A medida que pasaron los días, su cuerpo continuó teniendo cambios—fiebres y fuertes dolores de cabeza en la noche eran ahora su rutina. Le costó mucho disimular estar bien alrededor de los demás.
Alessio le explicó por mensaje de texto que probablemente los síntomas tan frecuentes se debían el estar en un lugar repleto de Alfas—y para el colmo dominantes, pero esto el doctor no lo sabía. Su cuerpo estaba reaccionando ante las feromonas. Lo cual era una buena noticia—el doctor aclaró. Pero Jun estaba un tanto asustado, sería lo peor si llegara su celo estando allí. Se estremeció al pensarlo. Esa sería una de las peores maneras en la que Brendan se enteraría de su género.
Sabía que debía decirle lo antes posible pero aún no tenía el valor. Además temía que el Alfa terminara el contrato de inmediato al sentirse engañado. Quería disfrutar las pocas semanas que le quedaban, por más egoísta que sonara.
¿Quién le creería que su familia lo había drogado por años sin darse cuenta? ¿Y que apenas se había enterado de que era un Omega?
Suspiró y dejó de lado sus mortificantes pensamientos.
Jun pasó más tiempo con Noah y Ambrose. Al principio separados, ya que los dos no parecían llevarse muy bien. Pero hubo un día, uno que parecía ser de aquellos donde todo podía pasar—ya que increíblemente, los dos se encontraban juntos en la sala conversando. Apenas cruzaban unas palabras, pero era un comienzo.
Jun se enteró que Noah era fan de la música clásica y practicaba ballet contemporáneo. Le sorprendió bastante ya que nunca lo había mencionado—pero pensó que tenía sentido, debido a que siempre tuvo un aire de elegancia y serenidad a su alrededor.
Observó a Noah mover una pieza de ajedrez, dama negra—siempre escogía ese color—y avanzó en el tablero ganando por segunda vez.
"Jaque mate." Dijo, triunfante.
"Eres demasiado bueno en esto." Respondió Jun, fingiendo estar frustrado.
Ambrose los observaba sentado en un sillón, con una cálida expresión en su rostro.
"Creo que deberíamos hacer otra cosa. ¿Quieren salir a jugar al jardín?"
Se escuchó una risa ahogada de Ambrose, y Noah sonrió levemente—apenas se notaba.
"¿Qué? ¿Qué es tan gracioso?"
"Nada." Respondió Ambrose, perspicaz.
Jun se paró y giró los ojos, con una sonrisa al borde de sus labios. Probablemente ambos se habían dado cuenta que trataba de levantar sus estados de ánimo. Jun solo quería entretenerlos un poco, ya que ambos pasaban por dificultades quizás invisibles para muchos. Quería que la pasaran bien aunque solo fuera por unos pocos días.
Jun miró la antigua repisa que había llamado su atención tantas veces anteriormente y se detuvo a admirarla. Había fotografías enmarcadas, organizadas estéticamente.
Pudo ver fotografías de Brendan—de cuando era pequeño, su rostro inexpresivo y estoico, justo como ahora. Dante sonreía, pero no era una sonrisa de un niño puro e inocente. Era obvio que también era impredecible incluso a una corta edad.
La mirada de Jun se enfocó en una foto donde estaba el chico pelirrojo, el mismo de la pintura que recordó haber visto hace unos días. El padre de Aidan estaba sentado en el suelo con dos cachorros que se parecían mucho a unos que ya conocía.
"Oh—" Exclamó Jun. "Se parecen a Max y Nero."
"Ah si, son sus abuelos." Respondió Ambrose, quien se había colocado a su lado en algún momento.
ESTÁS LEYENDO
Laureles y Peonías
RomanceDespués de prácticamente ser ignorado por su familia por ser Beta, Junne se muda a otra ciudad para comenzar una nueva vida lejos de ellos. Pero al tratar de vivir tranquilamente, llama la atención de un Alfa dominante que está más que dispuesto en...