Capítulo 40: Segunda Opinión

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Una nueva semana de trabajo empezó y todo parecía estar normal. La animosidad de algunos en el trabajo continuaba, pero a medida que pasaban los días parecían olvidar un poco los rumores y Jun no se sentía tan incómodo.

Pierre y Nicola se volvieron muy cercanos a Jun e incluso continuaban comiendo juntos. Esto le sorprendió mucho, ya que a pesar de que se llevaba bien con el dúo, nunca fueron tan cercanos en el pasado. Pero luego de irse Noah, empezaron a conocerse mejor y aceptó que la pasaba bien en su compañía.

El miércoles llegó rápidamente y Jun tenía una cita con el doctor recomendado por Pierre, quien al parecer era primo de Nicola—lo cual lo dejó sorprendido. Creía que toda su familia se dedicaba estrictamente a las artes. Tenían mucha influencia y estaba casi seguro de que dirigían una Universidad de Arte y un museo en Italia—eran reconocidos internacionalmente.

Pensó en el hecho de que muchos de los miembros del equipo de producción eran miembros de grandes familias, y Brendan los había escogido a todos. Era evidente que el Alfa tenía buen ojo para los negocios, y a quien contratar y mantener a su lado.

Jun se encargó de la agenda de Brendan perfectamente como de costumbre, y le envió los detalles y notas a su correo. No habían hablado mucho esos días porque el Alfa estaba muy ocupado y no había pasado mucho rato en la oficina.

Siempre se preguntó porque Brendan no lo llevaba a sus reuniones, sabía que era algo que Noah también hacía cuando era su secretario, así que no entendía a que se debía el cambio.

Al terminar, se despidió de Kevin, quien por alguna razón no quería que se fuera solo y trató de acompañarlo, pero Jun se negó. No quería que los rumores volvieran a resurgir tan solo por el hecho de que usaba los guardaespaldas de su jefe como si fueran suyos.

Últimamente, estaba muy cansado y pensó que quizás era mental, debido a todos los cambios por los que había pasado y en tan poco tiempo. Hace unos meses nunca pensó que estaría en una relación—ambigua, con un Alfa.

Salió del edificio y se dirigió al otro extremo de la ciudad en su auto, el cual hacía unos extraños sonidos que prometió revisar cuando tuviera tiempo.

El hospital no era uno de los más reconocidos, pero era de los buenos y algo diverso, aun así estaba repleto de Alfas por supuesto. Una pequeña parte de Omegas se volvían doctores debido a los prejuicios e indiferencias que debían enfrentar.

Llegó a un consultorio donde decía Doctor Moretti en la puerta, tocó varias veces y pasó luego de escuchar una varonil voz decir que entrara.

"Buenas tardes,"

Sentado detrás de una mesa extremadamente organizada, se encontraba un hombre de cabello largo y castaño, quien asintió ante su saludo.

"Puedes tomar asiento," dijo el hombre.

Ojos esmeraldas observaban a Jun mientras se acercaba.

"Gracias."

Jun estaba sorprendido, la verdad era que no esperaba que su nuevo doctor fuera familiar de un conocido y mucho menos un Omega.

No aparentaba serlo, pero el símbolo al lado de su nombre lo confirmaba. No era femenino y tampoco se veía delicado, pero era apuesto y algo de él llamaba la atención.

El hombre tomó elegantemente los lentes de su escritorio y se los puso mientras elevaba una de sus cejas al ver que Jun lo observaba detenidamente. 

"¿Tanto te sorprende ver un Omega siendo doctor?" Preguntó totalmente indiferente, mientras revisaba documentos en su escritorio. "Si te molesta, puedes salir, no quiero incomodarte."

"Oh no, discúlpame," respondió Jun apenado. "Solo me sorprendí un poco. Debido a las restricciones y eso,"

"Tuve suerte de haber nacido en una familia con conexiones. Mi papá hizo lo imposible para que estudiara lo que quería y no pudieron detenerlo. Nadie le gana a esa vieja víbora."

Jun se rio, y pensó en lo diferente que era su personalidad a la de Nicola—eran totalmente opuestos.

"Bien. ¿En qué puedo ayudarte?" Le preguntó cambiando su semblante a uno más serio.

Jun explicó detalladamente sus síntomas, tal como lo hizo anteriormente con el Doctor Winter quien le aseguró que no era más que un resfriado. A diferencia, Alessio—así le dijo que lo llamara a medida que Jun contaba lo que le sucedía—se tomó en serio todo lo que decía y dijo que sus síntomas no eran del todo normales y mucho menos si persistían por tanto tiempo.

Concluyó que debía someterse a varios exámenes para descartar algunas de sus teorías y así poder indicar un tratamiento acorde.

"Pierre me habló de ti  y solo por él acepté atenderte. Sabes que los doctores y beneficios son asignados dependiendo de tu género, trabajo y la familia de donde provengas. Si tienes seguro Alfiliar, dejará de cubrirte automáticamente en el momento que yo empiece a tratarte y tendrás que pagar todo tú mismo."

"Estoy consciente de ello."

"Bien, como eres Beta, no habrá problemas en cuanto a permisos parentales, pero necesito ver tu historial médico y para ello debo dirigirme a tu antiguo doctor. ¿Crees que acceda?"

"La verdad no estoy seguro. Ha estado actuando un poco extraño,"

"... Entiendo. Lo voy a intentar y si no obtengo nada, simplemente haremos los exámenes que hagan falta, pero se tomará tiempo."

"Está bien, yo espero. Muchas gracias, Alessio."

"Es un placer. Recuerda pasar a dejar una muestra de tu orina, sudor y sangre en el laboratorio. Te llamaré nuevamente cuando el papeleo esté completado y los resultados estén listos."

"Suena bien."

Jun asintió y se despidió del doctor con un apretón de manos.

Se dirigió a su apartamento y observó la pintura sin terminar de hace unos días, la cual estaba cubierta por una tela. Un retrato de Brendan que juró no dejar que absolutamente nadie viera. Sabía que mientras los días pasaban caía más profundo en el pozo y luego ya no habría una cuerda lo suficientemente larga y fuerte para poder sacarlo de allí y salvarlo.

El viernes llegó en un abrir y cerrar de ojos. Jun estaba preparado para asistir al evento de Mikhail que se llevaría a cabo esa noche. Tenía días sin ver a Brendan y no había recibido ni siquiera un mensaje de su parte, así que se sintió un poco aliviado al ver que no interferiría con las responsabilidades del contrato.

Al final decidió dejar que Mikhail lo pasara a recoger, ya que su carro estaba dando problemas y no quería arriesgarse.

Al paso de unos minutos, mientras estaba de pie fuera del edificio, un elegante y costoso auto se detuvo delante de él, pero no era quien pensaba.

Jun reconocía el extravagante auto negro—un Bugatti—y también a quien le pertenecía, no obstante no tuvo que esperar mucho para comprobarlo. Brendan salió del asiento del conductor en un hermoso traje azul sin corbata que le quedaba perfectamente a su medida y se acercó a él sin titubear.

Había muchos compañeros de trabajo fuera del edificio porque era hora de salida, al igual que peatones que no podían evitar mirar en su dirección.

"¿A quién esperas?" Preguntó imponente.

Jun lo observó perdido por un momento, como acostumbraba pasarle cuando estaba frente al Alfa, y falló en ver a Mikhail salir de otro extravagante auto justo detrás y caminar en su dirección.

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora