Laureles y Peonías

Capítulo 122: Acosador

Jun se alejó del Alfa a pesar del reducido espacio, acercándose al otro extremo y vio cómo el hombre seguía sus movimientos detenidamente.

Solo su repugnante olor hacía que su piel se erizara y el rechazo era desproporcionado, algo que nunca había experimentado. El sueño despertó un miedo que había olvidado y la verdad era que no lo quería cerca de él.

"Abriré las ventanas para que entre más aire," Nikolay explicó, en un suave tono.

Estaba alerta, el cambio de humor en el Alfa era desconcertante al compararlo con hace apenas unas horas—fue aterradora la forma como los atacó, y se preguntó si su mamá y aquel Omega se encontraban bien.

"¿Fuiste tú?" Preguntó, mirándolo fijamente. "La persona que entraba a mi apartamento y quien me atacó la última vez. Eras tú, ¿no es así?"

"Sí..."

Jun recordó los regalos que recibía de forma anónima e incluso aquel altercado que tuvo la primera vez que conoció a Brendan y su sorpresa solo aumentó.

"¿Desde cuándo me estás siguiendo?"

Nikolay lo miró con ojos libres de cualquier culpa o remordimiento, y recorrió su rostro con ojos lascivos, haciéndolo sentir incómodo.

"Casi siempre estuve ahí, pendiente a todo lo que hacías."

Su piel se erizó ante el dato. "... ¿Por qué?"

"Tu padre me ordenó que te vigilara. A ti y a tu hermano," Explicó y a Jun le pareció extraño que no tuviera restricciones al brindar la información. Una inquietud se asentó en su mente al entender que lo hacía porque planeaba llevarlo lejos y ya no vería más a Ernesto Fiore. "Sé todo de ti, y sabía que eras mío desde el primer día que te vi, pero nunca pude reclamarte porque no tenía los recursos. Perdón por hacerte esperar,"

A este punto sabía que lo decía en serio, pero tenía esperanzas de que solo fuera una sórdida broma. El Alfa estaba completamente fuera de sus cabales.

"... Debí marcarte ese día." Agregó en un extraño tono y una mirada repleta de obsesión. Hablando consigo mismo.

Luego su mirada pasó a su estómago y Jun apresuradamente ocultó el área con su playera, no se dio cuenta de que se había expuesto parcialmente.

"¿Qué?" Fue lo único que pudo enunciar antes sus alarmantes palabras.

"Eres mi Omega." Su mirada se tornó oscura a pesar de lo claros que eran sus ojos.

"... No soy de nadie." Respondió de forma desafiante y por un momento se preocupó de cómo reaccionaría.

No sabía que tan mal de la cabeza estaba el hombre, pero era más que obvio que era un Alfa inestable y había perdido la capacidad de controlar su instinto apropiadamente.

Debió aceptar que era bastante sorprendente que pudiera ocultarlo por tanto tiempo, pero la reacción de los demás a su alrededor dejaba en evidencia lo incómodo que se sentían.

"Ese Alfa cree que puede tomarte, pero yo te encontré primero."

"... Yo—era solo un niño, cuando me atacaste."

"Lo recuerdas." Su expresión era de apego en ese momento y Jun se estremeció con disgusto ante el gesto.

El hombre era repugnante.

"... Dejame ir. No le diré a nadie lo que hiciste, solo déjame ir."

Nikolay miró la carretera y luego el carro y soltó una maldición.