Capítulo 68: Curiosidad

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Brendan observó a Jun con el ceño fruncido al este salir de su oficina. No entendía a que se debía su comportamiento—se veía nervioso.

Colgó la llamada con uno de sus negociantes y luego revisó su teléfono. En la pantalla se encontraba el mismo artículo que le había entregado a Jun. Había sido publicado en una de las revistas más populares del país, pero era solo una sección de chismes, por lo que era obvio que no tenían pruebas para tales acusaciones.

'Una de nuestras fuentes alega que impactantes atrocidades suceden en FarmaFiore. Al parecer, han estado haciendo experimentos con personas para cambiar su género, y como ya sabemos, está penalizado por la ley. ¿Quién diría que el apuesto y aclamado Alfa, Jonathan Fiore, estaría detrás de tales artimañas?'

Brendan se rio.

No tenía nada que ver con el escándalo, pero todo le parecía gracioso. La información que había obtenido solo era una garantía, en caso de que sucediera algo en el futuro.
¿Por qué esparciría tales rumores justo ahora cuando había invertido una gran suma de dinero en la compañía?

Pero Jonathan solo reaccionó y no pausó un momento para analizar los hechos. Lo más probable era que una de las personas con las que su investigador había hablado, pensó haber tenido una oportunidad de obtener dinero y dijo lo que sabía. Pero no tendrían pruebas, ya que él se encargó de ello. Lo curioso era que incluso el mismo Jonathan trató de sacar a la luz secretos de su compañía por alguna ridícula razón,  así que su reacción le sorprendió un poco.

Brendan miró los objetos esparcidos por el suelo y recordó lo enojado que estaba el Alfa al acusarlo. Por alguna razón le dio la impresión de que su reacción se debía a la fotografía que estaba incluida en el artículo específicamente, ya que fue lo primero que mencionó al llegar.

Brendan tenía el sentimiento de que había algo que estaba pasando por alto, pero por más que lo analizaba no podía llegar a ninguna conclusión.

Taq taq taq...

El sonido repetitivo de su dedo al hacer contacto con su escritorio se escuchó en la oficina. Estaba inquieto.

Alguien tocó su puerta y Brendan
le permitió la entrada. Era el conserje, quien recogería el desastre que Jonathan Fiore había dejado.

Brendan dejó al hombre trabajar y le envió un mensaje a uno de sus contactos—era un experto en solucionar ese tipo de escándalos. Le dijo lo que necesitaba y volvió a su trabajo.

Al paso de unas horas, Brendan se despidió educadamente de sus negociantes mientras conversaban en una reunión virtual. Ya era tiempo de almorzar, el Alfa extendió su mano para tomar su teléfono y marcarle a Jun, pero en ese mismo instante, este salió de su oficina. Estaba hablando con Sofía. Su expresión se veía bastante seria, y tenía el ceño ligeramente fruncido.

Brendan estaba curioso por saber a qué se debía su mal humor y estuvo a punto de llamarlo para preguntarle, pero Jun salió después de pasarle un documento a la chica.

El Alfa marcó la extensión de su cubículo.

"Sofía, ven aquí."

"Si, señor."

Sofía entró al lugar un tanto nerviosa, sosteniendo un iPad y documentos en sus manos.

"¿Dónde está Junne?"

"Se fue a almorzar, señor. También dijo que llegaría un poco tarde."

"Hm." Brendan gruñó. "¿Dejó algo para mí?"

"Ah, si. Me dijo que le diera los pasos finales del lanzamiento. Aquí los tiene,"

Brendan tomó la carpeta y la colocó en su escritorio.

"Está bien, gracias. Dile que pase por mi oficina cuando vuelva."

"Entendido. Disfrute su almuerzo."

"Tu igual."

Sofía salió y cerró cuidadosamente la puerta sin hacer mucho ruido. Brendan continuó trabajando por un rato, y revisó el documento que le había dejado Jun.

Impecable.

Pensó al ver lo detallado y claro que era la información, las estadísticas, las cifras y la dirección artística—todo era perfecto. Jun era uno de sus mejores empleados y sabía que debía mantenerlo en su empresa, y posiblemente a su lado. Era la mejor opción para los proyectos que se avecinaban. Brendan firmó la fecha más cercana como el día del lanzamiento del proyecto. Ya lo habían pospuesto por demasiado tiempo debido a la incompetencia de algunos empleados—de los cuales se encargaría muy pronto, ya que Brendan no daba segundas oportunidades.

Brendan revisó las notificaciones de su teléfono. Había mensajes de Aris, diciéndole que deberían verse en uno de los clubes o salir a jugar un rato. Otro de Ambrose diciéndole algo sobre Dante... y uno de Donatella, el cual no le prestó mucha atención.

Entró a sus contactos y abrió el chat de Jun, la última conversación allí fue de cuando aún estaban en Italia.

'¿Dónde estás?" Preguntaba Brendan.

'Estoy en el jardín con tu papá. ¿Por qué?'

'Ven a mi estudio.'

'... okay.'

Todas las conversaciones eran de ese tipo, encontrándose en lugares poco frecuentados de la mansión cuando tenían tiempo libre. La verdad era que no habían sido muy discretos, estaba seguro de que toda su familia sabía que se acostaba con él. Probablemente, a eso se debía el comportamiento tan insoportable de su abuela...

Sin embargo, no había una razón para ocultarlo, realmente no le importaba quien lo supiera. Brendan no era una persona que tomada en consideración lo que los demás pensaran de él, además de que el Alfa era famoso por las incontables relaciones que había tenido a lo largo de su carrera. Modelos, actores y figuras públicas, formaban parte de una larga lista de Omegas que habían pasado por su cama. Jun solo era su actual pasatiempo, justo como ellos lo fueron en su momento—un juguete de unos días. 

Brendan marcó su número, el cual sonó varias veces, pero Jun no contestaba—intentó de nuevo y su llamada fue enviada al buzón de voz. Ya había pasado la hora del almuerzo hace más de una hora, y aún no había regresado.

Con el ceño fruncido, se paró de su escritorio y caminó hacia la puerta. Sofia estaba en su escritorio atendiendo una llamada y colgó el teléfono inmediatamente al ver a su jefe.

"Señor," dijo al pararse y hacer una suave reverencia. "¿Cómo le puedo ayudar?"

Brendan miró hacia la puerta de la oficina de Jun y luego nuevamente a quien pronto sería su secretaria. "¿Aún no ha llegado?"

"Ah, no. Aún no." Respondió nerviosa. "Pero lo más probable es que lo haya atrapado la lluvia." Señaló el ventanal al final del pasillo, donde se podía ver la lluvia caer.

El ascensor sonó, y ambos miraron en la dirección del sonido. Las puertas se abrieron y Jun salió de allí prácticamente empapado. Sacudió su húmeda chaqueta y la colgó en una esquina. Sacudió su cabello con sus manos y lo arregló un poco.

"Dios mío, señor..." Vociferó Sofía y se acercó a Jun con una toalla en sus manos. "¿Por qué está en ese estado?"

"Olvidé mi paraguas." Respondió Jun, sonriendo apenado.

Brendan no sabía de dónde Sofía había sacado la toalla, pero su humor empeoró cuando la chica se inclinó y trató de secar  su cabello.

"Junne." Dijo el Alfa en un tono frío. "Llegas tarde."

Jun miró en su dirección como si apenas se había dado cuenta de que Brendan estaba allí.

"Ah, lo siento. Tuve un pequeño inconveniente en el camino y—"

"Sígueme." Brendan se volteó—irritado, luego de ver por última vez las manos de Sofía tocando su brazo... y entró nuevamente a su oficina.

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora