La puerta se abrió nuevamente después de una larga espera, durante la cual nadie emitió un sonido. El doctor Alfa tenía una extraña expresión en su rostro a medida que removía su mascarilla, y Brendan no esperó a que se expresara. Entró apresuradamente al lugar, descartando las quejas de los médicos.
Trató de acercarse donde estaba Jun, pero se lo impidieron. Aquellos Alfas enviados por el ministerio se interpusieron en su camino, y a pesar de lo fuerte que era, no le sería posible ganarles a menos que abusara de sus feromonas y consideró hacerlo.
Miró a través del amplio cristal que lo distanciaba de su Omega. El intenso olor metálico era insoportable, pero aún más era la tranquilidad en el rostro de Jun mientras estaba posado en la ensangrentada camilla.
Su blanca piel estaba pálida, cubierto de sudor—y de solo imaginar su calvario, hizo que su furia incrementara.
"No puede estar aquí, señor." Alguien tocó firmemente su brazo, pero lo sacudió a medida que trataba de avanzar. "Es peligroso para el paciente."
"¿Él esta bien?" Dijo con un extraño tono de voz incluso a sus oídos. "... ¿por qué no responde?" Continuó y esta vez miró a los doctores. Los cuales intercambiaron miradas y tragaron en seco.
"Está sedado." El hombre señaló a la puerta, con inquietud en sus ojos. "Creo que es mejor que salga por un momento, señor Russeau."
Sus feromonas se desataron en el lugar, el aroma mostrando su frustración, e ignoró a los expectantes mientras cubrían sus narices.
Observó nuevamente a Alessio a través del cristal, mientras circulaba alrededor de la camilla sosteniendo medicamentos en sus manos.
"¿No le gustaría ver a los gemelos?" Alguien más trató de persuadirlo.
Brendan ignoró la pregunta, aún ensimismado con lo que sucedía del otro lado. Incluso las peticiones de los Alfas a su alrededor pasaban por oídos sordos. Su atención estaba únicamente en su Omega.
Una firme mano se posó en su hombro, y se volteó con agresividad para reclamarle. No obstante, se encontró con los ojos serios de su padre y se contuvo. Dimitri miró hacia el frente y luego el alboroto con ojos agudos. "Salgamos por un momento. Debes dejarlos trabajar,"
"No iré a ningún lado."
"Escúchame, Brendan. Entiendo cómo te sientes, pero debes salir... tus feromonas son un desastre. Estás estorbando aquí, deja que ayuden a tu Omega."
Miró a Jun, quien parecía no responder a medida que los doctores lo atendían.
Brendan no respondió, y se dejó guiar por Dimitri fuera de la sala de emergencias. Ignoró las miradas de todos a medida que avanzaba, alejándose de todos. No quería hablar con absolutamente nadie ya que estaba a punto de descargar su enojo de forma desmedida.
Una vez llegó a una parte alejada del patio—se alegró de que estuviera vacío. No tuvo que hacer mucho, ya que incluso algunos que merodeaban el área se alejaron, al notar su oscura aura.
El Alfa caminó de un lado a otro—vibrando de enojo, no sabía cómo descargar la furia e impotencia que sentía.
"Cazzo!" Vociferó con fuerza y le dio un puñetazo a la pared, ignorando el dolor que se esparció por sus tejidos. Las gotas de sangre cayeron al suelo a medida que los flexionaba.
El Alfa miró hacia el nublado cielo con pesar, incluso el clima era horrendo ese día. "¡Maldita sea!"
Su respiración estaba alterada y sus pensamientos no se calmaban.
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Laureles y Peonías
Roman d'amourDespués de prácticamente ser ignorado por su familia por ser Beta, Junne se muda a otra ciudad para comenzar una nueva vida lejos de ellos. Pero al tratar de vivir tranquilamente, llama la atención de un Alfa dominante que está más que dispuesto en...