𝚂𝚑𝚒𝚋𝚊 𝚃𝚊𝚒𝚓𝚞🔥

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·Church - Chase Atlantic·
⚠️Smut (sexo explícito) y lenguaje vulgar⚠️
Male Reader

No tenía sentido seguir asistiendo a misa los domingos.
Hacía un tiempo que abandoné mis creencias y me acepté a mí mismo. 

Yo era gay y no podía soportar más comentarios homofóbicos entre mi madre y sus amigas a la salida de la iglesia.

—Vamos, [Tn] —sonó una voz gruesa a mi lado.

Claro, él era la única razón por la que venía a la iglesia.

Sabía perfectamente la clase de persona que era Taiju y lo profundamente arraigado que tenía la homofobia, pero no pude evitar tener sentimientos.

A pesar de pasar tiempo en su casa con sus hermanos, no le veía mucho entre sus reuniones con la pandilla y las veces que iba a la iglesia, por eso me vi obligado a acompañarle.
No era muy católico ir a beber a un bar después de rezar un poco, pero a él le gustaba y obviamente no iba a dejarle solo.

Fue curioso ver al predicador de la iglesia en aquel bar, pero solo lo ignoré y bebí hasta que las bebidas se acabaron. Más bien hasta que nos echaron porque Taiju se peleó con un par de tipos y los dejó inconscientes.

—Te llevaré a casa —dije. Yo sólo había bebido un par de copas, pero él se pasó.

Lo monté en mi coche y conduje hasta su casa.
Comenzó a llover poco después y al salir del coche nuestra ropa se mojó un poco.
Al entrar a casa, no vi a nadie.

—Es verdad... Mis hermanos están en casa de un amigo, ese Mitsuya... Creo que a mi hermano le gusta —dijo con disgusto.

Le ayudé a entrar en su habitación, pero chocó con el marco de la puerta y se apoyó en la pared para recomponerse.

Miró al techo, intentando desvanecer los efectos del alcohol inútilmente. Para lo único que sirvió fue para ponerme caliente.

Su cuello estaba al descubierto y un par de gotas corrían hacia abajo, escondiéndose en su camiseta.
Su prominente nuez se veía perfectamente... quería pasar mi lengua por ahí.

No bajaba su mirada, solo cerró los ojos y respiró pesadamente.
Sus pectorales se marcaban en la camiseta casi mojada y solo me calentó más.

Solo tardé unos segundos en mandar todo a la mierda.

Me acerqué a él y froté lentamente mi mano por su entrepierna, buscando excitarle.

—¿Qué haces? —sonó intimidante, pero alcé la mirada, retándole, mientras seguía con mis movimientos.

—Creo que es obvio, Taiju...

—Estoy a punto de llevarte de vuelta a la iglesia.

Reí un poco, me causó gracia esa pequeña amenaza.
Mi sonrisa no se fue al ver que mi roce daba resultado.

—No soy gay —dijo, aunque seguro utilizó otra palabra, mi cerebro escuchó esa.

—Bueno, parece que algo aquí abajo no está de acuerdo —susurré.

Seguí mis movimientos y me pareció bien que no me dijera que parara, así que colé una de mis manos por su camiseta y palpé sus abdominales.

Mi erección comenzó a molestar, pero no quería prestarle atención, solo quería darle placer a ese hombre.

Me arrodillé frente a él y me dedicó una sonrisa ladina.

—Te has arrodillado... pero supongo que no para rezar.

¿Este señor solo piensa en la religión o qué?

Desabrochó su pantalón poco a poco y en cuanto pude saqué su miembro a la vista.

Sin importarme su gran tamaño, lo metí en mi boca y comencé a chuparlo.
Se puso más y más duro, tanto que me costaba recibirlo. Me ahogaba en ciertos momentos.

Lo saqué de mi boca para levantarme, pero de pronto sujetó mi nuca y dejó su miembro en lo más profundo de mi boca, cortándome el aire.

—Vas a quedarte así aunque las rodillas te duelan.

Eso me calentó de sobremanera y moví mi lengua por su falo hasta que se separó un poco, dejándome respirar de nuevo.

Puede que fuera por el alcohol, pero él lo estaba disfrutando como nunca.

De un momento a otro agarró mi brazo y me puso de pie.
Me miró desde arriba, amenazante, mientras caminaba, obligándome a andar de espaldas hasta llegar a su cama.
Me empujó y caí sobre esta, rebotando un par de veces.

Desabrochó mi pantalón y jaló de él con fuerza, dejándome a su merced.
Puso mis piernas en sus hombros, besó mis muslos mientras me miraba fijamente.

Su miembro rozaba mi entrada y yo me moví un poco para sentirle más.
Esto hizo que me diera una cachetada en el interior de mi muslo, muy cerca de mi miembro.

—Quieto —murmuró.

No le hice caso y seguí moviendo mis caderas.
Él gruñó mientras acercaba su rostro al mío y soltó una risita.

—Voy a darte duro hasta que duela, ¿te parece bien? —preguntó, aunque realmente no le importaba mi respuesta.

Asentí lentamente mientras acercaba mis labios a los suyos. Apenas unos segundos después sentí su miembro entrando lentamente en mí.

Gemí cuando estuvo dentro por completo. Luego comenzó a moverse, apretando sus dedos alrededor de mis piernas.

Sus gruñidos y gemidos llegaron a mis oídos y arqueé mi espalda ante la sensación.
Comenzó a llegar más profundo si es que eso era posible.
Sentía que su miembro iba a romperme, además del choque de nuestros cuerpos que me provocaba un dolor placentero.

Intenté besarle un par de veces, pero esquivaba mis labios mientras besaba mi cuello. Hasta que agarré sus mejillas y le besé profundamente.
Al parecer le encantó, porque no se apartó de mis labios ni un solo segundo.

Siguió embistiéndome una y otra vez. Lo hicimos en distintas posiciones hasta que no pudimos más.
Cayó a mi lado y se durmió unos segundos después. Yo esperé unos minutos y me dirigí con las piernas temblorosas hacia el baño. Me duché y regresé a la habitación, solo con una de sus camisas.

Por la mañana, me desperté y no le vi en la cama, apareció unos segundos después, pasando una toalla por su pelo húmedo.

—¿Qué haces aquí... solo con una de mis camisas?

—No te acuerdas de anoche, ¿eh? —dije con una sonrisa ladina.

Me acerqué a él y pasé mi mano por su nuca, acercando su rostro al mío.
Abrió los ojos, recordando lo que hicimos.

—Bien, ahora te acuerdas —reí—. Sé que te pesará la conciencia... Tranquilo, no confesaré nada.

—Eso está bien.

—Aunque necesitaré algo a cambio.

Me miró confuso.

—¿Quieres que no cuente que hemos follado? —él asintió—. Bien, solo quiero que esto se repita siempre que yo quiera.

—Estás loco... No me acuesto con-

—Cuida esa lengua, Taiju, o tendré que recordarte dónde estuvo anoche —dije abriendo un poco el cuello de la camisa, dejando ver las marcas que dejó.

—Hijo de puta...

A partir de ahora tendría que medir muy bien sus pasos.
Sonreí mientras recogía mi ropa del suelo.

—Nos vemos, Taiju —dije con una sonrisa ladina, caminando fuera de la habitación.

𝙏𝙊𝙆𝙔𝙊 𝙍𝙀𝙑𝙀𝙉𝙂𝙀𝙍𝙎 - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora