Capítulo 137: Cambios de Humor - Parte 2

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Jun abrió los ojos y los estrujó para aclarar su visión. No sabía en qué momento se había dormido, pero se encontraba acostado en el sofá, cubierto con una chaqueta impregnada de ese aroma que tanto adoraba.

Brendan se encontraba a su lado, frente al computador, las tonalidades rojizas del crepúsculo se filtraban por los ventanales, definían las facciones de su apuesto rostro con afinidad. Se quedó viéndolo sin hacer ningún movimiento mientras trabajaba, para así quizás capturar la escena en su mente y posteriormente plasmarla en su lienzo.

Su corazón latió con fuerza debido a que incluso en ese momento, aún no podía creer lo mucho que había cambiado su vida.

Acarició suavemente su vientre y sonrió.

Brendan será un padre increíble. Estoy seguro.

"¿Descansaste bien?" Preguntó el Alfa sin levantar su cabeza.

Se preguntó cómo sabía que había despertado, a pesar de lo mucho que trataba de ocultarlo.

"Sí." Sonrió de forma avergonzada, y luego trató de pararse repentinamente al recordar algo, pero el Alfa lo detuvo.

"Ten cuidado." Ordenó con el ceño fruncido.

"Ayúdame a pararme. Dejé a Ambrose y Kayden esperándome por mucho tiempo."

"Los envié al condominio hace una hora. Estabas durmiendo y no quisieron despertarte."

"Oh." Miró al Alfa y su computador, se sintió culpable al percatarse de lo ocupado que parecía estar. "No quería ser un estorbo, lo siento. Sé que tienes mucho trabajo."

Brendan no dijo nada, se acercó y besó su frente. "Está bien." Revisó su rostro. "¿Te sientes bien? Ambrose me dijo que no estabas de buen humor."

Jun se sonrojó. "Ya estoy bien."

"Hmm." Brendan lo observó detenidamente. "¿Quieres volver a casa?"

Casa.

Nuestra casa.

Por alguna razón su corazón se contrajo y su garganta se obstruyó. Se sentó en el sofá con ayuda del Alfa y desvió su mirada para así recuperar la compostura.

"¿Qué esta mal?" Preguntó Brendan nuevamente, y trató de buscar su rostro, pero el Omega lo evitó.

Jun negó con la cabeza y espiró temblorosamente. "... nada. Solo dame un momento."

Pero el Alfa no le hizo caso, y lo levantó, colocándolo en su regazo. Jun abrazó al Alfa y aspiró sus feromonas codiciosamente y sintió cómo sus nervios se calmaban lentamente.

Se estremeció a medida que las manos del Alfa acariciaban su espalda suavemente, y nuevamente, su sensibilidad resurgió.

"¿Por qué estás siendo tan bueno conmigo?" Preguntó con una voz temblorosa, ocultando su rostro en su cuello.

El Alfa pausó sus movimientos por un breve momento. "... ¿Por qué lo preguntas como si estuvieses reclamando?"

Jun no supo qué responder, por alguna razón estaba inquieto, y no lograba entender a qué se debía su temor tan repentino.

"No lo sé." Suspiró y lo apretó con más fuerza. Las feromonas del Alfa se volvieron aún más tranquilizantes y gimió complacido.

"... Yo—" El Alfa pareció considerar algo y se detuvo. "¿Nunca pensé que te quejarías porque me porto bien?" Expresó cómicamente y sostuvo su rostro. "¿No crees que es injusto?"

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora