Las manos de Jun sudaban descontroladamente debido a los nervios. Había una tensión tan espesa en el aire de la mansión que se podía cortar con un cuchillo.
Una vez se acercaron al salón de invitados, se puso alerta al ver a su padre esperándolo afuera. Su padre miró a su mamá con afilados ojos y esta tembló ante su escrutinio.
"Entra primero, Juliette." Dijo con firmeza.
Su mamá le lanzó una mirada furtiva y Jun le sonrió a pesar de que el gesto le costó bastante.
La mujer entró al salón y al escuchar la puerta cerrarse nuevamente, su padre lo miró con ojos repletos de desprecio. Sintió cómo la postura de Nikolay a sus espaldas se endureció y sus feromonas se volvieron un tanto agrias, pero su padre pareció no notarlo.
"Trata de no decir tonterías ahí dentro. No lo tomaré de buena manera si me avergüenzas una vez más, Junne."
Se sentía extraño escuchar su nombre en boca del Alfa desde que había regresado. Siempre trató de no decirlo o de simplemente referirse a él como Omega, de forma despectiva.
Jun no respondió y extendió su mano para abrir la puerta y así alejarse de su padre—no podía respirar adecuadamente cuando estaba a su lado. Si embargo, no pudo hacerlo, ya que Ernesto lo agarró agresivamente del cabello y lo jaló hacia atrás con fuerza, haciendo que Jun sostuviera la de su padre en reflejo.
El dolor era insoportable y lágrimas se posaron en sus ojos automáticamente ante el repentino abuso.
"¿Entendido?" Jun asintió con dificultad bajo su agarre. El Alfa miró su estómago con asco y luego lo soltó. "Si te portas bien, hablaremos de ese... problema que cargas. Quizás lleguemos a un acuerdo."
Pero sabía que era mentira. Solo quería que no dijera algo que lo expusiera como la desagradable persona que era—el Alfa abusivo y controlador que era.
"¿Qué sucede contigo?" Le preguntó al alfa a sus espaldas, quien tenía una mirada que parecía querer aniquilar lo que pasara por su frente. Sus manos empuñadas con enojo.
"Nada, señor." Respondió Nikolay.
Ernesto lo miró por breves segundos, con sospecha en sus ojos, pero no había tiempo para investigar más el asunto.
"Entra." Le dijo a Jun después de abrir la puerta.
Una vez dio unos pasos dentro del salón de invitados, y sus ojos se agitaron. Dimitri se encontraba sentado en uno de los sofás para visitantes, quien le sonreía a su mamá a medida que hablaban. El Alfa se paró inmediatamente al verlo, en forma de respeto.
"Já, increíble." Pudo escuchar a su padre mofarse del gesto silenciosamente a sus espaldas, pero lo ignoró.
El Alfa le sonrió amigablemente y sintió una punzada en su corazón al ver reflejado al Alfa que era dueño de su aflicción en su expresión. Brendan se parecía mucho a su padre, la única diferencia era la tonalidad más oscura de su cabello y la piel que era un tono más oliva.
"Ciao, Junne. Ha pasado mucho tiempo." Saludó Dimitri, sus palabras sonaban algo sarcásticas puesto que hace a penas unos días se encontraba con los Russeau en Italia.
"Sí. Es grato poder verlo," No pudo fingir una sonrisa, y simplemente fue cordial. Esperó que fuera evidente que era la situación lo que lo tenía incómodo, y no el Alfa.
Su mirada se dirigió hacia las demás personas en el salón. De pie detrás de Dimitri había un Alfa que ya conocía, era uno de los guardaespaldas que usualmente veía en Italia, siempre acompañaba a Ambrose cuando salía, pero no recordaba su nombre.
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Laureles y Peonías
RomanceDespués de prácticamente ser ignorado por su familia por ser Beta, Junne se muda a otra ciudad para comenzar una nueva vida lejos de ellos. Pero al tratar de vivir tranquilamente, llama la atención de un Alfa dominante que está más que dispuesto en...