Capítulo 118: Invitado no grato

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Ernesto se empezó a reír, pero su risa no tenía humor. Había una línea de una inmensurable ira debajo del sonido, lo cual tenía a Jun ansioso.

"Primero insinúas que podrías ser estéril," El Alfa lo miró con ojos punzantes y luego su atención se posó donde sostenía a su hermano. Quien en todo momento se mantuvo frente a él, protegiéndolo. "Y ahora dices que estás embarazado." Suspiró, en un tono fingidamente lamentable.

"... Es la verdad." Jun respondió con seguridad, mirando a su padre fijamente.

Ernesto parecía estar conteniendo su reacción al frente de la visita—Jun sabía que de estar solos allí, su comportamiento sería totalmente diferente.

"Sé que a Malek le gustan los Omegas revoltosos pero ya esto es ridículo, señor Fiore. No queremos un Omega que le abre las piernas a cualquiera." Dijo el abogado, quien solo observó la situación con tranquilidad pero parecía juzgarlo.

"Mide tus palabras." Exigió Jonathan en un tono amenazante, recibiendo una mirada fulminante de su padre.

"... ¿Entonces como explicas su embarazo?" Continuó el árabe, en un tono prejuicioso. "Este—". Extendió su mano para señalar a Jun. "No es el comportamiento de un buen Omega."

"Dejemos de discutir por tonterías." Ernesto se paró de su asiento interrumpiendo la discusión que estuvo a punto de desatarse.

Jun siguió todos sus movimientos con cautela, debido a que había una extraña aura a su alrededor.

"Si el problema es el bastardo, hay formas para solucionarlo." Arregló su chaqueta tranquilamente. "No nos desviemos del plan solo por algo insignificante."

"Yo no abortaré a mi bebé." Jun intencionalmente dejó fuera el hecho de que eran gemelos, sabía que ese dato agravaría la situación de forma desproporcionada.

Su padre lo miró con burla y luego su estómago, pero probablemente no era notable a sus ojos debido a la ropa holgada que llevaba puesta.

"Lo harás." Dijo con una leve sonrisa. "Ya que no hay un Alfa que reconozca ese bebé como suyo. ¿O sí?"

Hubo un silencio por largos segundos ante su pregunta y Jun se veía visiblemente molesto—sus palabras lo habían herido y trató de no mostrarlo en su rostro, pero estaba muy sensible.

"Puedo encargarme yo solo."

Esta vez el rostro de su padre se distorsionó. "No dejaré que sigas manchando el nombre de esta familia."

Su mirada se posó en Juliette, quien se crispó ante aquellos punzantes ojos.

"¿Ves lo que tus errores han causado? Tenemos una conversación pendiente..." Habló en un tono calmado, pero todos sabían la amenaza oculta en sus palabras. Su madre pagaría por el comportamiento de Jun y eso lo tenía preocupado. Ernesto siempre encontraba la más mínima excusa para herirla.

Su mamá simplemente desvió la mirada y no replicó ante su reclamo.

El fuerte sonido de un celular rompió el silencio que se esparció en el lugar luego del incómodo momento. El abogado entró la mano en su bolsillo e inmediatamente contestó. Nadie en el salón entendía lo que decía, pero era más que evidente lo enojado y sorprendido que estaba.

Al finalizar la llamada, este se paró de su asiento elegantemente, con una expresión estoica.

"Lamento infórmale que regresaremos al Medio Oriente esta noche, debido a un problema que se ha presentado." Su mandíbula se contrajo. "Les daremos dos días para solucionar... el problema." Miró al estómago de Jun y luego su rostro. "Malek está muy interesado en el Omega y sabemos lo que eso significa. Él se porta bastante bien con aquellos que sacian sus caprichos."

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora