𝙱𝚊𝚓𝚒 𝙺𝚎𝚒𝚜𝚞𝚔𝚎

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Narra Baji
Male Reader

—Mamá, ¿puedo hablar contigo? —me animé a decir mientras cortaba algunas verduras para hacer la cena.

—Claro, cariño —respondió ella.

—Verás... A mi.... me gusta alguien.

Ella me miró rápidamente y me sonrió.

—Me alegro, ¿cómo se llama?

—Es [Tn].

Pensé que la dejaría algo sorprendida, pero soltó una pequeña risita.

—Lo sabía —dijo—, desde que os vi juntos lo supuse. Hacéis buena pareja.

—¡Mamá! —dije avergonzado.

—¿Cómo te diste cuenta?

—Bueno, todo comenzó cuando íbamos a la biblioteca para estudiar hace unas semanas.

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[Tn] estaba en la misma clase que yo, por lo que a veces le pedía ayuda con los deberes para no molestar a Chifuyu.

Decidimos ir a la biblioteca para estudiar, pero estaba bastante lejos. No me quejé mucho, me gustaba pasear con él.

De repente vimos un gatito abandonado al lado de un contenedor de basura y rápidamente fui a tomarlo en brazos.

—Ve despacio o le asustarás —me advirtió [Tn].

Cogí al pequeño gato blanco, aunque con el pelaje sucio, entre mis brazos y noté que estaba algo magullado.

—Volvamos a mi casa —dije.

—Está bien, estudiaremos después de ayudarle —dijo mientras acariciaba su cabecita.

En casa no había nadie, lo que nos ayudó a cuidar mejor del gato sin tener distracciones.

Sin embargo, [Tn] se volvió una distracción para mí.
Verle tratar tan bien a ese gatito me hizo verle de una manera que nunca pensé que le vería.
Para mí era la persona más tierna en ese momento.

Después de curarle algunas heridas y lavarle, jugamos con él mientras estudiábamos un poco, pero no nos concentramos mucho.

—¿Debería quedármelo? —pregunté.

—Sería lo más inteligente. Ya sabes que no me dejan tener mascotas en casa.

—Cierto... pero puedes venir a verle siempre que quieras —le sonreí y casi muero al ver que me devolvió la sonrisa.

—Será como nuestro hijo.

Esa frase me hizo sonreír.

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—Pasamos la tarde juntos y por eso cuando llegaste del trabajo nos encontraste con un nuevo gatito.

Ella solo sonreía mientras le contaba la historia.

—Y a partir de ahí supiste que te gustaba él, ¿cierto?

Asentí y me pasó unos platos para poner la mesa.

—¿Qué piensas hacer?

—¿Con qué? —dije, saliendo de la cocina para dejar los platos sobre la mesa.

—¿Le vas a decir cómo te sientes?

Me apoyé en el marco de la puerta y suspiré.

—No creo que me corresponda —dije desanimado—. Solo seguiré cómo estamos ahora. Todo está bien así.

—Con el tiempo será difícil ocultarlo —respondió ella, dándome unos vasos.

—Lo sé...

Justo después de la cena, nos quedamos en la sala, viendo un programa hasta que ella se quedó dormida.
La tapé con una manta y entré en mi habitación.

Estuve un tiempo dando vueltas en la cama. La imagen de [Tn] aparecía una y otra vez en mi cabeza.

Decidí escribir lo que sentía en una libreta vacía, para así desahogarme.

Pasaron los días y pronto la libreta comenzó a llenarse. No sólo de pequeñas frases o enormes textos confesando mis sentimientos. También intenté hacer algunos dibujos, aunque no salían tan bien me causaba ternura.

Un día caminaba junto a [Tn] por la calle, pero nuestra charla se vio interrumpida por el sonido de unos motores.

Una pandilla que estaba en contra de ToMan comenzó a acorralarnos. Yo rápidamente comencé a defenderme y cuando dejé tumbados a unos cuantos me giré para ver a [Tn].

Justo uno de los tíos iba a golpearle con un bate de béisbol. Lo más sensato habría sido patearle o empujarle, pero mi primer reflejo fue lanzarme entre ellos, recibiendo el golpe en el brazo.

Grité al notar cómo mi hueso se partía. Aún así aguanté un poco más para poder acabar con ellos.

—Oi, ¿estás bien?

Puse una mueca de dolor al rozar con mis dedos mi antebrazo. Seguro me lo había roto.

—Vamos al hospital —dijo preocupado.

Unas horas después, caminaba junto a [Tn] y mi madre hacia casa.

—Ha sido muy irresponsable, Keisuke —me regañó ella.

—Lo siento...

—Fue para protegerme en una pelea, lo lamento —dijo [Tn].

—¿Eso es cierto, Keisuke? —ella sonaba enfadada, solo asentí—. Tienes que dejar este comportamiento. Está bien que estés enamorado, pero-

Paró de hablar de repente, dándose cuenta de lo que había dicho.

—Lo siento —susurró—. Voy a comprar algo en la tienda, seguid caminando hacia casa.

Nos quedamos en silencio unos segundos después de que se fuera. No me atrevía a hablar.
Jugueteé con la escayola que me habían puesto en el brazo mientras me animaba a hablar.

—No necesito una respuesta, solo... haz como si no hubieras escuchado nada —dije en un tono bajo.

—No creo que pueda hacerlo.

Bajé la mirada, esperándome lo peor.

—Creo que también me gustas, Baji.

Le miré rápidamente, sin creerme lo que había escuchado. Él tenía un leve sonrojo y una sonrisa en el rostro.

Esa tarde la pasamos en mi casa, mi madre nos hizo algo de comer como una disculpa por haber desvelado mi secreto, aunque acabó resultando bien.

[Tn] quiso firmar el yeso de la escayola, pero en lugar de eso puso muerte al estado, vivan los gatitos.
Literalmente iba a tatuarme esa frase.

Ese garabato fue el primero de muchos. Mis amigos la llenaron de frases, dibujos y demás cosas que quería ignorar.

Después de unos meses, [Tn] descubrió el diario donde apuntaba mis sentimientos y me confesó que tenía una igual para desahogarse cuando no para de pensar en mí.

El simple hecho de que él pensara en mí me hizo sentir ternura. Pasaría el resto de mi vida con él.

𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora