Capítulo 113: Unión

2.7K 340 41
                                    

Los impactos y sollozos se esparcían en el área con gran agudeza. El leve eco de los apresurados respiros y la piel siendo quebrada era un sonido que muchos odiarían escuchar.

"Por favor," Se lamentó una irreconocible voz, su boca repleta de sangre.

Solo ojos rojos lo observaban sin aflicción y el Alfa continuó con su desenfrenado ataque, sus puños golpeando con fuerza su abdomen, ya que se había cansado de su cara. La cuerda que sostenía al hombre se quebró y este calló al piso con un fuerte estruendo.

Brendan lo pateó por última vez, haciendo que este se quejara levemente, sin fuerzas para hacer un alboroto. Su cuerpo estaba ensangrentado y su rostro apenas era visible debajo de todos los moretones y la hinchazón.

Sus subordinados solo observaban, y no decían nada, estaban sorprendidos al ver a su jefe en tal estado—para muchos de ellos era la primera vez que lo veían de esa forma. Dante por otro lado, lo miraba con ojos repletos de una extraña intensidad.

El Alfa ignoró la atención que recibía a su alrededor, miró sus manos y estas estaban cubiertas de sangre, al igual que su camisa y zapatos. Chasqueó su lengua lo cual asustó a su víctima, quien se encogió esperando la continuidad de su tortura y emitió un leve lamento.

Uno de sus hombres le extendió una toalla húmeda, la cual tomó para así remover la suciedad de sus palmas. Dante se acercó con pasos seguros, y miró al hombre tirado en el piso sin una sola pizca de empatía.

"¿Lo dejarás vivir?" Preguntó sin interés y una sórdida sonrisa.

Brendan miró a su hermano con ojos libres de cualquier brillo y luego al desastre a sus pies.

"Déjalo que regrese con sus amigos, para que sepan lo que les espera. No seré tan bueno con los demás,"

Su víctima tembló con frenesí sobre el helado y mugriento suelo, sus sollozos volviéndose más febriles. El Alfa se dio la vuelta y se acercó a la puerta al cansarse de estar en el mismo lugar junto a la persona que había ayudado en el secuestro de Jun, su rabia aún a flote.

"Te dije que algún día me entenderías."

Dijo su hermano con una voz extrañamente seria, y una cínica sonrisa. Brendan detuvo su avance en medio del pasillo y se volteó a ver a Dante, quien a pesar de siempre comportarse con humor, en ese momento lo miraba con ojos incisivos.

"¿A caso estás disfrutando esta situación?"

"No." Dante le dio la espalda y caminó hacia otro extremo, evidentemente de camino a su habitación donde su Omega lo esperaba. "Solo espero que a partir de ahora entiendas todo lo que sentí estos últimos años, cuando alejaron a Noah de mí."

Brendan se quedó viendo la espalda de su hermano a medida que este se alejaba y una frase llegó a su mente que nunca había considerado.

Lo único que arruinaría a un Alfa, es codiciar ciegamente a un Omega.

-

Los días habían transcurrido con una increíble pesadumbre, y aún no había noticias de Jun. La ira de Brendan era tan palpable que incluso su familia lo evitada a como dé lugar—a excepción de su abuelo, quien era el único que al parecer entendía lo que pasaba por su cabeza. Quizás la pérdida de su Omega había proporcionado esa facilidad de manejar la situación, y hasta cierto punto estaba agradecido de ello.

El Alfa continuó con su mirada perdida, a medida que sus drásticos planes se movían en su mente. Sabía que el plan que tenía pensado sería mal visto por su familia, por lo que no intentaría siquiera proponerlo y simplemente lo haría a su forma—como tenía planificado desde el principio, ya estaba cansado de andar con rodeos.

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora