𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ

𝚃𝚊𝚌𝚑𝚒𝚋𝚊𝚗𝚊 𝙽𝚊𝚘𝚝𝚘

·Sucker - Jonas Brothers·
Male Reader

Mi último año en la academia de policía y seguía sin agradarle a mis superiores.
Siempre me metía en líos por cualquier motivo y acabé siendo el más odiado por todos los instructores.

Sin embargo, él era todo lo contrario. Naoto era el favorito de todos.
Y aún siendo tan diferentes, éramos mejores amigos.
Desde pequeños habíamos seguido el sueño de ser policías, y en un año lo conseguiríamos.

Después de cenar, nos fuimos a la habitación que compartíamos.
Él estaba estudiando mientras yo hacía algunas dominadas en el marco de la puerta.

—¿Cómo lo llevas? —dije, caminando hacia él mientras secaba mi frente con mi camisa.

Me senté a su lado, pero no me respondió. Cuando estudiaba se concentraba mucho y casi nunca me contestaba. 
Aproveché para mirarle. Su perfil era simplemente perfecto. Su ceño estaba levemente fruncido, quizá no entendía sus apuntes.

—Estoy agotado —respondió por fin, alejándose del escritorio y tumbándose en la litera de abajo.

Su camiseta se levantó un poco y desde mi posición pude ver la v que formaba en la parte baja de su abdomen.

Me obligué a apartar la vista. Hacía unos meses que comencé a verle de esa forma, pero no quería estropear nuestra amistad.

—¿Te apetece salir un rato? Podemos correr un poco.

—Está bien —accedí.

Unos minutos más tarde, ya corríamos en el exterior.
Naoto era mucho mejor que yo en todo y las actividades físicas no eran la excepción.
Iba un par de metro por delante de mí, apenas podía seguir su ritmo.

El silencio que había, solo interrumpido por el impacto de los zapatos al correr, me ayudó a pensar.

Naoto era mi mejor amigo, si. Pero comencé a sentir algo por él. Sólo es atracción, no estoy enamorado de él... por ahora.

Desde hace unos meses mi mente no para de pensar en él. Comencé a restarle importancia y seguir ciegamente a mi corazón, pero eso me llevó a sentir mucho más y a actuar como un idiota en algunos momentos.

Aunque era diciembre, tras media hora corriendo, ya sentía el calor por mi cuerpo.

Comencé a sentir suaves golpeteos contra mi piel y el suelo comenzó a mojarse de pequeñas gotas.
Cuando comenzó a llover más, Naoto se refugió bajo un techo y yo le seguí.

El pelo se pegó a su frente y su camiseta se ajustó a su cuerpo.
Fue difícil desviar la vista.

—Será mejor que nos quedemos aquí un rato.

En ese momento, mi cerebro decidió comportarse como un estúpido.

—¿Por qué? Ya estamos mojados —dije con una sonrisa mientras caminaba hacia atrás y me exponía a la lluvia.

Él rio y miró hacia los lados, esperando no encontrar a ningún oficial. Entonces caminó hacia mí.

Lo que nadie sabe de Naoto es que no siempre era el chico perfecto.
En momentos como este dejaba de lado las formas y se entregaba a la estupidez.
No le importó llegar empapado a la habitación, ni siquiera pillar un resfriado.
En ese momento solo le importaba pasarlo bien con un amigo.

Un amigo...

Entonces pensé que era mejor ocultar lo que sentía por él y dejarlo pasar. No quería acabar con nuestra amistad.

Pasamos un tiempo bajo la lluvia hasta que volvimos a nuestra habitación.
Entramos riendo y empapando el suelo, pero en ese momento no nos importaba.

Las luces de la habitación estaban apagadas, como todos los días después de las nueve de la noche, así que tuvimos que cambiarnos a oscuras.
Aún así había algo de claridad gracias a la ventana.

Esa luz fue suficiente para ver el contorno del chico, sus abdominales levemente marcados, su perfil...
Dios, como pensé que podía dejar pasar lo que siento...

Naoto me pilló mirándole y me morí de vergüenza.
Aparté la mirada rápidamente, pero él se acercó y agarró mi barbilla para que le mirara. Eso provocó que mi cuerpo se calentara.

—Te conozco, [Tn], Me he dado cuenta de lo que pasa, lo haces demasiado obvio.

—Yo no...

—Sientes algo por mí...

—¿Y qué pasa si es así? —dije levantando la vista orgulloso.

—Ahí está de nuevo tu verdadero yo —rio—. El [Tn] orgulloso de siempre...

Se acercó poco a poco a mí hasta rozar sus labios con los míos hasta que se separó un poco.

—Puede que también me gustes —susurró.

No aguanté más y le besé. Literalmente fue lo mejor que hice en mi vida.
La confusión y culpa por sentir algo hacia mi mejor amigo se disiparon cuando él devolvió el beso.

Nos separamos tan rápido como pudimos cuando escuchamos la puerta abrirse. Disimulé como pude mientras veía al instructor mirarme con desaprobación.

—¿Qué significa esto? ¿Por qué está el suelo mojado?

Antes de que le respondiera con sarcasmo, Naoto respondió por ambos.

—Salimos a correr para entrarnos ya que hay una pruebas físicas en unas semanas. No se preocupe, limpiaremos todo antes de dormir, señor.

Paseó la vista entre ambos y asintió antes de marcharse.

—Vamos, vístete —dijo con una sonrisa, tirándome una camiseta seca a la cara para que reaccionara.

Sonreí y me la puse antes de ayudarle a secar el suelo.