𝙼𝚒𝚝𝚜𝚞𝚢𝚊 𝚃𝚊𝚔𝚊𝚜𝚑𝚒 𝚡 𝚂𝚑𝚒𝚋𝚊 𝙷𝚊𝚔𝚔𝚊𝚒

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El narrador es nuestro costurero favorito

—¡Vamos, Taka-chan! —dijo Hakkai con una sonrisa mientras me arrastraba hasta el interior de la bolera.

Yo le seguí con una sonrisa y llevando a Luna de la mano
Yuzuha iba a mi otro lado, cargando a Mana.

Tras unos minutos esperando, nos dieron una pista para jugar. Hakkai estaba emocionado y, como sabía jugar bastante bien, se había traído unos guantes y sus propios zapatos.

Alquilamos unos zapatos para la tarde y senté a mis hermanas en los bancos frente a la pista. Me arrodillé frente a Mana y comencé a quitar sus zapatos. Luna ya había cambiado su calzado e intentaba atar sus cordones.

—¿Te ayudo, Luna?

Hakkai se arrodilló a mi lado, rozando nuestros hombros. Me sonrió y ató los cordones a la pequeña.

Mi corazón se aceleró durante unos momentos. ¿Por qué me sentía así últimamente? Me gustaría aclarar todo esto con él.
Siempre quería estar junto a mí y por supuesto no me molestaba. Al contrario, adoraba que pasara el día junto a mí. 

Algunos días, con la excusa de ayudarme a cuidar de mis hermanas, se quedaba a dormir a mi casa, eso era lo mejor. Él hablaba hasta la madrugada porque no podía dormir y aunque se disculpara por la mañana, me hacía feliz ser esa persona a la que le contaba todo. 

Salí de mis pensamientos cuando Hakkai se levantó y tomó la mano de Luna para llegar al principio de la pista.

—¿Queréis que os enseñe? —dije, agachándome al lado de mis hermanas.

—Prefiero que lo haga Hakkai —sonrió la pequeña—. A él se le da mejor.

Llevé mi mano a mi pecho, haciéndome el ofendido. 

—Debería enseñaros vuestro hermano —dijo Hakkai, algo avergonzado.

—No pasa nada —sonreí y me levanté. Antes de volver con Yuzuha, me acerqué a su hermano y le susurré en el oído—. Suerte, Hakkai.

Me senté junto a la sonriente Yuzuha, quien se inclinó hacía mí.

—¿Qué le has dicho a mi hermano? Parece un tomate.

—Solo le deseaba suerte —sonreí de lado, viendo como se le resbaló la bola entre sus dedos y caía de nuevo a las barras de metal donde descansaban.

Se colocó junto a Luna y le dio indicaciones de cómo lanzarla.

—¿Así?

—Si, solo debes lanzarla con fuerza, así —él lanzó la bola, pero al estar nervioso, resbaló y cayó al suelo.

Reí por lo bajo y miré a Yuzuha, quien había grabado la caída.

—Envíame el vídeo —reí y ella asintió con una sonrisa.

—Prefiero que me enseñes tú —dijo Mana, llegando a mi lado.

Sonreí y acaricié su mejilla. 
Llegamos junto a Hakkai, quien se estaba levantando del suelo.

—¿Estás bien? —le tendí la mano.

—S-si —dijo sacudiendo su ropa.

Siendo sincero, el resto de la tarde me lo pasé genial, no solo por pasar un tiempo con mis hermanas y mis amigos, sino porque necesitaba un respiro de todo y esa tarde me proporcionó un mínimo de tranquilidad.

—¿Vamos a mi casa? Aún no es tarde.

—Dudo que a Taiju le guste...

—Mejor regresamos ya —dijo Hakkai—, pero gracias, Taka-chan.

—No es nada, me avisan si pasa algo, ¿vale?

Ellos asintieron y nos despedimos.
Al llegar a casa, mis hermanas se echaron una siesta y, al estar solo, tuve un pequeño vacío en mi interior.

¿Me acostumbré demasiado a la compañía de Hakkai en las últimas semanas? Seguro que sería eso. Solo le echaba de menos... aunque le acababa de ver.

Aproveché que se quedaron dormidas en la sala para quedarme en nuestro cuarto, utilizando mi máquina de coser para terminar unos peluches que les estaba haciendo a mi hermanas.

Se me pasó por la mente una idea que me hizo detenerme.
Nunca le había hecho nada a mano a Hakkai. A veces le regalaba algo a ambos hermanos, pero nunca un solo detalle a él, algo con lo que se sintiera especial.

Pensé durante unos minutos y garabateé algo en mi libreta de diseños hasta que encontré el regalo perfecto.
Mientras buscaba los materiales necesarios me detuve, ¿qué estaba haciendo? Parecía un novio entusiasmado por regalarle algo a su pareja.

Hakkai solo era mi amigo, un buen amigo.

¿A quién engañas? Le amas mucho —mi propia mente respondió a mis cuestiones.

Cierto, quería a Hakkai de una manera diferente a la que quería a otros amigos. Él era especial.

Me pasé la tarde cosiendo y pensando en ese tema, con una pequeña sonrisa al recordar algunas de las reacciones del chico del pelo azul.
A veces se ponía nervioso cuando yo aparecía, le agradaba mucho estar conmigo y, según Yuzuha, me tenía de fondo de pantalla en su móvil.

Aún así, no quise hacerme ilusiones.

—Que más da, ya le hice esto —suspiré, sujetando la prenda frente a mí.

Era una chaqueta parecida a la que yo siempre llevaba.
Él no paraba de repetir que se veía muy bien y le gustaba, así que decidí hacerle una parecida.

Al día siguiente, me dirigí a su casa después de desayunar con mis hermanas y dejarlas en su colegio.
Aparqué la moto frente a su casa y esperé como cada mañana.

Escuché la puerta abrirse y levanté la vista, pero no encontré al Shiba que esperaba.

—Pero si es Mistuya... ¿qué te trae por aquí? —Taiju se acercó lentamente a mí.

—Solo vengo a recoger a Hakkai —dije mirándole, aún sentado en mi moto.

—Le dije mil veces que podría llevarle yo al Instituto, supongo que es lo que tiene ser odiado por tu propia familia.

—No pretendas que sienta lástima por ti, Taiju.

Volvió a abrirse la puerta y salió Hakkai, algo apresurado.

—Taka-chan... Lo siento, me retrasé —dijo en un tono bajo al llegar a mi lado.

Se montó detrás de mí bajo la mirada de desaprobación de su hermano.

—Tengan cuidado —dijo con una sonrisa cínica.

Aceleré antes de que dijera algo más y sentí un pequeño temblor a mi espalda. Hakkai estaba abrazado a mí.

—Tranquilo, no pasó nada.

No habló hasta llegar a su Instituto. El mío quedaba a unas calles de allí, así que paré y él se bajó de la moto.

—Hakkai —le llamé.

Él se dio la vuelta y dio un paso hacia mí. Me levanté y saqué de debajo del asiento una bolsa azul.

—¿Qué es esto?

—Un regalo por... Simplemente quería hacerte algo —rectifiqué.

—¡No hacía falta, Taka-chan!

Vio su contenido y me sonrió, con un leve sonrojo.

—Espero que te guste.

Palmeé su hombro y encendí el motor.

—Muchas gracias —susurró, agarrando la prenda entre sus manos.

Me marché mientras veía como su sonrisa no desaparecía al entrar al instituto.
Me sorprendí a mí mismo cuando noté que la mía no desaparecía.

Al fin y al cabo, si le tenía mucho aprecio a Hakkai.

𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora