Extra 4 - Románticos sin esperanza

520 95 6
                                    

Ambrose no era conocido por tomar las mejores decisiones y esa noche de nuevo lo demostraría. La verdad era que se encontraba tan triste que quería salir de allí para despejar su mente.

¿Por qué era tan malo que un Omega saliera a socializar? Nunca entendió la insistencia de su padre en mantenerlo encerrado en la mansión, o controlar tanto sus salidas y con quién hablaba.

Se miró al espejo y suspiró lentamente, sus ojos estaban rojos, probablemente debido a lo mucho que había llorado.

Observó el reloj en la mesa de noche, eran las ocho de la noche y era probable que el Alfa aún estuviera en la tienda de su padre. No le había avisado a Viktor que saldría a verlo esa noche, pero el Alfa era afable de las sorpresas y estaba seguro de que estaría feliz de verlo.

Una vez se cambió a un lindo atuendo para salir de noche, arregló su cabello y se dirigió a la ventana. Nuevamente, tomó el mismo atajo y, una vez fuera de la propiedad, y al sentir la adrenalina calmarse, empezó a sentir el frío y se dio cuenta de algo muy crucial.

Olvidó llevarse un abrigo.

"Ahh mierda," caminó apresuradamente para así llegar a su destino lo antes posible—su casa no estaba tan lejos de las tiendas en medio del pueblo.
Además, no  era tan sensible al frío, no obstante la temperatura era tan baja que incluso un ruso tomaría precauciones.

Por suerte su suéter le permitiría tapar parcialmente su rostro y así anduvo las calles de la ciudad en búsqueda de su novio secreto. Dudaba que alguien lo reconociera, ya que había paseado por el lugar muy pocas veces, pero era mejor ser precavido.

Finalmente, llegó a la tienda de ropa donde Viktor era asistente de su padre. Era un establecimiento muy humilde, no obstante las piezas eran de calidad—Ambrose era un gran conocedor de la moda y se percataba de estas cosas.

Así conoció a Viktor, lo había visto por casualidad un día que había entrado a comprar ropa, y fue amor a primera vista.

El Alfa era guapísimo.

Se ocultó en la parte de atrás que daba al callejón y tocó en la ventana. El Alfa se volvió a ver la razón del sonido y sus ojos se abrieron como platos al ver que se trataba de Ambrose.

Se excusó de su padre, quien atendía a uno de sus clientes, y fue donde estaba el Omega.

Ambrose tenía una hermosa sonrisa en su rostro, la cual se esfumó una vez que vio la expresión en el rostro de Viktor.

"¿Cómo llegaste aquí solo?" Preguntó en un tono de alarma, y reclamo. "Es muy peligroso, Ambrose. Sabes eso..."

El Omega pestañeó confundido ante su tono. Era la primera vez que le hablaba así. "Quería verte..." murmuró cabizbajo y el Alfa suspiró.

Miró nuevamente dentro de la tienda y luego a Ambrose. "Vuelvo en un minuto, te llevaré a tu casa."

"No quiero ir a casa." Se quejó, lloroso. "... No quiero volver a ver a mi padre."

El Alfa lo miró sorprendido. "Espérame aquí. ¿Okay?"

Ambrose asintió y el Alfa entró al lugar a hablar con su padre. El Beta miró a la ventana y frunció el ceño al cruzar miradas con Ambrose.

"Te dije que dejaras de verlo, Viktor." Dijo en un alto tono, ya que la tienda estaba vacía en ese momento. "¿Qué harás si su padre se entera de que andas saliendo con su hijo Omega?"

".... Yo hablaré con él en el momento indicado."

"Víktor... es el jefe de la Bratva, te va a matar antes de que termines la primera oración."

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: 6 days ago ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Laureles y PeoníasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora