𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝙱𝚊𝚓𝚒 𝙺𝚎𝚒𝚜𝚞𝚔𝚎

·Lost on you - LP·
Female Reader

Me escapé de mi habitación, mirando a mis espaldas para comprobar que nadie me veía.
Salí de casa con cuidado y caminé hacia el jardín delantero. Todo estaba bastante oscuro, pero me dirigí hacia la luz que despedían las motos.

Allí me esperaba mi novio con sus amigos. Al verme, sonrió de lado e hizo sonar el motor de su moto.

—¡Baji! Mis padres se podrían despertar, ¿estás loco?

—Loco por ti —me agarró de la cintura y me besó. Luego me dejó espacio detrás de él para que montara.

Condujeron por la autopista y la ciudad, y yo agarré la camiseta de Baji por la zona de su cintura, era una costumbre cuando montaba en moto con él.

—Oi, Baji, ¿hacemos una apuesta? —dijo Draken, parando a nuestro lado cuando un semáforo se tornó rojo.

—Claro.

—Gana el primero que llegue al santuario. Si pierdes, debes cortarte el pelo.

Baji tragó grueso y miró al frente, preparado para arrancar en cuanto pudiera.

—¿Y si tú pierdes?

—No creo que lo haga, escoge tú el castigo —dijo Draken, un poco arrogante.

—Deberás decirle a Emma-chan lo que sientes —dije con una sonrisa.

Eso despistó a Draken y Baji reaccionó primero cuando el semáforo indicó que podían pasar.

—¡Malditos!

Reí, escuchando como el resto se reía en la lejanía.

Llegamos al santuario Musashi antes que todos y esperamos arriba, donde se daría la reunión.
Estábamos sentados en las escaleras, él detrás de mí con mis brazos alrededor de mis hombros.

Acaricié mi mejilla contra su brazo y él sonrió. Acercó sus labios a mi mejilla y me besó, luego la chupó y después la mordió, quedándose así con una pequeña sonrisa.

—Eres mía y seguirás siendo mía —dijo, aún mordiendo levemente mi mejilla.

—Te amo —sonreí, acariciando su cabello.

Los demás llegaron un poco después. La reunión de esa noche no fue muy importante, solo estaban los altos cargos de la ToMan.
Para aclarar, yo también lo era. Era la capitana de una de las divisiones.

Cuando terminamos de hablar de esas cosas importantes, caminamos hacia las motos.

—¿Quieres quemar algún coche, amor?

—¿Alguien tiene un chicle para que se le pase el hambre a Baji? —pregunté preocupada.

—Hay uno en el suelo, ¿te sirve? —dijo Mikey.

Me mordí el labio y estuve a punto de pegarle.

Paramos en una tienda para comprar algo y nos quedamos en un parque, sentados sobre una mesa de picnic y mirando al cielo.

—Cuando seamos mayores, ¿recordaremos todo el peligro del que venimos? —dije, recordando algunas peleas importantes que tuvimos hace poco.

Realmente, anhelaríamos los días sin rendición de estos años.

—Cuando sea mayor quiero tener una tienda de animales —dijo Baji pasando el yakisoba a Chifuyu, este me pasó un paquete de patatas fritas y yo le di mi bebida a Baji, de la que bebió un sorbo.

—Todo lo que yo siempre quise fue a ti —susurré al oído del pelinegro y besé su mejilla, notando cómo sonreía.

Un tiempo después, Baji me llevó a casa.
Me despedí de él y entré en casa sin despertar a nadie.

Al día siguiente, nos encontramos en la escuela.
Yo estaba en otra clase ya que era un año mayor que él, pero se pasó por mi aula antes del comienzo de las clases.

Se puso algo celoso porque vio que un compañero se me acercó más de lo debido, pero tenía confianza con él y era normal, solo que Keisuke no se lo tomó bien.

A la salida me esperaba en la puerta de mi aula con el ceño fruncido.

—Vamos a mi casa a estudiar —dijo, pasando su brazo por mis hombros y llevándome a la salida.

Su madre nos saludó al entrar en casa del pelinegro, pero fui empujada a su habitación antes de que pudiera entablar una conversación con ella.

—¿Pero qué pasa? —dije, mirando cómo se tumbaba enfurruñado en su cama.

—Estoy celoso.

—Dije que no tienes por qué preocuparte.

Él suspiró y se bajó de su cama para sentarse en el suelo.
Me senté a su lado y me miró.

—Solo... dime que me amas más de lo que odias todo el tiempo.

—P-pero, amor... No te odio. Nunca lo haría...

—Pero hago cosas así y... siento que no te merezco. Siempre te preocupas por mí, pero yo te hago enfadar...

—No te preocupes, las relaciones son complicadas, pero estoy feliz de estar contigo.

Él me sonrió un poco y se acurrucó a mi lado.

—Abrázame como si nunca hubieras perdido la paciencia conmigo.

Sonreí y le abracé, zarandeándole un poco hacia los lados.

—Te quiero, lindo.

—Yo también te quiero, princesa.

Acabó deslizándose por mis brazos y se tumbó, con su cabeza sobre mis piernas.

Dejé un suave beso en sus labios y le sonreí.
Él se levantó un poco y besó mi mejilla para luego morderla.

—¿Por qué te gusta morder mis mejillas?

—¿Prefieres que te muerda en otro lugar?

Le sonreí y le besé, sintiendo sus manos pasar por mi espalda y me tumbó a su lado.