Capítulo 96: Obsesión

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Un mes había transcurrido, y aún no había noticias de Jun. El humor del Alfa había empeorado, y esto era evidente para todos los que trataban con él.

Brendan observó la oficina con ojos impasibles—los empleados estaban trabajando con ahínco, y nadie se la pasaba perdiendo el tiempo en los pasillos. Todos estaban conscientes de que algo sucedía y no querían llamar la atención de su jefe—incluso se estaba rumoreando que buscaba a Jun con un increíble esmero, ya que había hecho algo en contra de la compañía y a eso se debía la persecución.

Al usar sus conexiones, pudo confirmar que Jun no había intentado salir del país en ningún momento. Kayden, por otro lado, fue encontrado tratando de abordar un avión para dirigirse a Francia.

Sus hombres intentaron sacarle información, pero el Omega no cedió. No pudieron retenerlo por mucho tiempo, ya que era un lugar público y un Alfa había ordenado su regreso. Así que llamó a sus contactos en el país para que lo vigilaran y obtener pistas de alguna otra forma—pensó que en algún momento se quebraría, al sentirse vigilado y acorralado.

Se rio al pensar en esa ingenuidad, por no comprender la influencia que el Alfa manejaba y creer que un Omega podría ocultarse de él. Solo era cuestión de tiempo para que pudiera dar con su paradero.

Sin embargo, era evidente que estaban recibiendo ayuda de alguien para esconder su rastro, y era muy probable que fuera un Alfa. Empuñó sus manos con enojo alrededor del vaso que sostenía, al imaginarlo. No sabía cuántas copas de whisky había tomado, pero no eran pocas. Su alta resistencia le permitía darse el gusto—ya que sabía que no impactaría su toma de desiciones.

Continuaron investigando a Jonathan Fiore, quien estaba actuando extraño desde entonces, pero al parecer también buscaba a su hermano—por lo que no tenía muchas novedades por ese lado. Solo así pudo confirmar que ciertamente no formó parte en su huida.

Chasqueó su lengua y arrojó la copa vacía contra la pared en su enojo, generando un fuerte estruendo al momento del cristal romperse. Brendan sentía que el progreso era lento y esto lo tenía un tanto frustrado.

Estuvo pensativo y no prestó atención mientras le proporcionaban el informe del día—solo repetían lo mismo, ya que no había muchas noticias desde hace semanas.

"¿Señor?" Preguntó uno de sus hombres con nerviosismo al ver su reacción.

"¿Los demás se reportaron?" Preguntó, indiferente.

"Continuaron hacia el interior con el objetivo de distribuirse por toda la comunidad, al igual que en otras ciudades." Explicó en voz baja y luego aclaró su garganta. "El último rastro nos llevó a Andalucía, pero después de tanto tiempo es un poco difícil saber en qué ciudad está—es mucho terreno para cubrir."

"Asigna más hombres." Ordenó con ojos serios y su subordinado solo asintió, sorprendido.

La búsqueda ya era descomunal, por lo que la solicitud pasmó a sus espectadores y se preguntaban qué había hecho el chico para que el Alfa lo buscara de esa manera tan insistente.

Brendan miró a Sofía, quien se encontraba en su cubículo, conversando con un chico el cual arrastraba un pequeño armario portátil, repleto de ropas coloridas. Esto le recordó a un hombre específico, quien consideraba uno de los sospechosos en toda la situación.

"¿Pudieron encontrar algo del diseñador?"

"No, señor." Respondió otro de los hombres. "Siempre tiene la misma rutina y hasta ahora no hemos visto algún cambio."

"Continúen observándolo de cerca."

Todos asintieron, y se retiraron del lugar con el propósito de seguir perfectamente las órdenes de su jefe, ya que sabían que el peor error que cometerían en su vida, sería no cumplir con sus expectativas.

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora