Capítulo 59: Pesadillas

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Al entrar a la habitación de Brendan, Jun pudo notar que era muy espaciosa—amueblada con cortinas de colores neutros, estantes, un sofá y una cama organizada perfectamente. Había pinturas con bonitos paisajes colgando en los muros. Parecía que el lugar había sido remodelado recientemente, ya que se veía todo muy pulcro y nuevo.

Sin embargo, Brendan no estaba allí.

"¿Dónde está Brendan? Pensé que estaría esperándome." Le preguntó al guardaespaldas al voltearse. Ya había perdido un poco la vergüenza y le hablaba con más confianza a Kevin.

"Aún se encuentra hablando con su padre y hermano. Vendrá en unos minutos,"

"Entiendo." Jun observó un estante repleto de libros e historietas en un extremo. "¿Esta era su habitación cuando era niño?"

"Si, así es." Respondió, y miró a Jun recorrer el lugar y luego ojear los libros. "Hasta que se fue a la universidad."

Había un estante repleto de libros de historia, artes y negocios—los demás eran de fantasía. El Silmarillion era uno de los más desgastados, al parecer a Brendan le gustaban las historias profundas y un tanto complicadas.

"No sabía que habían crecido juntos." Dijo Jun sin dejar de inspeccionar los libros.

"Mis padres trabajaron aquí por unas décadas y crecí en esta mansión. Quedé al cuidado de la familia luego de mi padre regresar a su pueblo natal junto a mi madre."

"¿Porqué no regresaste con ellos?"

Kevin sonrió levemente. "Obtuve una beca y me fui a estudiar con el señor Brendan a Roma."

"Oh," Jun lo miró extrañado. "¿También estudiaron juntos?"

"Se podría decir." Kevin caminó a la puerta. "Le diré que ya está aquí esperándolo."

Kevin salió de la habitación y cerró la puerta cuidadosamente detrás de él. Jun continuó ojeando las páginas con interés.

Al paso de unos largos minutos cerró el libro al sentirse un poco acalorado—pero la temperatura era buena. Era uno de los síntomas que había empezado a tener luego de tomar los medicamentos que Alessio le había indicado y pasaba cada ciertos días. Se dirigió al baño para lavarse la cara y refrescarse un poco—al observarse en el espejo pudo notar que estaba sonrojado.

"Ahh..."

Suspiró al sentir la incomodidad recorrer su cuerpo. Aún le costaba acostumbrarse a los cambios que experimentaba. El doctor le había explicado que tendría leves celos, y a medida que pasara el tiempo probablemente tendría uno con mucha intensidad—pero el doctor no estaba tan seguro, aún no sabía como su cuerpo reaccionaría.

Las dosis que tomaba se iban reduciendo cada semana como le habían explicado, para que así su cuerpo pudiera manejar el cambio correctamente y dejara de necesitar tan agresivamente los medicamentos.

La verdad era que ya no le importaba si no emitía feromonas, había vivido su vida siendo Beta y estaba acostumbrado—pero tomar los agresivos bloqueadores solo le haría más daño a su cuerpo y sabía que sería peor a la larga. Lavó su cara tranquilamente y se secó con una de las toallas en el baño.

Solo debo aguantar unas semanas más.

Al salir, Brendan estaba en la ventana mirando al exterior, con su celular al oído—ladrando órdenes. Jun se sintió mal por un momento por aquella persona que tuvo que escucharlo.

Al paso de unos minutos colgó la llamada y se volteó a mirarlo, recorrió su cuerpo con intensos ojos y luego se sentó en su sofá.

"Solo ha pasado un día y ya han cometido varios errores en la oficina." Dijo en un tono frío. "Quizás si debí dejarte allí para que supervisaras después de todo."

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora