Capítulo 144: El mejor sonido

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Brendan se levantó en la mañana con aflicción. Se miró en el espejo y no se inmutó ante lo desaliñado que se veía. Necesitaba afeitarse y probablemente un nuevo corte de cabello, pero no había tiempo o ganas para hacer ambas.

Luego de darse un baño y peinarse, procedió a escoger uno de sus trajes de diseñador sin pensar mucho en el aspecto.

Salió del condominio junto a Kevin, la tensión era palpable siempre a su alrededor últimamente. Nadie le buscaba conversaciones casuales.

Llegaron al hospital y Kevin se detuvo al ver que no avanzaba hacia el camino usual. El Alfa se veía confundido.

"¿Señor?"

"Vayamos al departamento de pediatría."

Kevin se veía estupefacto ante su petición, no obstante no dijo nada, quizás temiendo a que cambiara de opinión. Se encontraba ridículo lo mucho que todos insistían con lo mismo, por lo que decidió finalmente visitarlos ese día.

El Alfa lo guio plácidamente al lugar y Brendan ignoró las risas de los niños a su alrededor. Su expresión dejaba a notar que no quería estar allí, atemorizando a quien lo observaba.

Se pararon frente a un ventanal, donde solo un amplio cristal los separaba de los bebés en las incubadoras. Había decenas de ellos, unos más pequeños que otros.

El Alfa recorrió el área con su mirada y por alguna razón sus ojos se posaron en dos pequeñas figuras. El fino cabello rubio en sus diminutas cabezas hacía contraste ante los demás. Uno de ellos tenía un tono de piel ligeramente más oscuro, pero su cabello igual de claro.

"Entremos." Dijo el Alfa, y ambos avanzaron.

Ignoró las miradas a su alrededor y se pararon frente a la incubadora luego de la higienización. Tuvo razón una vez los tenía en frente—al ver el nombre en la cinta de sus pies, confirmó que sí eran sus hijos y además, de que eran muy parecidos a Jun.

Grandes ojos y pequeñas manos se elevaron en su dirección. Uno de los bebés parecía mostrar un animado interés, mientras que el otro solo lo observaba curiosamente.

A pesar de que uno de ellos tenía los ojos dorados del Alfa, sus suaves facciones se asemejaban más a las de su Omega. El bebé más claro era tranquilo y sus ojos eran tan azules que por un momento pensó que era Jun quien le devolvía la mirada—nunca pensó que se parecerían tanto a él.

Brendan frunció el ceño, ante el extraño sentimiento que lo consumía, y se preguntó qué era.

Observó a los gemelos nuevamente—con un rostro libre de expresión, e ignoró a las enfermeras, quienes intercambiaron incómodas miradas.

Los genes dominantes predominaban usualmente, pero al parecer con su Omega las cosas nunca eran usuales.

"¿Quiere-quiere cargarlos?"

Brendan se rio sin gracia. "No."

Se alejó descortésmente del lugar, dejando a una confundida enfermera detrás—quien solo recibió su desdén. Escuchó a Kevin disculparse a medida que avanzaba, e ignoró el sentimiento amargo en su pecho.

Una vez el Alfa llegó a la habitación donde se encontraba Jun—se tomó unos minutos frente a la puerta para así recobrar su compostura.

Sí, la verdad era que, tal y como Edward había insinuado, en alguna parte de su mente se sintió extraña la posibilidad de que los gemelos se parecieran tanto a él. Ya que en el peor de los escenarios, podría simplemente tolerarlos—pero tener un recuerdo tan vivido siempre acompañándolo, no sabía cómo manejarlo.

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora