendan. Tú... eres igual a tu padre. Yo creí... creí que serías diferente."

"No soy igual a él. No me dejo influenciar por las feromonas de un Omega y tampoco arriesgaría todo por un simple polvo."

"¡Tú...! ¡Si no hubiese sido por ti, no habría estado atado a tu padre ahora!" Gritó enojado.

Hubo un silencio por varios segundos, la tensión palpable en el aire. Ambrose se acercó y trató de tocarlo pero Brendan lo esquivó.

"Bren, yo—" Ambrose trató de corregirse, tenía una expresión de arrepentimiento en su cara.

"El vuelo está pautado para mañana a las doce del medio día. Samuel te llevará."

"Bren,"

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora