𝙷𝚊𝚒𝚝𝚊𝚗𝚒 𝚁𝚊𝚗

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·505 - Artic Monkeys·
Narra el trencitas
Female Reader

Ella me hacía débil, pero no en el mal sentido. Con ella era yo mismo, no necesitaba aparentar. Estar a su lado me aturdía, como un largo vuelo, aunque sentía esa sensación de felicidad, como cuando sabes que después de ese vuelo te espera algo increíble.

Ella me hacía sentir todo eso y más, por eso cuando llegó una noche llorando a mi casa, quise quemar el mundo solo para que nada pudiera hacerle llorar jamás.

—¿Qué pasó, mi vida? —ella respondió con un sollozo y se lanzó a mis brazos, llorando más fuerte—. ¿[Tn]? Por favor dime qué ha pasado, me estoy asustando.

La acompañé a mi habitación y se sentó sobre mi cama. Rápidamente fui a la cocina y puse a hervir algo de agua para hacer té y así calmarla. Cuando me di la vuelta, ella apareció de la nada y me abrazó de nuevo.

—No quiero estar sola ahora —susurró.

—Está bien... Ven, siéntate aquí.

La guié hasta la mesa de la cocina, se sentó en una silla y me arrodillé frente a ella con las manos sobre sus piernas mientras ella limpiaba sus lágrimas.
Esperé pacientemente hasta que estuvo preparada para hablar. 

—Ha habido otra pelea en casa. No podía estar ni un minuto más allí, lo siento por venir...

—No te preocupes por eso —besé su frente y aparté un poco el pelo de su cara.

La tetera sonó y yo me levanté para echar el agua en la taza.

—¿Quieres hablar de ello o prefieres distraerte?

—Estaría bien distraerme un poco —dijo ella mientras yo me daba la vuelta y ponía la taza en sus manos—. Muchas gracias.

—No es nada —sonreí y besé su frente.

A pesar de lo que ella había pasado esa noche, me sonrió. Ella siempre me sonreía incluso cuando su mundo se desmoronaba, porque yo era su salvavidas. Y ella el mío. Porque odiaba cuando estaba triste, me destrozaba verla llorar, pero con solo una mirada, una leve sonrisa,  me hacía ver el mundo de otra forma. La adoraba tanto, era lo único por lo que luchaba. Incluso la seguiría amando con sus manos alrededor de mi cuello.

Sonaba muy cursi, pero eso es lo que sentía por [Tn].

Cuando ya estuvo más calmada, nos dirigimos al salón y nos tumbamos abrazados, ojeando las posibles películas que podíamos ver.

—Creo que tengo algo de picar, ¿te apetece?

—¿Tienes palomitas?

—Siempre tengo por si vienes de visita —sonreí cuando la vi sonrojarse y fui a la cocina a por ellas.

Al final, acabamos viendo una de nuestras películas favoritas, aunque ella se quedó dormida a la mitad. Le llevé a la cama y, como la noté algo fría, le puse una de mis sudaderas.
Me acosté junto a ella y concilié el sueño más rápido de lo que me esperaba.

Por la mañana, algo de luz se colaba por la ventana, así que me levanté para cerrar las cortinas cuando ella habló.

—Deja que entre algo de sol.

Me giré y la vi tumbada sobre la cama, mirándome con una sonrisa, los ojos cansados y el pelo alborotado mientras tenía las manos entre sus muslos para conseguir calentar sus manos.

Su mirada me dejó helado, había tanto amor en ella...

Me acerqué a la cama y la agarré de las mejillas para incorporarla y así plantar un beso apasionado sobre sus labios.

—¿Y eso? —preguntó riendo cuando me separé de ella y seguí dándole besos por las mejillas.

—¿Qué esperabas? No me puedo resistir cuando me miras así.

Ella río y abrazó mi torso con sus piernas, echándose para atrás para acabar tumbada sobre la cama, conmigo arriba de ella.

Ahora fue ella quien dejó pequeños besitos por toda mi cara. Yo solo podía sonreír y abrazarla más fuerte, sintiéndola más cerca.

Unos minutos después, nos levantamos y nos hicimos algo para desayunar. Para su suerte, yo cocinaba increíblemente bien. Así que le preparé su desayuno preferido y ella preparó el café de mientras.

Nos comimos las tostadas francesas con mermelada mientras hablábamos de lo que podíamos hacer durante el día.
En ese momento, Rindō llegó del gimnasio. Solía levantarse temprano para que estuviera casi vacío.

—Buenos días, [Tn]. ¿Todo bien?

—De maravilla, gracias a tu hermano.

Le sonreí y besé su frente mientras retiraba los platos vacíos de la mesa.

—Al menos hay alguien en esta casa que lo soporta.

—¿Eso a qué viene ahora? —me defendí.

—Ayer deberías haber hecho la colada.

—Un error lo tiene cualquiera.

—Eres odioso, Ran.

Alboroté el pelo de mi hermano mientras caminaba junto a la puerta para ir a ducharse.

—¿Entonces quieres ir de compras hoy? —preguntó [Tn].

—O podemos quedarnos aquí, ver una peli...

—Te quedarás dormido —se quejó.

—Ayer tú te quedaste dormida—alcé una ceja.

—Un error lo tiene cualquiera —copió mi argumento contra mi hermano.

Fruncí el ceño y ella me dio un beso corto.

—Venga, yo te invito a comer.

—Eso no está mal —sonreí y agarré su cintura para darle algunas vueltas en el aire para hacerla reír. Quería ver esa sonrisa siempre.

Pasamos la tarde por el centro, mirando en tiendas, comprando algunas prendas, y en un momento de la tarde solo entramos en tiendas de decoración, imaginando cómo sería nuestra futura casa. Ella tenía un brillo muy bonito en sus ojos mientras lo decía. 

[Tn] ansiaba salir de su casa y de ese ambiente, aunque no lo dijese. Y yo estaba dispuesto a darle un hogar seguro para sanar sus heridas.

𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora