Extra 1 - Un bisabuelo orgulloso

681 125 8
                                    

Salvatore observó con una increíble concentración lo que tenía en frente. Cualquiera que lo viera pensaría que estaba tomando una decisión de vida o muerte. Todos a su alrededor parecían temerle al Alfa, y desviaban su mirada hacia el suelo en su presencia. Estaban a la expectativa de su respuesta ante las opciones de compra que le habían presentado.

La mano derecha del Alfa-William estaba a su lado, con una expresión estoica, y esto solo añadía a la ansiedad de los presentes. 

"¿Son estos los mejores juguetes que pudiste encontrar?" Preguntó con una firme voz. "Creí que habías dicho que tenías lo mejor del mercado."

"Sí-sí, así es." Respondió inmediatamente el dueño del establecimiento. Dejando en shock a sus empleados, quienes nunca habían visto ese aspecto en el Alfa, estaba aterrado. "Si estos no le gustan, podemos buscar otro—"

"Olvídalo." El Alfa detuvo sus palabras con su mano y avanzó a ver lo demás que ofrecía el hombre en su tienda. "¿Qué es esto?"

"¡Oh! Es uno de nuestros modelos más vendidos."

"¿Cuántos tienes aquí? "

"... ¿Qué?"

"¿Cuántos de estos se fabricaron? Quiero algo especial para mis bisnietos". El Alfa mayor miró al vendedor directamente a los ojos. "El regalo debe ser único. ¿Entiendes?"

"Yo... no estoy seguro de-" El hombre parecía estar a punto de desmayarse en cualquier momento debido a la presión .

No podía pasar a la historia como el Alfa que no pudo satisfacer a Salvatore Russeau. Estaría arruinado.

"Quizás yo pueda ayudar." Dijo una suave voz detrás del Alfa.

Era un Omega de avanzada edad, probablemente cerca de la edad de Salvatore, pero se veía más joven. Se notaba a leguas que provenía de una buena familia debido a su postura y vestimenta. Era un Omega muy encantador incluso a su edad, dejando en evidencia lo hermoso que debió ser cuando era más joven.

"¿Es así?" El Alfa entrecerró los ojos. "¿Cómo ayudarías?"

El Omega señaló un estante a un extremo y Salvatore lo siguió con la mirada, allí se encontraban algunos peluches—de diferentes tamaños y colores. 

"¿Los peluches en forma de animales?" Se veía confundido y miró a su mano derecha, quien solo se encogió de hombros. No podía entender por qué le gustaban tanto a los niños, sus padres nunca le habían regalado uno y ciertamente no le interesaba tampoco tenerlo, pero supuso que a sus nietos les atraería un regalo como ese. Los niños de ahora eran diferentes.

"¡Sí!" Aseguró el Omega y sonrió hermosamente. Algo en su sonrisa le recordó a otra persona. "Aunque depende de la edad que tengan".

"Bueno... Hoy cumplen un año."

El Omega alzó las cejas, sorprendido. "¿En serio? Qué coincidencia." Murmuró esta última para y volvió a mirar los peluches. "Entonces creo que son perfectos para ellos. Se ven adorables". Tomó uno en su mano y se lo extendió al Alfa. "Y suaves... ¿ves?"

Salvatore asintió, completamente concentrado en el juguete, frunciendo el ceño. "Sí, creo que podría funcionar. Este servirá".

Los empleados que estaban a su alrededor buscando opciones como si su vida de pendiera de ello, no hicieron ningún sonido. Pero internamente estaban aliviados, se sintió como si se hubiera levantado una maldición.

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora