𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒 𝚁𝚒𝚗𝚍ō

Ambientado en el último futuro (puede contener spoilers del final del manga)
Parte 1/3
Narra Rindō
Female Reader

Llevaba una mañana algo ajetreada. Mi hermano me daba el coñazo con acabar de organizar las facturas del mes de nuestro local en el centro de Roppongi, así que en cuanto llegué a casa me puse a ello. Eran ya las seis de la tarde cuando al fin estaba acabando esa tarea que fácilmente podría hacer uno de nuestros empleados, pero Ran estaba molesto conmigo y me lo mandó hacer.

Fui a la cocina por algo de beber cuando sonó el timbre. Fui a la puerta principal y la abrí, encontrándome a una mujer con un plato cubierto con una servilleta en las manos.

—Hola, no me conocerás. Soy Yoshida [Tn].

—¿Eres nueva por el barrio?

—No, no me gustaría vivir en un barrio tan lujoso. Estoy cuidando la casa de mi hermano hasta el martes y había hecho un pastel—me ofreció el plato con una sonrisa.

—¿Y me lo das a mí?

—No he calculado bien la receta y pensé en repartir entre los vecinos.

Ladeé un poco la cabeza.

—¿Así sin más? —pregunté con curiosidad.

—Verás, crecí en una familia que siempre compartía, incluso cuando no teníamos mucho... En fin, espero que te guste, es pastel de frambuesa con crema de fresa y arándanos —dijo con una sonrisa.

—Bueno, gracias —sonreí.

Ella se fue con una sonrisa y la vi caminar hasta la casa de enfrente. Desde la ventana de la cocina la vi salir un par de veces más, siempre con algo en las manos que iba entregando a los vecinos.

Esa chica... Me parecía curioso que alguien pudiera ser tan amable y altruista. Ella no esperaba nada a cambio, solo... repartió la tarta como si nada.

Poco después volvieron a tocar a la puerta, pero esta vez era una compañía más odiosa.

—Hola, hermanito —sonrió Ran—. Venía a ver cómo te iba con las facturas, y te traigo algo de cenar.

Pasó como si fuera su casa y dejó las cosas en la cocina. Yo despejé la mesa para traer la comida, pero cuando entré en la cocina vi a mi hermano devorando la tarta de [Tn]. 

—No sabía que sabías cocinar —dijo con la boca llena—. Está riquísimo.

—No la he hecho yo, la ha traído una chica que cuidaba la casa de enfrente.

—Seguro que quería ligar contigo —dio otro bocado—. Dios que rico está, por favor, pídele salir.

—Le ha dado un trozo de tarta a todos los vecinos, así que no creo que haya hecho un pastel solo para hablar conmigo —me acerqué a él y le arrebaté lo que quedaba de tarta—. No te lo acabes, aún no lo he probado.

—¿Ha hecho un pastel y lo ha ido regalando?

—Lo sé, a mi también me ha sorprendido.

Ambos cenamos en la sala mientras hablábamos sobre poner alguna noche temática en el club. Cuando se hizo tarde, Ran se fue y yo recogí la mesa. Cuando iba a coger agua de la nevera, vi el pastel. Decidí acabarme lo poco que mi hermano no se había comido, y nada más que lo saboreé quise patear a Ran por dejarme tan poco. Era el pastel más rico que había probado, y eso que no suele gustarme el dulce.

Pasé unos días obsesionado con esa tarta, quería volver a probarla... o quizá quería volver a ver a esa chica, conocerla de verdad.
Recordé que se iba el martes de casa de su hermano, así que aproveché que aún estaba allí para pasarme.